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Estados Unidos dio 4000 buenos motivos para la paz en Kosovo

A sólo tres días de la reanudación de las conversaciones sobre Kosovo, EE.UU. aprobó ayer enviar 4000 soldados, y Rusia y Grecia intentaron convencer a su aliado serbio de ceder a las demandas de la OTAN.

“Conflicto de baja intensidad.” Un guerrillero del ELK se infiltra hasta 100 metros en posiciones serbias.

t.gif (862 bytes)  Después de un interregno de 15 días, el lunes se reunirán en París los negociadores serbios y kosovares-albaneses para negociar el acuerdo semiimpuesto por la Unión Europea. Para espolear a ambas partes a llegar a un acuerdo, ayer el Congreso norteamericano aprobó por poco margen el despliegue de 4000 efectivos norteamericanos en la región, mientras que Rusia y Grecia (los principales aliados serbios) fueron a Belgrado para intentar convencer al presidente yugoslavo Slobodan Milosevic de firmar el acuerdo. Hasta ahora, estas medidas no parecen haber surtido demasiado efecto: Serbia anunció ayer que continuaba oponiéndose “categóricamente” al despliegue de la fuerza internacional de paz que exige la OTAN, mientras la delegación de la etnia albanesa sigue dividida entre los políticos “moderados” –liderados por Ibrahim Rugova– y los “duros” del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), quienes no quisieron comprometerse a firmar el tratado la semana pasada.
Por lo pronto, ayer Estados Unidos agregó su granito de arena al “apriete” a ambas partes. El Congreso, en una votación mucho menos que unánime, aprobó enviar un contingente de 4000 tropas de tierra para participar de la fuerza internacional de paz en Kosovo que garantizaría el cumplimiento de la paz. La secretaria de Estado, Madeleine Albright, recalcó que esta fuerza era un componente indispensable del documento final que sellaría la paz.
La inminencia del nuevo encuentro también dio renovadas energías a los mediadores, quienes intentan forjar algún tipo de consenso para que la reunión no se muera antes de nacer. Aunque las visitas del prestigioso negociador Richard Holbrooke a Belgrado no lograron alterar la posición de Milosevic, ayer llegaron a Belgrado el canciller ruso Igor Ivanov y su par griego Georges Papandreu para probar su suerte con el presidente. Las posiciones de ambos eran ligeramente distintas. Ivanov intentó convencer a Serbia de que acepte la fuerza de paz, aunque aclaró que se opone a cualquier despliegue del contingente sin el consentimiento de Belgrado. Grecia, en tanto, aclaró que consideraba “necesario” el despliegue de tropas de la OTAN. En cualquier caso, la diferencia resultó académica. Ninguna táctica resultó.
En efecto, Milosevic continúa intransigente en su negativa a aceptar la “violación a la soberanía” que representaría una fuerza de la OTAN en territorio yugoslavo. “No tienen nada que hacer en Kosovo”, declaró ayer a la agencia oficial Tanjug. El presidente ya había lanzado una serie de ofensivas limitadas contra aldeas controladas por la guerrilla.
Naturalmente, esto llevó a varios enfrentamientos con el ELK, lo que complica aún más la situación. Aunque el “moderado” Rugova afirmó que “todos los kosovares” estaban dispuestos a firmar el acuerdo el 15 de marzo, el Estado Mayor del ELK declaró que “la conferencia de paz no significa la solución ideal y tiene numerosas carencias”. Por lo pronto, asistirán a la cumbre, pero ante las órdenes de arresto que emitió Belgrado a varios de sus representantes, reclamaron garantías para su seguridad.
La apertura de este nuevo frente del ELK para los negociadores –quienes ya tienen las manos llenas lidiando con Belgrado– es alarmante. Si la guerrilla acepta el acuerdo, lograrían aislar al archivillano Milosevic, y disponer de las fuerzas de la OTAN para garantizar el retiro de las fuerzas serbias. Sin embargo, su aparente éxito en defender su provincia sin ayuda los ha vuelto menos conciliadores, y por ahora parecen muy cerca de exigir unilateralmente una eventual independencia –en vez de la “autonomía limitada” ofrecida por la OTAN– para aceptar el pacto.
Aun a corto plazo, esta posición sería extremadamente temeraria. El ELK ha ganado confianza con su éxito de “repeler” al Ejército serbio, pero las condiciones han sido ventajosas para ellos. Las amenazas de la OTAN, aunque diluidas por una desmoralizante serie de prórrogas, sirvieron para mantener a Milosevic a raya. Asimismo, el invierno balcánico desaconsejaba un operativo relámpago contra la guerrilla. Ahora, al contrario, el veranoestá cerca y, si se rehúsan a firmar, podrían perder el apoyo del único aliado que tiene el poder de detener a Serbia.

