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LAS CIFRAS DEL PBI QUE ROQUE FERNANDEZ TODAVIA NO SE
ANIMA A RECONOCER PUBLICAMENTE
Economía tendrá cero en crecimiento

En el Palacio de Hacienda ya revisaron los pronósticos del PBI y los resultados dan que no habrá variación. Con estas cifras, en abril deberán negociar con el FMI otro plan fiscal que incluiría un nuevo recorte de gastos. Menem no quiere reconocer la recesión y mucho menos anunciar más ajuste.

Pronóstico: “Si se frena la crisis en Brasil, la hipótesis de crecimiento para el ‘99 debe ser modificada a una cifra de 0 a 1 por ciento”, aseguran en Economía.

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El ministro Roque Fernández junto a su mano derecha, el secretario de Hacienda, Pablo Guidotti. Ambos decidirán dónde cortar gastos.


Por Maximiliano Montenegro

t.gif (862 bytes) Pese a que no lo admite públicamente, en privado Roque Fernández reconoce el impacto de la crisis brasileña sobre el nivel de actividad en Argentina. En secreto, sus funcionarios ya trabajan con un nuevo pronóstico de la evolución del PBI para este año: entre 0 y 1 por ciento. El número surgió de las reuniones reservadas que mantuvieron en las últimas dos semanas los técnicos del Ministerio con los principales colaboradores de Roque. La cifra es conservadora, ya que los principales consultores hablan de recesión y estiman que habrá una caída del producto. Pero en Economía se guardan una carta sorpresa para justificarla. No lo van a confirmar sino hasta la primera semana de abril, cuando arribe a Buenos Aires la misión técnica del FMI con la que se renegociará un nuevo ajuste fiscal. Sobre la base del nuevo pronóstico, habría en el año 1500 millones de pesos menos de recaudación de lo esperado.
El lunes de la semana pasada, el jefe de asesores de Roque, Miguel Kiguel, declaró a los periodistas acreditados en el Ministerio de Economía que “la economía va a crecer menos de 2,5 por ciento”, el número que figura en el acuerdo de facilidades extendidas revisado con el Fondo Monetario en diciembre. La confesión de Kiguel no sólo cayó mal en el ala política del Gobierno (el secretario de Jefatura de Gabinete, Miguel Solé, lo llamó “incontinente verbal”) sino en el propio equipo económico: al otro día, el viceministro Pablo Guidotti no le dirigió la palabra en la reunión de gabinete económico.
Kiguel no hizo más que blanquear lo que se venía conversando puertas adentro en el Ministerio. Pero el enojo de sus pares apuntaba en dos sentidos: por un lado, ese mismo martes se trataba en el directorio del FMI el acuerdo que tenía como meta un crecimiento del 2,5 por ciento. Por otro lado, menor crecimiento significa menor recaudación tributaria y, en consecuencia, la necesidad de más ajuste fiscal para cumplir con el FMI. Justo cuando Menem prepara el terreno para la aventura reeleccionista y empieza a calentarse la campaña electoral, lo último que quiere el presidente es tener que anunciar medidas de austeridad fiscal y, encima, reconocer públicamente que hay recesión. Por eso, el propio Menem ha insistido, más de una vez en las últimas semanas, que pese a lo que dicen los economistas “vamos a crecer más de 3 por ciento”.
“Miguel se cortó solo para no quedar descolocado frente a los bancos de inversión”, comentaron en el Palacio de Hacienda, conocedores del interés de Kiguel por cuidar su perfil técnico y asegurarse un promisorio futuro en la actividad privada.
