Por Marina Caporale Las clases empiezan a las
siete de la tarde, en punto. Y no hay excusas para la que se olvidó la malla o no tuvo
tiempo de hacerse el rodete. Tampoco los varones tienen privilegios: en cuanto empieza a
sonar la música, comienzan los pasos de malambo para entrar en calor. En el Centro
Cultural Ricardo Rojas, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, hay un grupo que
nunca descansa. Son los jóvenes de UBAllet, el ballet estable de la universidad porteña
que desde 1993 recorre el mundo mostrando coreografías combinadas de tango y folklore.
Trabajamos duro todo el año para preparar las giras. Nos invitan de otros países
para representar a la Argentina con danzas típicas nacionales, dice Beatriz
Durante, directora y coreógrafa del equipo. En mayo y junio próximos, los bailarines
viajarán a Bélgica y a Francia para presentar su espectáculo en diversos festivales
internacionales (ver recuadro).
El elenco de UBAllet está conformado por diez parejas de bailarines, de entre 17 y 26
años. A medida que van llegando al ensayo, se cambian apurados para tirarse sobre alguna
colchoneta a charlar antes del comienzo de la clase. En cuanto entra la directora y se
larga la música, se suspenden los saludos y los abrazos, pero las sonrisas continúan
durante todo el ensayo. Para elegir a los bailarines valoro dos cosas por igual. Sus
condiciones artísticas y su personalidad. Además de saber bailar y tener tiempo
suficiente para ensayar, los chicos tienen que saber convivir explica Beatriz
Durante. Cuando uno viaja al exterior y vive en casas de familia o en campus
universitarios con otros jóvenes, tiene que representar dignamente a su país.
Si bien el ballet funciona desde 1988, el primer viaje al exterior recién se cumplió en
el 93, cuando la Organización Internacional de Festivales de Folklore (Ciof) le
pidió a Durante que presentara un espectáculo folklórico en Francia. El nivel de
esos festivales es muy alto y no es fácil participar. Cuando nos llamaron decidí que,
además de danzas folklóricas, bailaríamos tango, que también es popular y
representativo de los argentinos. Desde entonces, nos siguieron invitando todos los
años, cuenta Durante, que ya recorrió Canadá, Brasil, Italia y Francia al frente
del equipo. Las giras suelen durar entre uno y dos meses, y su objetivo no es competir
sino dar a conocer las danzas propias de cada país.
Cuando vamos a los festivales internacionales nos pasamos el día bailando,
desfilando y haciendo entrevistas con la prensa, se enorgullece el cordobés Marcos
Faleti, de 20 años, que vino a Buenos Aires a seguir la carrera de Psicología y en el
97 ingresó al elenco. Para formar parte del Ballet no hace falta ser alumno de la
Universidad de Buenos Aires. Hay que superar una audición y estar dispuesto a
ensayar, como mínimo, seis horas por semana. Según la directora, la exigencia es un
punto clave en la selección y dirección de los bailarines. Beatriz es muy
estricta, muy detallista y muy buena profesora, define Martín Lescano, uno de los
más viejos integrantes del Ballet. Liliana Mustapich, de 26 años, aprobó la
audición hace dos años y medio. Y está muy conforme: Este grupo es
distinto a los demás. Hay mucho compañerismo. Hasta ahora no pude viajar al exterior
porque trabajo en una oficina. Pero bailar es mi vida y ahora me las ingenié para que
este año me den permiso.
Más allá de las giras por el mundo, UBAllet también es reconocido dentro del país.
Hizo presentaciones en el Centro Cultural San Martín, en el Complejo La Plaza y en el
Teatro Nacional Cervantes, entre otras salas. Para este año ya tiene comprometidos todos
los fines de semana de agosto para bailar en el Teatro Presidente Alvear.
Los ensayos se hacen dos veces por semana en el Centro Cultural Ricardo Rojas (la
dirección es Corrientes 2038 y los teléfonos son 4954-5922 y 4954-5521). A los
interesados en formar parte del ballet de la universidad porteña, la directora y los
bailarines coinciden en recomendarles hacerprimero los talleres de tango, folklore y
proyección artística que dicta el Rojas.