 


 

ENTRAN LA REPUBLICA CHECA, POLONIA Y HUNGRIA
La OTAN crece contra Rusia y Serbia

t.gif (862 bytes) Las banderas de la República Checa, Polonia y Hungría serán izadas por primera vez el próximo martes en el cuartel general de la OTAN en Bruselas. Será una solemne ceremonia a la que asistirán los primeros ministros de los tres nuevos miembros que, a continuación, “se sentarán en la mesa del Consejo del Atlántico Norte como socios de pleno derecho de la Alianza y sobre un pie de igualdad con los otros aliados”, subraya el Consejo Atlántico en un comunicado de bienvenida publicado ayer. Los tres Estados ingresaron ayer de manera simbólica en una ceremonia que tuvo lugar en el estado estadounidense de Missouri, en la biblioteca de Independence. Pero el clima de festejo se vio empañado por las resistencias de Rusia, que entiende que la medida es contra ella.
“Nosotros, miembros del Consejo del Atlántico Norte, estamos orgullosos de trabajar con la República Checa, Hungría y Polonia, con la aspiración común de hacer del siglo XXI un período de paz y de progreso para todos nuestros aliados”, proclaman. El secretario general de la Alianza, Javier Solana, enfatiza en un manifiesto que el ingreso de los tres nuevos socios del este de Europa simboliza “el punto final de la división de Europa”. “La OTAN ha demostrado que sus puertas están abiertas para todas las nuevas democracias de Europa Central y Oriental que desean formar parte de las instituciones euroatlánticas y están preparadas y dispuestas a asumir tanto las responsabilidades como los beneficios”, afirma Solana. “La apertura de la OTAN a los nuevos socios no puede ser un acto aislado. Es parte de un esfuerzo para un nuevo orden de seguridad en Europa”, señala.
Rusia difundió ayer una declaración especialmente dedicada al tema, en la que insiste en su categórica oposición a la ampliación hacia el Este del bloque militar occidental. “La ampliación de la Alianza Noratlántica no contribuirá a fortalecer la confianza y la estabilidad en las relaciones internacionacionales; por el contrario, puede conducir al surgimiento de nuevas líneas divisorias”, se dice en la declaración del Ministerio de Exteriores. Como alternativa a la ampliación de la OTAN, el Kremlin propone crear un sistema de seguridad europea que garantice los intereses de todos los países, tanto de los miembros de alianzas políticomilitares como de lo que no forman parte de ellas. Rusia piensa que se puede formar tal sistema basándose en la OSCE, “la más representativa y universal organización paneruropea”. Desde luego, esto implicaría la dilución del sentido de la OTAN en una alianza tan grande que no significaría nada.
El ingreso de Polonia, Hungría y la República Checa ha dejado atestada de nuevos candidatos la ‘sala de espera’ para ingresar en la Alianza. Coinciden como aspirantes las tres repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania), Eslovaquia, Eslovenia, Rumania y Bulgaria. En el caso atlántico la lista –nunca reconocida de forma oficial como tal– se extiende también a Albania y Macedonia. Esto último termina de delimitar el enemigo: no sólo Rusia sino también su aliado serbio, contra el cual la OTAN podría iniciar pronto operaciones en Kosovo.

 

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