Por ejemplo, Ricardo López Murphy dice que la caída del PBI será de “por lo menos” 2 por ciento y Daniel Novak, de CEdEI, predice una retracción del 4 por ciento. En tanto, los economistas de los grandes bancos de inversión también anticipan recesión: por caso, el Santander prevé una baja del producto del 3 por ciento y el HSBC–Roberts del 2 por ciento. Con estos pronósticos, la tasa de desempleo aumentaría por lo menos 2 puntos, por arriba del 15 por ciento, aunque algunos, como el economista radical Roberto Frenkel, arriesga que podría volver al 18 por ciento de 1995.
Lo cierto es que, por orden de Roque, el viernes de la semana pasada el secretario de Programación Económica, Rogelio Frigerio, se reunió con 15 expertos en cuentas nacionales del Ministerio para examinar la temperatura de la economía. Luego, Guidotti, Kiguel y un selecto grupo de asesores analizaron las cifras. De esas reuniones surgieron las siguientes conclusiones:
ron2.gif (93 bytes)  “Si no hay un recrudecimiento de la crisis en Brasil, la hipótesis de crecimiento para este año debe ser modificada a una cifra de entre 0 y 1 por ciento”.
ron2.gif (93 bytes)  “La hipótesis de cero por ciento (estancamiento) es muy probable, pero no hay por qué aceptar que habrá una caída del PBI como afirman los consultores privados”.
ron2.gif (93 bytes)  Para justificar este piso, los funcionarios confían en el cambio de base del PBI que se anunciará en un mes: hasta ahora, la serie del producto se calcula a partir de la estructura productiva de 1986, pero la nueva serie tomará como base el año 1993, en el que el peso del sector servicios era mucho mayor. Como la crisis internacional está golpeando más a los llamados sectores transables como el agro y la industria, entonces la recesión se notará menos en la nueva serie (ver aparte).
ron2.gif (93 bytes)  Otro argumento para no efectuar un retoque mayor en las cifras es que el propio Fondo Monetario fue hasta ahora benévolo al considerar el impacto de la devaluación brasileña sobre Argentina.
ron2.gif (93 bytes)  Así consta en un documento especial sobre el tema del FMI, evaluado en el directorio del organismo, durante la sesión en que se aprobó el programa argentino. El informe, remitido inmediatamente por el representante argentino ante el Fondo, Guillermo Zocalli, al viceministro Guidotti, destaca que, a diferencia del Tequila, no hubo contagio de la crisis sobre el sistema financiero. Y relativiza que los efectos sectoriales (por ejemplo, sobre autos y alimentos) tengan repercusión muy significativa sobre el conjunto de la economía.
ron2.gif (93 bytes)  Pese a lo que se palpa en la calle, en Economía se niegan a hablar hoy de recesión, aunque reconocen que “es cuestión de tiempo” para que ello ocurra. “No está claro si estamos hoy en recesión. Algunos expertos dicen que es necesario que haya dos trimestres seguidos de caída del PBI desestacionalizado, con lo cual ya estaríamos en recesión (en el tercer y cuarto trimestre del ‘98 el PBI desestacionalizado cayó contra el trimestre anterior). Pero otros dicen que tienen que computarse dos trimestres de caída contra igual período del año anterior.” En ese caso, recién el equipo de Fernández admitirá que hay “recesión” cuando se conozcan las cifras del primer trimestre de este año.
ron2.gif (93 bytes)  Sea como fuere, los llamados “indicadores líderes”, que anticipan el nivel de actividad futuro, muestran que recién hacia agosto o septiembre podría empezar una recuperación del consumo y la inversión.
Roque Fernández “sinceró” con sus colaboradores que éste será un año de estancamiento, muy distinto al dorado final de mandato que imaginaba para Menem en septiembre pasado, cuando le puso al Presupuesto una meta de crecimiento del 4,8 por ciento, luego reducida al 3,0. Ahora, sólo le resta sincerar el ajuste que deberá negociar con el FMI en los primeros días de abril.