Una pieza para cada región del país Desde 1993, UBAllet lleva a sus bailarines de gira por el mundo invitado por
la Organización Internacional de Festivales de Folklore. El espectáculo que presentarán
en Europa, en mayo y junio próximos, combina tango y folklore. La parte folklórica está
dividida en varios cuadros y cada uno representa a una región del país. Cada
cuadro tiene una particularidad propia. En el del Litoral, los chicos danzan con máscaras
de Molina Campos y, en el coya, tocan la tarca y bailan el carnavalito tirando serpentina
y papel picado. El cuadro sureño se caracteriza por el malambo, y en el cuyano se simula
la recolección de la uva. Después, el bloque de tango comienza con el estilo de 1900,
luego pasa a la milonga orillera y, finalmente, se muestra cómo se baila en la
actualidad, explica la directora del ballet, Beatriz Durante, quien también
participa en el diseño del vestuario y, muchas veces, cose la ropa ella misma. La música
corre por cuenta de un conjunto que toca en vivo en cada presentación. |
AGENDA |
Mediación. El Instituto
Superior de Investigaciones Psicológicas dicta un curso de formación de mediadores
educativos que está auspiciado por la Unesco y fue declarado de interés educativo en la
Provincia de Buenos Aires. Está dirigido a docentes, directivos y profesionales.
Informes: Viamonte 1716, Piso 2º, Tel. 4373-0604, de 15 a 19.
Etica. Desde mañana y hasta el jueves, Jaime Barylko dictará un curso
gratuito sobre la formación ética de la persona humana en la Fundación BankBoston. Las
clases serán de 15 a 16.30. Informes: Riobamba 1276, Tel. 811-1305.
Cuerpo. El Instituto de la Máscara (Uriarte 2322) dictará el
miércoles, de 17 a 19, un taller de Trabajo Corporal. La actividad es gratuita y la
inscripción puede hacerse telefónicamente al 4775-5424/3135.
Dengue. El sábado que viene, a las 9, comenzará a dictarse un curso de
capacitación en la prevención del dengue en los hospitales Tornú, Muñiz y Pasteur. La
inscripción se realiza en el Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina de la UBA
y, telefónicamente, en la Secretaría de Salud de la Ciudad (Tel. 4323-9000, interno
3502). Hay tiempo hasta el viernes.
Capacitación. El Centro Argentino de Educación Permanente (CEAP) abrió
la inscripción para la carrera de formación docente para universitarios y técnicos
superiores. Informes: Corrientes 1785, 4º H, Tel. 4372-7422, de 9 a 19. |
Ecología en la escuela
El Centro de Divulgación Científica del Museo Argentino de Ciencias Naturales
Bernardino Rivadavia y el Instituto Nacional de Investigación de las Ciencias Naturales
ofrecen la organización de experiencias directas interactivas de ecología y medio
ambiente para establecimientos educativos de nivel inicial, polimodal y terciario. Las
actividades están dirigidas tanto a los docentes como a los alumnos y se abordarán temas
ecológicos relacionados con la tecnología, las ciencias naturales y sociales, la
educación artística, la lengua y la formación ética y ciudadana. Los horarios podrán
ser convenidos entre las instituciones interesadas y el museo. Informes: Angel Gallardo
470, Casilla de Correo 220, Sucursal 5, Código Postal 1405. Pueden solicitarse
entrevistas al 4582-4522.
La educación superior o el riesgo de criar
profesionales frustrados
Entrevistada por Página/12, la
socióloga laboral Marta Panaia advirtió sobre la necesidad de reformar los planes de
estudios universitarios. |
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Por Cecilia Sosa
El título universitario
como garantía de salida laboral parece ser otra de las certezas arrasadas por el fin del
siglo. Mientras tanto, las aulas de la educación superior hierven de estudiantes
sedientos de adquirir la pócima exacta que les asegure el éxito profesional. De estos y
otros temas dialogó Página/12 con la socióloga laboral Marta Panaia, investigadora del
Centro de Estudios Avanzados de la UBA y profesora en la Facultad de Ciencias Sociales.
