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Por Raúl Kollmann El juez Juan José Galeano excarceló ayer a cinco policías bonaerenses que no estaban directamente relacionados con el atentado contra la AMIA sino que participaron en la extorsión a Carlos Telleldín, el último propietario de la Trafic que se usó como coche-bomba. Los uniformados le sacaban dinero a Telleldín para no llevarlo preso por los distintos delitos que cometía --estafas, armado de autos truchos, venta de cosas robadas-- y en ese marco El Enano, como llaman a Telleldín, supuestamente les entregó la camioneta como parte de pago. Los cinco policías que quedaron en libertad están procesados por extorsión, privación ilegítima de la libertad, asociación ilícita y otros delitos, en tanto siguen en prisión otros cuatro ex policías a quienes se sindica como cómplices del atentado. Diego Barreda, íntimo amigo de Telleldín; Jorge Rago, de la División Sustracción de Automotores de Vicente López; Bautista Huici, Claudio Araya y José Arancibia, vinculados con el otrora poderoso y ahora detenido comisario Juan José Ribelli, son los cinco uniformados que recuperaron la libertad. Según el juez, todos ellos participaron en distintas operaciones en las que se le sacaba plata a Telleldín. Cada vez que El Enano tenía dinero o un auto, los uniformados le caían encima y el magistrado cree que eso es exactamente lo que pasó el domingo 10 julio de 1994. Los policías sabían que Telleldín tenía una camioneta Trafic y lo obligaron a entregarla para no llevarlo preso. Según Galeano, ese domingo los hombres de la Bonaerense se quedaron con la Trafic, después la entregaron a los terroristas y ocho días después explotó frente a la AMIA. Tal vez lo más probado de la investigación de Galeano es la extorsión a Telleldín, de manera que cuando se haga el juicio es muy probable que los uniformados resulten condenados. La pena va de 5 a 15 años de prisión, pero además los policías están acusados de otros delitos y encima registran el agravante de ser policías. Por esa razón, la condena seguramente será mucho mayor que la mínima y posiblemente ronde los 10 años. Los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia se opusieron a la puesta en libertad de los oficiales de la Bonaerense justamente porque consideran que existe el peligro de que los policías "eludan a la Justicia", es decir que se conviertan en prófugos ya que saben que afrontan condenas de envergadura y, además, porque es inminente que Galeano mande a juicio oral todo lo que tiene contra ellos. "Si el proceso se va a iniciar pronto, no tiene sentido otorgarles la libertad", señaló uno de los abogados querellantes. Galeano igualmente entendió que correspondía la excarcelación porque los policías pasaron dos años y medio entre rejas sin que haya condena. Los letrados de los familiares agrupados en Memoria Activa no habían sido notificados hasta anoche de la medida adoptada por Galeano, pero mostraron su recelo: "Nos llama la atención la puesta en libertad de Barreda, un hombre muy vinculado a Telleldín y a su esposa Ana Boragni. Nosotros insistimos en que allí es donde debe profundizarse la investigación porque la camioneta, sin ningún tipo de duda, estuvo en manos de Telleldín y Boragni y sigue sin quedar claro cómo pasó de ellos a los terroristas". El juez Galeano procesó a Telleldín como partícipe necesario en el atentado, es decir cómplice del ataque, básicamente porque nunca explicó en forma clara a quién le dio la Trafic. El Enano apeló ese procesamiento y ahora las cosas están en manos de la Cámara Federal. El jueves, el letrado de Telleldín, Víctor Stinfale, debió argumentar ante la Cámara en favor de su defendido, aportando elementos para demostrar que Telleldín no fue cómplice del atentado. Sin embargo, el acusado hizo un pedido de postergación, el segundo consecutivo. La estrategia de Telleldín y Stinfale es dilatar las cosas y, en julio, considerando que El Enano ya lleva cinco años preso, pedirían la excarcelación en base al Pacto de San José de Costa Rica. Indudablemente los abogados querellantes y los fiscales se van a oponer a esa maniobra por una sencilla razón: por ahora, Telleldín es el hombre clave del caso.
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