 

Claves

ron2.gif (93 bytes)  Roque Fernández “sinceró” con sus colaboradores que este será un año de estancamiento.
ron2.gif (93 bytes)  Muy distinto al dorado final de mandato que imaginaba para Menem cuando fijó en el Presupuesto una meta de crecimiento del 4,8 por ciento.
ron2.gif (93 bytes) Sus funcionarios ya trabajan con un nuevo pronóstico de la evolución del PBI: entre 0 y 1 por ciento.
ron2.gif (93 bytes)  El escenario en el que el PBI no crece fue considerado como “el más probable” por los técnicos del Ministerio.
ron2.gif (93 bytes)  En el acuerdo con el FMI figura una meta de crecimiento del 2,5 por ciento. Menor
crecimiento significa
menos recaudación y más déficit fiscal.
ron2.gif (93 bytes)  Con el nuevo pronóstico habría que cubrir 1500 millones de pesos menos de
recaudación.
ron2.gif (93 bytes)  Entonces, ahora a Roque sólo le resta sincerar el ajuste que deberá negociar con el FMI en los primeros días de abril.

 

Maquillaje para embellecer

En menos de un mes el Ministerio de Economía dará a conocer una modificación importante en las estadísticas oficiales. Se cambiará la base de cálculo del PBI del año 1986 al año 1993. De otro modo: se modificará la estimación de toda la serie histórica tomando como referencia la estructura económica del año ‘93, relevada por el Censo Económico del ‘94. La novedad tiene su repercusión en la coyuntura, ya que suavizaría el impacto de la recesión sobre las estadísticas.
La cuestión es la siguiente. En el cálculo del ‘93 tienen un peso mucho mayor los servicios que en las cifras del ‘86, que se utilizan actualmente. Precisamente, la crisis hoy esta golpeando mucho más a la industria y al agro que a los servicios. Así lo confirman los datos que difundió esta semana el Ministerio: en el último trimestre del ‘98, mientras la actividad de los sectores productores de bienes cayó 1,7 por ciento, la de los servicios aumentó 2,3 por ciento. El balance fue una baja del PBI del 0,5 por ciento, pero con la nueva base (que pondera más a los servicios) el resultado podría haber sido incluso positivo.
Esta revisión de las cuentas nacionales, que favorecerá la posición oficial para no ajustar los pronósticos del PBI tanto como quisieran los consultores privados, en realidad se viene planeando desde 1996 con indiscutible rigurosidad técnica. El coordinador de la tarea es el economista Fernando Cerro, un ex CEPAL que llegó al Ministerio en 1992 de la mano del ex secretario de Programación Juan Llach. Cerro participó entonces de la reestimación del producto que realizó la CEPAL a pedido del Gobierno. Y actualmente ocupa el puesto que dejó vacante Martha Blanco, quien desde mediados del año pasado no conduce más el área de cuentas nacionales y renunció al Ministerio en diciembre.

 


 

EN ABRIL, SE RENEGOCIARA UN NUEVO PROGRAMA CON EL FMI
Se prepara Roque Mano de Tijera

t.gif (862 bytes) Roque Fernández deberá negociar con la misión del FMI que desembarque en abril la reprogramación del acuerdo firmado con el organismo. Se descuenta que los técnicos que dirige Teresa Ter Minassian, la estricta funcionaria del Fondo, estarán esta vez dispuestos a flexibilizar en cierta medida las metas de déficit fiscal. Pero aún así, parece casi imposible que Roque pueda esquivar el anuncio de un nuevo recorte del gasto público.
Con la proyección de estancamiento de la economía, con la que trabajan en el equipo de Economía, los números de recaudación fiscal dan una caída tan importante que sería imposible que el FMI aceptara elevar en esa magnitud el déficit fiscal. Por cada punto menos de crecimiento del PBI, en el Ministerio calculan un faltante de recaudación tributaria del orden de 600 millones de pesos anuales. Teniendo en cuenta que la economía permaneciera estancada (0 por ciento del PBI), entonces habría 2,5 puntos menos de PBI de lo que figura en el actual acuerdo firmado con el Fondo. En otros términos, funcionarios y técnicos del FMI deberán sentarse a discutir cómo se cubren los 1500 millones de recaudación faltantes.
El acuerdo actual establece que el déficit fiscal sería durante este año de 2950 millones de pesos. En realidad, originalmente, en setiembre, se había fijado un techo de 2500 millones, pero en diciembre el límite tuvo que relajarse en 300 millones, ya que entonces los funcionarios argentinos se percataron que la crisis internacional restaría recursos fiscales. El secretario de Hacienda, Pablo Guidotti, le dijo a este diario el lunes pasado que la flexibilización en las metas de déficit fiscal ya se había hecho una vez y que no se repetiría.
Si fuera así, Menem tendría que asumir en el último año de mandato el apretón fiscal más grande de todo su gobierno. Sin embargo, se especula con que los técnicos del Fondo estarán dispuestos a elevar un poco la meta de déficit y que el resto lo tendrá que aportar el Gobierno con más ajuste que, como anticipó Guidotti, no vendrá con subas de impuestos sino con recortes del gasto público.

 


 

Los une el espanto más que el amor al Mercosur

Los industriales del bloque se reunieron en Montevideo para evaluar el impacto de la devaluación del real. Los brasileños no cedieron ante sus pares y todo terminó en una declaración de buena voluntad.

Alberto Alvarez Gaiani, titular de la Unión Industrial Argentina. Reclamo de “armonizar políticas”.
La UIA aspiraba a que su colegas brasileños se comprometieran a autolimitarse en sus ventas.

