OPINION
Ausentes con aviso
Por Eduardo Aliverti |
Parece
que están todos actuando u opinando sobre el circo recontraeleccionista. El Gobierno, la
oposición, los gremios, los periodistas, los diputados, los senadores. Pero no están
todos.
Excepción hecha de algunos comentarios de pasillo que la prensa recoge en forma de
versiones, y de unos pocos gurkas que no tienen empacho en torear, la crema
del establishment mantiene sobre el asunto un recato que difícilmente pueda adjudicarse a
respetos de estilo. Cada vez que reaparecen temas como la flexibilización laboral, la
política impositiva o la relación con Brasil, los popes del poder económico no dudan en
inundar los medios de comunicación con opiniones que, de modo sereno o agresivo, siempre
terminan mostrando los dientes en defensa de sus intereses. Se supondría que lo mismo
debiera ocurrir frente a los sueños de Carlos Emperador. ¿O acaso no está en riesgo la
seguridad jurídica que tanto mentan? ¿O acaso un colapso institucional
podría serles ajeno a los grandes grupos y empresas? ¿O acaso no les preocupa que todo
el ámbito político esté bailando al compás de la interna del peronismo, mientras desde
el propio Ministerio de Economía se admite ya que el país entró en recesión?
Pues no. Ni los aspectos leguleyos sobre la estabilidad de sus firmas e inversiones, ni
una escandalosa violación constitucional, ni la retracción de la actividad económica
suponen peligro alguno para el verdadero poder. En consecuencia, más allá de lógicas
preferencias personales, los tiene muy sin cuidado la resolución que vaya a tener la
lucha en el oficialismo, porque antes que eso los tiene con menos cuidado todavía lo que
pase en las urnas de octubre.
Hay en ese sentido un cierto grado de exageración en la entidad otorgada por una inmensa
mayoría de la prensa a los problemas prácticos que sobrevendrían a Menem otra vez
postulado. ¿A quién se le ocurre que esa eventualidad implicaría cambios sustanciales
en la vida cotidiana de los argentinos, como no sea la profundización de un modelo
brutalmente regresivo? ¿Cuál es la relación efectiva entre juridicidad y economía,
como no sea que la primera fue puesta por el menemismo al servicio de las injusticias de
la segunda? ¿Y cómo no registrar esas condiciones como las que permanecerán intactas,
en lo sustancial, sea cual fuera el candidato peronista o fuere que gane la Alianza, salvo
que el conjunto de la sociedad resuelva comprometerse en lograr lo contrario?
Tales son las cuentas que saca el establishment, y que el resto de los actores públicos
parece ignorar en aras, quizá, de que algo hay que decir, visto que al modelo no lo acosa
nadie. Lo cual, dicho sea de paso, se preocupan en dejar claro, cada vez que pueden, todos
los combatientes constitucionales de estos días.
Puede que al momento de leerse estas líneas Menem haya abdicado de sus pretensiones. Nada
variaría, en términos de opinión. Así de chiquito es el espacio dejado por (los
ganadores de) la economía a la política. |
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