OPINION
Un respirador para Menem
Por Leopoldo Moreau * |
En
los últimos días los argentinos hemos presenciado la violenta forma de presionar
políticamente que utiliza el gobierno nacional para intentar instalar la segunda
reelección como la necesidad social.
El presidente Menem no cesa de repetir una sentencia de Thomas Jefferson la
ley es que los jueces dicen que es para otorgarle entidad política al
aberrante fallo del juez Bustos Fierro y con esa herramienta falaz arremeter contra la
Constitución Nacional. Debemos reafirmar que ninguna consulta ni vinculante ni no
vinculante es un mecanismo para dilucidar una cuestión constitucional. Además, si el
Presidente quiere intentar algún camino para reformar la Constitución tiene que
presentar sus intenciones en un proyecto de ley dirigido al Congreso Nacional. Cualquier
otra vía carece de legalidad y tiene un costo social y político de gran magnitud.
Convocar a un plebiscito en las actuales circunstancias socio-económicas es sumarle a la
crisis una incertidumbre que genera una mayor inestabilidad en el seno del sistema, con
los perjuicios para la democracia que esto conlleva.
La consulta popular es un mecanismo constitucional que para ser puesto en funcionamiento
debe tener, previamente, el aval de las dos cámaras del Congreso Nacional. Además, este
recurso no puede utilizarse para cuestiones referidas a la modificación de la Carta
Magna; por medio de una consulta popular no se cambian los preceptos constitucionales. Hoy
por hoy, el menemismo no está en condiciones de lograr las mayorías absolutas necesarias
en el Parlamento para modificar la Constitución, lo que hace también imposible la
convocatoria a la consulta popular sobre cualquier tema.
Hace unos días atrás, después de que la Cámara de Diputados votara aquella resolución
histórica, el intento menemista entró en una faz terminal por su carencia de viabilidad
jurídica y política. Ahora la intentona anticonstitucional parece haber recuperado
energías. Pero esto no es más que la última expresión desesperada del clavadista
político, en el momento en que se da cuenta de que la pileta a la que se arrojó tiene un
volumen de agua muchísimo menor que el esperado.
Menem se sabe derrotado en su intento y, para no quedar aislado en su delirio
constitucional, necesita de la atención de algún contrincante que aún crea en la
ilusoria imagen del poderoso que no es.
* Senador Nacional (UCR). |
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