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t.gif (862 bytes) Los industriales del Mercosur realizaron ayer en Montevideo el cónclave que habían acordado concretar durante la pasada cumbre presidencial, después que se desató la crisis de Brasil. A su término, los hombres de empresa formularon una declaración que casi podría considerarse de circunstancia, atendiendo el fuerte impacto que la devaluación del real ya comenzó a tener en las economías vecinas. Según el documento difundido después del encuentro, los empresarios recomendaron a sus gobiernos la “eliminación o armonización de medidas y restricciones paraarancelarias”, tal la sentencia más contundente contenida en el texto.
El Consejo Industrial del Mercosur –integrado por los presidentes de la Unión Industrial Argentina, Alberto Alvarez Gaiani, el de la Confederación Nacional de Industrias de Brasil, Fernando Becerra, el de la Unión Industrial Paraguaya, Néstor Méndez Núñez y el de la Cámara de Industrias del Uruguay, Gualberto Rocco– se había reunido con un propósito más ambicioso que el de formular una declaración previsible.
El objetivo inicial, tal como aspiraba el gobierno argentino, era el de acercar posiciones para cerrar acuerdos que autolimitaran el comercio. Por esta vía, las empresas brasileñas debían evitar la temida invasión de productos al resto de los socios, manteniendo sus ventas al nivel histórico. Pero, al menos por ahora, las coincidencias son de diagnóstico. En el documento los industriales consideran que la crisis financiera y cambiaria llegó “por factores exógenos a la región y ha generado una fuerte alteración de las variables macroeconómicas, con una caída de la actividad”. En este contexto, los empresarios recomiendan expresamente a sus gobiernos derrumbar barreras paraarancelarias, que pueden obstruir el flujo de comercio de un socio al otro. Al mismo tiempo, sugieren “armonizar las políticas macroeconómicas”, lo que significaría impedir depreciaciones tan drásticas como las de la moneda brasileña, que cambió de hecho las reglas de juego en el comercio regional.
Los representantes de la industria también respaldaron la unión aduanera. Este es, inclusive, uno de los temas que se incorporaron a la agenda del Consejo, junto a la “integración comercial entre los países socios” y “la búsqueda conjunta de iniciativas que permitan estimular el comercio y atraer inversiones” de terceros países.
El primer encuentro de los empresarios coincidió con la cumbre de presidentes del Mercosur, después de que estallara la crisis del real. Allí acordaron realizar otra reunión, en la que pudieran conseguir algún avance concreto, algo que buscaron afanosamente ayer.
Según interpretó con optimismo desde la capital uruguaya el directivo de la UIA, Ignacio de Mendiguren, “se logró un importante acuerdo entre los cuatro países, cuyas empresas estarían dispuestas a avanzar en soluciones a nivel sectorial”. Esta es la vía señalada por el gobierno argentino, que no encuentra mecanismos para proteger a las empresas locales sin violar normas del Mercosur. Pero el martes, el propio Mendiguren había relativizado en declaraciones públicas la posibilidad de sellar con sus pares brasileños pactos por los cuales éstos se resignaran a vender menos cuando la devaluación del real los puso en condiciones de inundar el mercado de sus socios.

 


 

CANJE DE BONOS BRADY
Hay que tapar agujeros

t.gif (862 bytes) El Gobierno prepara una operación de rescate de títulos de deuda pública a fines de mejorar el resultado de las cuentas del Estado. La jugada consiste en el canje de bonos Brady en poder de las AFJP y compañías de seguro por nuevos títulos con plazo mínimo de diez años.
La Secretaría de Hacienda comunicó que entre los bonos que pueden ser canjeados figuran los denominados Par Bond y Discount Bond emitidos en 1992. Estos papeles de deuda surgieron en el marco del Plan Brady de reconversión de la deuda externa argentina, en virtud del cual el Gobierno entregó a los inversores institucionales bonos con garantía del Tesoro de Estados Unidos. La resolución de Hacienda destaca que esa garantía transforma a los Brady en “un instrumento híbri-do lo cual afecta su rendimiento”. Al respecto, se señala que “el proceso evidenciado por la situa- ción económica y la solvencia fiscal de la Argentina” hace innecesario ese respaldo para que el Gobierno pueda colocar títulos valores.
Al mismo tiempo, el Gobierno anunció la colocación el martes próximo de 1125 millones de dólares en Letras del Tesoro. De ese total de Letes 762,3 millones corresponden a renovaciones, mientras que los restantes 362,7 conforman nuevo endeudamiento. Economía aprovecha así un fenómeno reconocido por los propios banqueros: la resistencia a prestar fondos al sector privado por temor a una mayor morosidad.

 

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