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Por L. V. La Cámara de Casación Penal resolverá en 20 días la validez de un fallo en un caso donde se ve comprometida la libertad de prensa. Se trata de la demanda iniciada por el coronel retirado Rodolfo Jorge Solís, un ex espía de la SIDE, contra los periodistas Sergio Moreno (editor de Página/12) y Laura Términe, y el ex director de La Prensa Esteban Reynal. El diario había publicado un artículo en el que vinculó al militar con un grupo antisemita de la SIDE que entorpecía la investigación de los atentados a la embajada de Israel y la AMIA; Solís los querelló por calumnias e injurias. La Justicia absolvió a los periodistas en primera instancia, con una sentencia que enfatizó la importancia de la libertad de prensa para la subsistencia de la democracia y definió el derecho de informar como una de las garantías de la seguridad jurídica del país. Pero ahora el querellante reclama que el fallo sea anulado. El ex espía se sintió afectado porque la nota de La Prensa, publicada el 28 de noviembre de 1994, señaló que varias fuentes consultadas lo habían descripto como un personaje de antecedentes marcadamente antisemitas. Además, el artículo decía que Solís había sido dado de baja del Ejército por intentos extorsivos a empresarios. La fuerza aclaró que el militar se había retirado por propia voluntad y el diario difundió el comunicado, pero esto no fue considerado suficiente por el querellante. Poco después de la publicación de la investigación, Moreno recibió amenazas telefónicas y la visita de dos desconocidos que intentaron llevarlo a dar una charla en una escuela inexistente. Después, un auto merodeó su casa. Los camaristas Alfredo Bisordi, Juan Carlos Rodríguez Basavilbaso y Pedro David escucharon durante casi una hora los argumentos de las partes. El abogado de Solís criticó la absolución dictada en primera instancia por considerarla falta de fundamentos y sostuvo que omitió considerar elementos de prueba. Además, calificó de parcial e interesada la cita con que la jueza Atucha de Ares había recordado la postura del presidente de ADEPA en defensa de la libertad de prensa. Y acusó a Moreno y a Términe de haber mentido a sabiendas, en una estrategia que apunta contra el principio de la real malicia. Esta figura, originada en la legislación norteamericana, sostiene que los periodistas pueden ser considerados culpables sólo si se demuestra que actuaron con la intención manifiesta de perjudicar al querellante. El defensor de Moreno y de Términe, a su turno, subrayó que la magistrada no prescindió de ninguna prueba, sino que, tras considerar todos los elementos presentados, los refutó explicando por qué lo hacía. Tras definir a la sentencia de la jueza como sobria, coherente y razonable, Juan Carlos Dillon recordó que el tema de las fuentes consultadas durante la investigación está circunscripto a la SIDE. Y resaltó que los denunciantes habían dejado prescribir la acción penal contra quien fuera editor periodístico de La Prensa, José Antonio Díaz, responsable del contenido de la nota. Esto resumió Dillon da pie para conjeturar que las razones que mueven a Solís en su demanda son el dinero que espera obtener. Es que el militar ha reclamado ante la justicia civil una indemnización de 2.850.000 dólares. Solís se formó como cuadro de inteligencia durante la dictadura; en el juicio oral que perdió en primera instancia, el ex subsecretario de Inteligencia Ricardo Natale recordó un revelador episodio. Natale, que fue funcionario del gobierno de Alfonsín, reveló que el ex espía se había entrevistado con el entonces jefe de la SIDE Facundo Suárez para plantearle que el gobierno de Río Negro lo perseguía y que la sinagoga radical conspiraba en su contra porque no le querían pagar un premio de la lotería de esa provincia. Luego Solís sostuvo que no podía dormir por el estrés y abrió una valija para supuestamente mostrarle a Suárez lamedicación que estaba tomando. El movimiento, recordó Natale, fue a la vez una forma de exhibir la pistola reglamentaria que llevaba en el maletín. Asistieron a presenciar la audiencia Daniel Goldman, rabino de la comunidad Bet-El, Horacio Lutzky, director de la revista Nueva Sion y Herman Schiller, periodista y ex miembro del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, entre otros.
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