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El día que las merluzas lloraron en la ciudad

Con máscaras de merluzas lagrimeantes, Greenpeace denunció la sobreexplotación que amenaza con extinguir la especie.

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t.gif (862 bytes)  Enfundados en cuerpos de merluzas que lagrimeaban, cuatro personas se plantaron ayer al mediodía en el frente de la sede de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos e izaron un cartel con la sigla de la Secretaría y la palabra “pesca” tachada. “La merluza no da más”, se leía en las banderas negras que colgaron de la fachada del edificio, donde además flameaba el esqueleto de un pescado. De esa forma, el grupo ecologista Greenpeace reclamó la prohibición de la pesca de la merluza hubbsi o argentina, durante abril y mayo, y presentó una propuesta para superar la crisis por sobreexplotación de esa especie, un día antes de que el Consejo Federal Pesquero se reúna para definir la cantidad máxima anual que se podrá pescar durante 1999.
El control de la explotación de la merluza (que implica el 50% de las exportaciones pesqueras) será el tema principal de la agenda del Consejo Federal Pesquero a tratarse hoy y mañana. “Si no detenemos su pesca ahora, se va a detener sola porque no va a existir más”, sostuvo Emiliano Ezcurra, coordinador de la campaña de biodiversidad de Greenpeace. Ezcurra anunció que en los dos meses y medio que lleva el ‘99, “ya se pescaron alrededor de 100.000 toneladas de merluza argentina, cuando la Captura Máxima Permisible no debería exceder las 140.000”. El grupo ecologista propuso, entre otras cosas, la absoluta prohibición de la pesca de merluza hubbsi durante abril y mayo; que los “congeladores” diversifiquen su pesca hacia otras especies como calamar, merluza de cola o anchoíta patagónica; y que, desde el 1º de junio, el saldo de merluza hubbsi para el resto del año sea pescado por embarcaciones costeras artesanales.
Los diagnósticos sobre la situación de la merluza son negros desde hace años. “La captura histórica era de 300.000 toneladas anuales pero desde los 80 se llegó a 600.000 toneladas por el ingreso de buques europeos”, comentó Ezcurra. “La situación es cada vez más grave”, opinó a este diario Marcelo Pérez, miembro del Proyecto Merluza del Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP), que hoy presenta al Consejo Federal Pesquero el informe técnico sobre el límite de captura de merluza para este año.
Si bien el subsecretario de Pesca, Eduardo Auguste, está de acuerdo con la gravedad del problema, se mostró sorprendido por la protesta de Greenpeace. “En diciembre del ‘98 sacamos una resolución que limita la pesca de merluza al 50% del año anterior y Greenpeace no hizo ningún reclamo”, explicó a Página/12. Por otro lado, Auguste considera que no se puede frenar la actividad pesquera abruptamente porque habría muchos trabajadores afectados. “Hay que tener en cuenta el recurso pesquero pero también el aspecto social y no mandar a la quiebra a las empresas”, señaló. En ese sentido, Ezcurra apuntó que la cuestión de los trabajadores es una “gran falacia”. “Auguste debería pensar que si permite que se siga pescando lo único que hace es demorar el desempleo por unos meses, cuando el colapso sea definitivo y no haya más merluza para pescar tampoco van a tener trabajo”, aclaró.
Por otra parte, la Subsecretaría anunció que aproximadamente el 30 de abril empezaría a regir la “cuotificación”, es decir, el otorgamiento de cuotas de pesca para cada buque, como forma de control de la actividad. Además, dijo Auguste, a partir del 24 de mayo deja de regir el Acuerdo con la Unión Europea que permitía que los buques de bandera extranjera pescaran en aguas argentinas. De todas formas, Ezcurra aclaró que “hay buques europeos que adoptaron la bandera argentina, lo cual seguiría sobredimensionando la explotación”.

 

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