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Por Irina Hauser  Dos señales contrarias a
la re-reelección de Carlos Menem brotan desde el corazón de la Corte Suprema. “Los
temas políticos se deben resolver políticamente y buscar conexiones con la Corte resulta
totalmente impensado”, dijo ayer el presidente del alto tribunal, Julio Nazareno. Era
una respuesta a las declaraciones con las que el gobernador Eduardo Duhalde acusó a los
supremos de favorecer la cruzada por la re-re y una forma de insinuar que desearía
sacarse el tema de encima. A esto se agrega la aparente intención de una mayoría de los
ministros de rechazar el recurso de amparo a favor de un tercer mandato presidencial
presentado por el fan menemista Juan Carlos Ortiz Almonacid. En una carta abierta conocida anteayer, Menem matizaba su “autoexclusión del proceso electoral” al afirmar que la “inhabilitación para el próximo turno electoral está en estudio en la Justicia”. El argumento quedaba apoyado en la cita de máxima del Derecho acuñada por Evans Hughes (presidente de la Corte norteamericana durante el gobierno de Franklin Roosevelt) y que puede cobrar interpretaciones varias según el contexto: “La Constitución es lo que los jueces dicen que es”, transcribió el Presidente. O sea, Menem todavía confía en sus aliados oficialistas dentro la Corte, a saber, los jueces de la llamada mayoría automática: el propio Nazareno, Guillermo López, Adolfo Vázquez, Eduardo Moliné O’Connor y Antonio Boggiano. Sin embargo, no hay señales firmes de que el camino reeleccionista esté totalmente allanado dentro del supremo tribunal, la única vía que le queda a Menem para poder postularse el 21 de octubre. El riojano Nazareno desempolvó ayer una expresión que ya usó en julio del año pasado. “Los temas políticos se deben resolver políticamente”, advirtió. El comentario sintoniza con otro del mismo juez, publicado por Página/12 el lunes último: “Yo no soy loco. Voto a favor si las condiciones generales del país son favorables”, dijo. Con todo, esta declaración de fastidio no bastaría, por lo pronto, para que el juez vote contra la ambición presidencial. Eso es, al menos, lo que contaron a este diario operadores políticos de distintas fuerzas que dicen tener llegada a los ministros. Nazareno tampoco se privó de dirigir un dardo a los dichos de Duhalde al agregar que los expedientes vinculados con la posible re-reelección “son temas viejos, no hacen al fondo del tema, salgan o no salgan rápido no tienen ningún tipo de incidencia”. El precandidato presidencial del PJ había acusado a los ministros de “cajonear” esas causas. En principio, el testeo de los entrenados lobbistas que recorren con asiduidad las vocalías del alto tribunal arrojaba pocos días atrás que Menem todavía no reunió los cinco de nueve votos necesarios para salir invicto: de la mayoría oficialista, el que estaría en duda es Antonio Boggiano. Este ministro, al entender de los operadores, está tan entusiasmado con la posibilidad de anclar en un tribunal internacional que se permite el beneficio de la duda. Lo cierto es que los jueces de la minoría (Carlos Fayt, Augusto Belluscio, Enrique Petracchi y Gustavo Bossert) suelen suponer que el experto en Derecho Internacional siempre termina alineado con el oficialismo en los momentos de decisión. El primer movimiento concreto desde la Corte en torno de la reelección podría verse esta semana. Todo parece indicar que el próximo martes se tratará el amparo que presentó Ortiz Almonacid para beneficiar a Menem. Este recurso ya fue rechazado por la jueza María Servini de Cubría y por la Cámara Electoral. Servini negó legitimidad al demandante por su condición de particular pero no se pronunció sobre la cuestión de fondo. La Cámara citó en su fallo un mensaje de Juan Domingo Perón en el que decía que una “reelección sería un enorme peligro para el futuro político de la República y una amenaza de graves males” y que “es menester no introducir sistemas (reeleccionistas) que puedan incitar al fraude y a la violencia...”. Según informaron a este diario dos allegados a la Corte, laresolución en la causa de Almonacid resultaría desfavorable al Gobierno.
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