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Por Nora Veiras desde Catamarca  Levantó la vista a la
precordillera de Fiambalá. Sonrió como levitando por el fervor de la misma gente que
siempre lo votó y decidió conjurar el desplante de diputados y gobernadores que rechazan
su re-reelección. Carlos Menem agitó su torso enfundado en una camisa roja chillona y
dijo: “Cuando el general Perón volvía en el avión después de dieciocho años de
exilio nos dijo que él ‘ya era un león herbívoro’, que todo estaba en su obra
y en su doctrina. A mí todavía me falta un rato largo para ser un león herbívoro: soy
un tigre con garra, uñas y dientes para seguir trabajando para la Argentina”. A su
lado el candidato a gobernador por Catamarca, Ramón Saadi, lo miraba complacido, minutos
antes había propuesto “un tercer mandato de 1999 al 2003 para el compañero
Menem”. El Presidente siguió jugando una ambigüedad ya inútil mientras disfrutaba
de un acto congelado en el tiempo.–¿Se va a presentar como candidato? –lo increpó una cronista. –No, por ahora no –relativizó otra vez Menem mientras el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, forcejeaba para despegarlo de los micrófonos. “Desde algunas bancas se escudan (sic) en la Constitución para prohibirme la posibilidad de un tercer período. Cosa que no está en mi ánimo. Pero los ataques no cesan. ¿Qué le pasó a Perón? ¿Qué le pasó a Evita, que hasta vejaron su cadáver? Si esto fue así con estos grandes líderes... ¡qué le hace una mancha más al tigre de la provincia de La Rioja!”, insistió Menem mostrando una vez más que, como dicen los españoles, “está encantado de haberse conocido”. La re-reelección impregnó el maratón de actos en los pueblos y ciudades olvidados del interior de la provincia a la que Saadi aspira volver a mandar. Santamaría, Fiambalá, Tinogasta y Belén se sucedieron a lo largo de un día en que Menem mostró que está dispuesto a ponerle el cuerpo otra vez a las campañas. El desafío hace caso omiso del respeto a la Constitución y alimenta el odio hacia su ex compañero de fórmula Eduardo Duhalde. Más de dos horas al rayo del sol esperó la gente a Menem en Fiambalá. Chicos y chicas con flamantes remeras con “Menem 99, Argentina te ama”, repartían jugo y torta para acortar el tiempo. –¿Por qué vino? –le preguntó Página/12 a una señora que trataba de cubrirse bajo la raleada copa de un árbol. –Quiero ver al Presidente. Soy muy peronista. Es la primera vez en la historia que viene un presidente acá. –¿Por qué es peronista? –Desde que nací soy peronista. La primera muñeca que tuve fue una que me mandó Evita. Tengo 61 años y de eso uno no se olvida –dice Juana. “Es un sentimiento”, “lo tengo en mis raíces”, “perdamos o ganemos, para mí es lo mismo. Al peronismo nunca me lo sacan de adentro”, son las respuestas que se repiten en un pueblo donde las miradas tristes, los rostros maltratados por el sol y las bocas sin dientes muestran las secuelas de una pobreza amasada durante años. Las doce causas pendientes en la Justicia por corrupción y enriquecimiento ilícito que persiguen a Saadi. La guerra que enfrentó al entonces desplazado gobernador con Menem –”del Presidente para abajo, todos tendrían que hacerse una rinoscopía”, desafió “Ramoncito” a ya por los 90– parece pasar inadvertida para la multitud que colmó la plaza a más de 350 kilómetros de la capital provincial. En esa Capital la ventaja del Frente Cívico es amplia. Si no compensan con los votos del interior, Saadi se encamina a su noveno fracaso electoral desde que el escándalo en torno a la muerte de María Soledad Morales desencadenó la intervención federal de la provincia en 1990. Si bien es la tercera vez que insistirá con retornar triunfante a la casa de gobierno provincial, es la primera vez que Menem se expone sin retorno al respaldarlo. “Se equivoca, Saadi noes De la Sota y Catamarca y no es Córdoba”, grafican los hombres cercanos al Frente Cívico. “Necesito tener el acompañamiento de todos los catamarqueños, para que cada uno de ustedes se convierta en un predicador de la causa peronista. El 21, voten a Ramón Saadi para tener una Catamarca distinta, que merezca ser vivida”, dijo Menem. Prometió la llegada de dos ambulancias, una en Fiambalá y otra en Tinogasta, repartió libros, computadoras, teléfonos celulares para las escuelas rurales y subsidios. La ministra de Educación, Susana Decibe, tiraba besos y saludaba con la “V” de la victoria; el secretario de Estrategias, Jorge Castro, seguía en el continuum de excitación menemista que lo persigue desde el acto en Parque Norte. El senador porteño Pacho O’Donnell observaba y Menem y Saadi abrazaban a cada candidato a intendente que bramaba por la re-ree. En Fiambalá, la Marcha Peronista sonó una y otra vez. La gente agitaba, sin demasiado entusiasmo, las pancartas con el rostro como entalcado de Saadi, Menem y Fernando Rivero, el aspirante a vicegobernador. Tuvo más eco entre los jóvenes un tema del conjunto cordobés Tru-la-lá. “Las cosas malas/ al bailar se olvidan/ baila/ baila/ que cuando bailas vives el momento/ vives lo importante/ lo demás es puro cuento”, coreaban al ritmo del cuarteto. Excepto Tinogasta, los otros tres departamentos que visitó Menem están en manos de los radicales del Frente Cívico. La elección no fue azarosa ya que las críticas por el uso discrecional de los aportes del Tesoro Nacional (ATN) habían caldeado el clima electoral de las últimas semanas. Después de recorrer más de mil kilómetros en Catamarca, Menem se cruzó a La Rioja para respaldar en otro acto a su primo Adrián Menem como diputado por Aimogasta. Apretujones, besos, cartitas, abrazos sellaron cada encuentro con una multitud ansiosa por obtener de todo. “Yo quisiera hablar con el Presidente porque en las campañas nos dan cosas, nos dan comida, pero las campañas terminan y nosotros tenemos que seguir comiendo”, repitió otra histórica militante peronista. Ella está desocupada y vive de la pensión graciable de 130 pesos que recibe su madre. El viernes próximo, Menem volverá a Catamarca. Será el cierre de campaña de Saadi, el hombre al que apostó el Presidente. El domingo 21 se vota en Catamarca. Del resultado de esa elección puede depender la agudización del enfrentamiento entre Menem y Eduardo Duhalde. Si gana Saadi, que sigue casi 9 puntos detrás en las encuestas, será un triunfo del Presidente. Nadie sabe qué dirá o hará Carlos Menem si el vapuleado delfín pierde.
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Menem
dedicó todo el día a hacer campaña en Catamarca. El candidato del PJ Ramón Saadi va
perdiendo según las encuestas, pero el Presidente confía en dar vuelta el resultado y de
esa forma demostrar que es imbatible electoralmente.