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Por Diego Fischerman ![]() El grupo con el que Barbieri vuelve a tocar en Argentina después de 8 años está conformado por el bajista argentino Adalberto Cevasco, Robert González en batería, el percusionista Richard Flores y Eddie Martínez en piano. Lo que suceda en el escenario posiblemente no tenga nada que ver --lo mismo sucedió en su anterior visita-- con el disco que acaba de sacar. Un CD que él mismo se ocupa de desvalorizar diciendo cosas como "de algo hay que vivir". Lo cierto es que Qué pasa, en el que la figura del tecladista y productor Philipp Saisse resulta tan omnipresente como desagradable, está muy lejos del Barbieri de El pampero, The Third World, Fenix, Bajo fuego y Bolivia. Estos álbumes, ahora reunidos en una caja magnífica que incluye unos cuantos inéditos, mostraban a un saxofonista de sonido amplio, de un fraseo de larguísimo aliento e imaginación incontinente. Y el Gato, en vivo, suele retomar esos carriles. Los mismos que lo convirtieron, después de Symphony for Improvisers --grabado en 1966 por el trompetista Don Cherry, junto a Ed Blackwell (dos ex del saxofonista Ornette Coleman), Pharoah Sanders, Ed Blackwell, Karl Berger, Jenny Clark y Henry Grimes-- en una de las figuras más importantes del jazz. Otro disco posterior, Liberation Music Orchestra, del contrabajista Charlie Haden y con arreglos de Carla Bley --registrado en 1969--, lo ponía nuevamente en el centro de la escena. Allí también aparecía Cherry y, con él, otros de los que habían formado parte de la formidable escuela brindada por los grupos de Ornette: el saxofonista Dewey Redman y el propio Haden en contrabajo. Ahora está sobreponiéndose de la terrible depresión sufrida después de la muerte de su mujer. Su último disco no le gusta para nada. Pero está de vuelta y dispuesto a probar, sobre el escenario, su nueva vida.
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