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En escuelas de la Puna dan clases en cuartos alquilados a vecinos

Dos maestros jujeños que ayunaron en la Carpa Blanca docente dieron testimonio de las condiciones precarias en las que se desarrolla el ciclo lectivo en la provincia norteña.

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Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes)  Juan De la Cruz Bazán es maestro en la Escuela 440 de La Quiaca. El año pasado les prometieron que el ‘99 empezarían las clases en un edificio nuevo. Llegó marzo y todo sigue igual: las paredes de adobe carcomido, los baños con puertas tipo far west y chicos repartidos en habitaciones alquiladas de casas vecinas porque las aulas no dan abasto. “En octubre del año pasado, la entonces delegada de la Zona 1 del Ministerio de Educación de la provincia, Rosenda Cabrera de Garzón, anunció que ya estaban los fondos para construir la escuela. Nosotros queremos saber qué pasó, porque ahora nadie sabe nada”, dice Bazán, quien ayunó en la Carpa Blanca para propagar, frente al Congreso, su reclamo olvidado en la Puna. Sólo a partir de ese olvido puede entenderse que en Jujuy se haya dado por aprobado el año escolar 1998 con 55 días de clase en la primaria y 25 en el nivel medio.
La renuncia obligada del gobernador Carlos Ferraro en octubre del año pasado fue el cierre de un período de caos. La educación y la salud fueron las áreas que más sufrieron por el arrastre de la crisis. Los maestros hicieron retención de tareas porque no les pagaban. Para evitar un conflicto con los padres, el nuevo gobernador Eduardo Fellner decretó que todos los alumnos pasaran de año. Ahora, los maestros temen que la superpoblación rebase las escuelas. “Abusando de la vocación del docente, nos piden que organicemos peñas, rifas y festivales para recaudar fondos y poder pagar el alquiler de las habitaciones de las casas vecinas donde se dictan clases”, comentó Bazán a Página/12 y se quejó, con calma, porque “el presidente (Carlos Menem) fue a La Quiaca pero llegó en helicóptero a la concentración del seleccionado nacional de fútbol que estaba ahí y se fue”.
Zulma Quispe es maestra en la Escuela 415 de San Salvador de Jujuy. Más de mil chicos llegan todos los días a ese edificio construido frente a los piletones de aguas residuales. Los mosquitos y el olor se hacen insoportables. Zulma explica que “su sueño” es conseguir “un gabinete pedagógico o al menos un psicólogo, un asistente social”. Los problemas de la casa repercuten en la escuela y los docentes se sienten desbordados. “El año pasado tenía una nena a la que el papá la golpeaba, estaba llena de cicatrices. Buscamos apoyo del gabinete pero la asistente social no podía más: atendía a seis o siete escuelas. A esa nena la pudo ver solamente dos veces en el año”, comentó la maestra.
La desocupación de los padres y el trabajo golondrina hacen que los chicos empiecen a estudiar en un pueblo y al año siguiente en otro. “No sabemos si terminan o dejan porque los dejamos de ver”, dicen los maestros. Zulma cuenta que “nos sacaron la merienda seca que nos permitía paliar un poco los problemas de desnutrición. Uno de mis alumnos jugaba al fútbol muy bien. El papá estaba desocupado. Caminaba todos los días unos cuatro kilómetros para venir a la escuela, además iba a los entrenamientos, le exigían que tuviera buenas notas para mantenerlo en el equipo, pero el chiquito no daba más, se dormía por la falta de alimentación y el cansancio”.
Los maestros llegaron a un acuerdo con el nuevo gobernador para que se suspendiera la aplicación del tercer ciclo de la Educación General Básica (EGB). “Hubo cursos de capacitación de Matemática y Lengua para la EGB1 y sólo de Lengua para la EGB2, pero para la 3 no hubo nada. No sabemos qué va a pasar con el maestro de séptimo grado, si va a poder seguir o lo van a reemplazar por profesores, la incertidumbre es muy grande”, dicen a coro y explican que “el 30 por ciento del sueldo lo cobramos en los bonos Tiprofi que no todos te los cambian, las empresas de servicios no los aceptan y en la mayoría de los comercios hay que gastarlos por todo el valor porque no dan cambio”. Después de trece años de maestro, Juan De La Cruz Bazán sólo quiere que “los senadores, los diputados y las autoridades del Plan Social pongan la cara para decirnos dónde está el dinero para construir nuestra escuela”. A su lado, Zulma remarca: “El Presidente hablóde los vuelos espaciales otra vez al inaugurar el ciclo lectivo pero nuestros problemas son otros”.

 

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