Por Norberto Bermúdez
Desde España
El 29 de
noviembre de 1990 Antonio Domingo Bussi y su esposa, Josefina Bigoglio, desde Buenos
Aires, abrieron la cuenta secreta 151618-12 que, con la clave Destreza,
quedaría radicada en la sucursal Zurich del Credit Suisse. Según los documentos a los
que ha accedido Página/12, cinco meses antes de la apertura de dicha cuenta, en
Luxemburgo ya existían dos plazos fijos a nombre del general. Seis años después, el 16
de enero de 1996, desde Punta del Este se ordenó el cierre de Destreza,
transfiriendo los fondos allí depositados a la cuenta secreta 893287-4 Luna
Llena. La titular de esta última es la mujer de Bussi, apareciendo como apoderado
de la misma el actual diputado de Fuerza Republicana Ricardo Bussi, precandidato a
gobernador de su provincia.
Posteriormente, los fondos depositados en Luna Llena servirían para nutrir
otras inversiones del gobernador tucumano. Cuando las
autoridades suizas anunciaron el descubrimiento de las cuentas del gobernador de Tucumán,
una parte de ese dinero viajó hacia Nueva York, donde los Bussi también tienen una
cuenta bancaria abierta en el Citibank. Sin embargo, unos 160 mil dólares que no pudieron
retirados a tiempo de Zurich por Bussi estarían bloqueados por orden de la fiscal Carla
del Ponte, a la espera de ser confiscados por el juez español Baltasar Garzón.
De acuerdo con la documentación que Página/12 tiene en su poder, el 4 de julio de 1997,
los Bussi tenían invertidos en el Market Claim Export Development Corp. de Luxemburgo 203
mil dólares distribuidos en dos plazos fijos de 100 y 103 mil dólares cada uno y, en el
Market Credit Suisse Luxemburgo otros 22.438 dólares, lo que hace un total de 225.438
dólares.
El 15 de setiembre del año pasado, tras conocerse que su padre era titular de por lo
menos dos cuentas secretas en Suiza, Ricardo Bussi acusó a Página/12 de
desprestigiar la figura del general Bussi y la de un precandidato a gobernador como soy
yo. El diario está equivocado por no decir que miente, y también puntualizó que
ese dinero suizo no superaba los 150 mil dólares.
De acuerdo con el detalle suministrado por las autoridades judiciales helvéticas a pedido
del juez Baltasar Garzón, que instruye el sumario por los desaparecidos durante las
dictaduras argentinas y chilena, Bussi comenzó a invertir en Market Claim el 27 de julio
de 1990 haciendo un primer plazo fijo de 47 mil dólares, con vencimiento 17 de enero de
1991. El 5 de setiembre de 1990 siguiente realizó una segunda inversión por 44 mil
dólares más, con vencimiento el 4 de enero de 1991. La última renovación de estos dos
plazos fijos que constan en la documentación remitida por la fiscal Carla del Ponte al
juez Garzón es de los días 6 y 8 de enero de 1996.
Asimismo, desde otra cuenta secreta abierta en Suiza por el ex general, también se
hicieron otras inversiones en Luxemburgo. El 26 de febrero de 1991, el actual gobernador
tucumano abrió en el Credit Suisse de Zurich otra cuenta secreta con el número
0835-250817-52 y cuya clave era Ret. El apoderado de esta cuenta era su hijo
José Luis Bussi. En diciembre de 1992, desde dicha cuenta se remitieron al Credit Suisse
Luxemburgo 29.347 dólares para ser invertidos en un plazo fijo, que el 30 de junio de
1997 se había reducido a 22.975 dólares. La cuenta Ret fue cerrada por orden
de Antonio Domingo Bussi el 12 de junio de 1997.
EL GOBERNADOR DESPIDIO AL HIJO DE MENENDEZ
Luciano Benjamín es un desocupado
Luciano Benjamín
Menéndez hijo de quien fuera jefe del temible Tercer Cuerpo de Ejército
durante la dictadura militar ya no es más director de Servicios Generales del
Gobierno de Tucumán: el ex dictador y actual gobernador de esa provincia, Antonio Domingo
Bussi, lo desplazó ayer de ese cargo a raíz del incidente que el viernes último
protagonizara con un grupo de estatales tucumanos, a quienes calificó de
basura.
Menéndez había sido nombrado al frente de la Dirección de Servicios Generales de la
gobernación tucumana el 1º de febrero pasado y en menos de dos meses demostró ser un
digno hijo de su padre. Qué hace esta basura acá. Retírense, acá no pueden
estar, arremetió el viernes pasado contra un grupo estatales tucumanos que
reclamaba frente al despacho de Bussi el pago de la indemnización que la Justicia
determinó que les corresponde por haber cobrado sus salarios fuera de término entre el
85 y el 90. Acto seguido, ordenó a un grupo de efectivos de la guardia de
infantería de la policía tucumana que desalojara a los manifestantes.
La reacción de Menéndez frente a los estatales marcó el fin de su carrera en la
administración tucumana, donde revistaba con la categoría más alta del escalafón a
pesar de que nunca antes había ocupado un cargo público. Insatisfecho con sus
explicaciones acerca del incidente, el secretario general del gobierno de Tucumán,
Gustavo Rojas Alcorta, solicitó a Menéndez que presentara la renuncia a su cargo, cosa
que el funcionario hizo ayer.
Lo que le cayó mal a Bussi no fue que el hijo de quien era su jefe cuando la dictadura lo
envió como interventor a Tucumán tildara de basura a los manifestantes, sino
que convocara a la guardia de infantería para desalojarlos de las inmediaciones de su
despacho. Menéndez tuvo una actitud destemplada. Los estatales protestaban en forma
pacífica y hubiera alcanzado con llamar a la guardia femenina apostada en el Palacio de
Gobierno. No era necesario que vinieran policías con cascos, escudos y armas,
explicaban ayer en el entorno de Bussi.
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