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Cruzar el charco pero sin gastar

La Justicia prohibió los free-shops en los viajes a Uruguay. Pero las empresas
siguen vendiendo en aguas de ese país.

t.gif (862 bytes) La escena previa a todo viaje en barcos a Uruguay, en la que el inminente viajante era asediado por familiares, amigos y compañeros de trabajo con pedidos varios de productos importados, está al borde de la extinción. El 1º de marzo pasado, el juez Julio Cruciani dictó una resolución en la que prohíbe la venta de cualquier tipo de mercadería en los free-shops de los buques que conectan al país con la costa uruguaya. Sin embargo, las empresas que cruzan el Río de la Plata –principalmente Buquebús y Ferrylíneas– ya encontraron la vuelta para no perder el negocio: como la mayoría de los barcos son de bandera uruguaya, aseguran que la medida no los afecta, siempre que naveguen en aguas de ese país.
“Está prohibida la venta de cualquier mercadería en los free-shops porque hemos descubierto que estaban haciendo un negocio de productos. El transporte de pasajeros es una excusa, lo que quieren es que la gente compre y no pagar ningún tipo de tributo”, afirmó el doctor Julio Cruciani, del Juzgado Penal Económico Nº 2, en diálogo con Página/12. “Se detectaron ventas a bordo de 600 dólares –comentó Cruciani–. Si alguien compra 600 dólares en cualquier negocio en la calle, paga el 21 por ciento de IVA; en el ejemplo hay unos 120 pesos de IVA. Y el pasaje vale solamente 30 o 40 dólares.” Además, el juez aseguró que la Aduana no hacía ningún tipo de control sobre los abultados bolsos de los pasajeros que ingresaban al país.
Al enterarse de la noticia, los que aprovechaban el viaje a la otra orilla para ahorrarse unos pesos en un perfume, o conseguir algún incomparable whisky escocés, llamaron a Buquebús. Pero la respuesta los consoló a medias. La resolución afecta sólo a los buques de bandera argentina, es decir, que se rigen por la legislación del país. Oscar Chiabo, gerente de Atención de Buquebús, explicó que “en todas las líneas de la empresa con barcos de bandera uruguaya, el free-shop funciona, pero no en el único buque de bandera argentina”. La empresa cuenta con cinco buques de bandera uruguaya, en los cuales el free-shop abre sus puertas cuando se encuentra en las aguas de ese país, y uno de bandera argentina, en el cual las puertas están siempre cerradas.
Las autoridades de Ferrylíneas, otra de las empresas afectadas por la resolución, se negaron a hablar del tema y derivaron la consulta a London Suplay, la licenciataria del espacio de compras en sus buques. En el caso de Buquebús, la concesión está en manos de Walinco Corporation, empresa con sede en Panamá. Por eso, aún falta determinar si la responsabilidad les cabe a las “dueñas” de los free-shops o a las que les “alquilan” el espacio para que vendan dentro de sus embarcaciones. Sin embargo, para Cruciani, la Aduana es la principal culpable de estas irregularidades. “Los verdaderos responsables son los funcionarios de la Aduana. Esto es peor que la `Aduana paralela’. Es una barbaridad que desde hace 30 años se esté perjudicando de esta manera a los pequeños comercios e industrias”, opinó.
Por lo pronto, quien no pueda contener sus impulsos deberá rogar por que su viaje al país vecino se concrete en un buque de bandera uruguaya. Una vez arriba, una voz modulada le anunciará que está en aguas orientales y las puertas del “paraíso” de compras están abiertas. Pero, según Cruciani, ahora la Aduana “está cumpliendo a rajatabla” su función de contralor. De modo que quien exceda el límite permitido, deberá desembolsar parte de lo ahorrado al fisco.

 

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