Después de
un interregno de 15 días, el lunes se reunirán en París los negociadores serbios y
kosovares-albaneses para negociar el acuerdo semiimpuesto por la Unión Europea. Para
espolear a ambas partes a llegar a un acuerdo, ayer el Congreso norteamericano aprobó por
poco margen el despliegue de 4000 efectivos norteamericanos en la región, mientras que
Rusia y Grecia (los principales aliados serbios) fueron a Belgrado para intentar convencer
al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic de firmar el acuerdo. Hasta ahora, estas
medidas no parecen haber surtido demasiado efecto: Serbia anunció ayer que continuaba
oponiéndose categóricamente al despliegue de la fuerza internacional de paz
que exige la OTAN, mientras la delegación de la etnia albanesa sigue dividida entre los
políticos moderados liderados por Ibrahim Rugova y los
duros del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), quienes no quisieron
comprometerse a firmar el tratado la semana pasada.
Por lo pronto, ayer Estados Unidos agregó su granito de arena al apriete a
ambas partes. El Congreso, en una votación mucho menos que unánime, aprobó enviar un
contingente de 4000 tropas de tierra para participar de la fuerza internacional de paz en
Kosovo que garantizaría el cumplimiento de la paz. La secretaria de Estado, Madeleine
Albright, recalcó que esta fuerza era un componente indispensable del documento final que
sellaría la paz.
La inminencia del nuevo encuentro también dio renovadas energías a los mediadores,
quienes intentan forjar algún tipo de consenso para que la reunión no se muera antes de
nacer. Aunque las visitas del prestigioso negociador Richard Holbrooke a Belgrado no
lograron alterar la posición de Milosevic, ayer llegaron a Belgrado el canciller ruso
Igor Ivanov y su par griego Georges Papandreu para probar su suerte con el presidente. Las
posiciones de ambos eran ligeramente distintas. Ivanov intentó convencer a Serbia de que
acepte la fuerza de paz, aunque aclaró que se opone a cualquier despliegue del
contingente sin el consentimiento de Belgrado. Grecia, en tanto, aclaró que consideraba
necesario el despliegue de tropas de la OTAN. En cualquier caso, la diferencia
resultó académica. Ninguna táctica resultó.
En efecto, Milosevic continúa intransigente en su negativa a aceptar la violación
a la soberanía que representaría una fuerza de la OTAN en territorio yugoslavo.
No tienen nada que hacer en Kosovo, declaró ayer a la agencia oficial Tanjug.
El presidente ya había lanzado una serie de ofensivas limitadas contra aldeas controladas
por la guerrilla.
Naturalmente, esto llevó a varios enfrentamientos con el ELK, lo que complica aún más
la situación. Aunque el moderado Rugova afirmó que todos los
kosovares estaban dispuestos a firmar el acuerdo el 15 de marzo, el Estado Mayor del
ELK declaró que la conferencia de paz no significa la solución ideal y tiene
numerosas carencias. Por lo pronto, asistirán a la cumbre, pero ante las órdenes
de arresto que emitió Belgrado a varios de sus representantes, reclamaron garantías para
su seguridad.
La apertura de este nuevo frente del ELK para los negociadores quienes ya tienen las
manos llenas lidiando con Belgrado es alarmante. Si la guerrilla acepta el acuerdo,
lograrían aislar al archivillano Milosevic, y disponer de las fuerzas de la OTAN para
garantizar el retiro de las fuerzas serbias. Sin embargo, su aparente éxito en defender
su provincia sin ayuda los ha vuelto menos conciliadores, y por ahora parecen muy cerca de
exigir unilateralmente una eventual independencia en vez de la autonomía
limitada ofrecida por la OTAN para aceptar el pacto.
Aun a corto plazo, esta posición sería extremadamente temeraria. El ELK ha ganado
confianza con su éxito de repeler al Ejército serbio, pero las condiciones
han sido ventajosas para ellos. Las amenazas de la OTAN, aunque diluidas por una
desmoralizante serie de prórrogas, sirvieron para mantener a Milosevic a raya. Asimismo,
el invierno balcánico desaconsejaba un operativo relámpago contra la guerrilla. Ahora,
al contrario, el veranoestá cerca y, si se rehúsan a firmar, podrían perder el apoyo
del único aliado que tiene el poder de detener a Serbia.
ENTRAN LA REPUBLICA CHECA, POLONIA Y HUNGRIA
La OTAN crece contra Rusia y Serbia
Las
banderas de la República Checa, Polonia y Hungría serán izadas por primera vez el
próximo martes en el cuartel general de la OTAN en Bruselas. Será una solemne ceremonia
a la que asistirán los primeros ministros de los tres nuevos miembros que, a
continuación, se sentarán en la mesa del Consejo del Atlántico Norte como socios
de pleno derecho de la Alianza y sobre un pie de igualdad con los otros aliados,
subraya el Consejo Atlántico en un comunicado de bienvenida publicado ayer. Los tres
Estados ingresaron ayer de manera simbólica en una ceremonia que tuvo lugar en el estado
estadounidense de Missouri, en la biblioteca de Independence. Pero el clima de festejo se
vio empañado por las resistencias de Rusia, que entiende que la medida es contra ella.
Nosotros, miembros del Consejo del Atlántico Norte, estamos orgullosos de trabajar
con la República Checa, Hungría y Polonia, con la aspiración común de hacer del siglo
XXI un período de paz y de progreso para todos nuestros aliados, proclaman. El
secretario general de la Alianza, Javier Solana, enfatiza en un manifiesto que el ingreso
de los tres nuevos socios del este de Europa simboliza el punto final de la
división de Europa. La OTAN ha demostrado que sus puertas están abiertas
para todas las nuevas democracias de Europa Central y Oriental que desean formar parte de
las instituciones euroatlánticas y están preparadas y dispuestas a asumir tanto las
responsabilidades como los beneficios, afirma Solana. La apertura de la OTAN a
los nuevos socios no puede ser un acto aislado. Es parte de un esfuerzo para un nuevo
orden de seguridad en Europa, señala.
Rusia difundió ayer una declaración especialmente dedicada al tema, en la que insiste en
su categórica oposición a la ampliación hacia el Este del bloque militar occidental.
La ampliación de la Alianza Noratlántica no contribuirá a fortalecer la confianza
y la estabilidad en las relaciones internacionacionales; por el contrario, puede conducir
al surgimiento de nuevas líneas divisorias, se dice en la declaración del
Ministerio de Exteriores. Como alternativa a la ampliación de la OTAN, el Kremlin propone
crear un sistema de seguridad europea que garantice los intereses de todos los países,
tanto de los miembros de alianzas políticomilitares como de lo que no forman parte de
ellas. Rusia piensa que se puede formar tal sistema basándose en la OSCE, la más
representativa y universal organización paneruropea. Desde luego, esto implicaría
la dilución del sentido de la OTAN en una alianza tan grande que no significaría nada.
El ingreso de Polonia, Hungría y la República Checa ha dejado atestada de nuevos
candidatos la sala de espera para ingresar en la Alianza. Coinciden como
aspirantes las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), Eslovaquia,
Eslovenia, Rumania y Bulgaria. En el caso atlántico la lista nunca reconocida de
forma oficial como tal se extiende también a Albania y Macedonia. Esto último
termina de delimitar el enemigo: no sólo Rusia sino también su aliado serbio, contra el
cual la OTAN podría iniciar pronto operaciones en Kosovo.
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