La universidad pública debe buscar vínculos y construir caminos para que sus
productos sirvan. Si no lo hace, creará profesionales frustrados, aseguró. Sin
embargo, advirtió: Esto no supone dejar de formar profesionales críticos. Pero
tenemos que demostrar que ser críticos no implica ser outsiders.
¿Hay una ruptura entre lo que demanda el mercado y los graduados que se están
formando?
La universidad tiene dificultades para adecuarse a los cambios que se dieron de
manera muy veloz y violenta. El efecto es la desocupación y la inadaptación de las
instituciones educativas a las nuevas características de la mano de obra exigida. Muchos
planes de estudios están perimidos y reflejan fenómenos que ya se modificaron. Pero, por
alguna extraña razón, existe una relación informal entre los docentes y los alumnos que
brinda algunos de los conocimientos requeridos. Esto no quiere decir que no haga falta una
reforma estructural.
¿Cómo debería reformarse?
La estructura centenaria de la universidad no puede seguir únicamente las señales
del mercado. Además, tiene que educar. Debe pensar bien los cambios, sobre todo cuando ya
no cuenta con subsidios del Estado. Pero ignorar la relación con el mercado es una
quimera. La universidad debe buscar vínculos y construir caminos para que sus productos
sirvan. Si no, creará profesionales frustrados que cuando egresen no podrán poner en
práctica lo que saben.
Las autoridades de la UBA impulsan desde hace años un modelo de reforma, ¿cree que
es la adecuada?
Hasta ahora, sólo la aplicaron dos facultades. Y con dificultades. La idea de que
haya un cuerpo de conocimientos muy básicos que se vayan especializando a lo largo de la
carrera no es mala. El peligro es que se pierda el bagaje cultural que caracterizó a los
graduados argentinos.
¿Qué función cumple la universidad privada en este contexto?
Constituye el elemento inversor más importante: invierte en bibliotecas, equipos y
se asegura docentes de nivel, formados en la universidad pública. Pero en estas
instituciones privadas, la especialización comienza ya desde la base. Entonces, los
estudiantes carecen de los conocimientos generales indispensables para adaptarse a los
cambios. Y el mercado varía permanentemente. De ahora en más, el graduado va a tener que
reciclar sus conocimientos tres o cuatro veces en su vida. Y sin esa base general, nunca
podrá hacerlo.
¿La salida laboral puede garantizarse en el momento de elegir una carrera?
No. El mercado laboral funciona como una telaraña. Cuando una profesión parece
redituar mucho, todos se inscriben. Pero al subir la oferta, los salarios bajan y los
egresados tienen que trabajar ad honorem o no consiguen dónde insertarse. Luego, se
desaniman y abandonan la carrera. Entonces los salarios vuelven a subir. Este
funcionamiento cíclico es típico de las profesiones universitarias.
¿Cuáles son las carreras que requieren una revisión más urgente?
Ingeniería, una carrera central para el desarrollo que, en la actualidad, se
percibe larga e incordiosa. Así, las novedades técnicas tienden a encapsularse y es
difícil que un país avance. Por eso, habría que acercar la Ingeniería a la Economía.
Sobre todo cuando las carreras de las facultades de Ciencias Económicas, que son las más
populosas, son lasque brindan los conocimientos más reemplazables por una computadora. Lo
que sucede es que ambos colegios profesionales son muy poderosos, reacios a reciclarse por
temor a perder su lugar de prestigio.
Críticos sí, outsiders no
¿Qué pasa con las Ciencias Sociales y Humanas, que forman profesionales críticos
a los que les cuesta encontrar donde insertarse?
Es cierto. Aunque considero fundamental mantener un lugar de formación del
pensamiento crítico. Si faltan lugares que miren la sociedad como un todo, será muy
difícil revisar el progreso o plantear caminos alternativos. Pero esto no implica
construir personas desviadas. Si sus egresados antes eran clientela del Estado, ahora hay
otros actores sociales que adquieren relevancia y pueden albergarlos: los sindicatos,
cooperativas y asociaciones civiles sin fines de lucro, por ejemplo. Pueden trabajar con
ellos para proponer estrategias de crecimiento alternativo. No nos asusta formar
profesionales críticos, pero tenemos que demostrar que ser críticos no implica ser
outsiders.
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