Finalmente,
el presidente Jamil Mahuad debió ceder. Hace una semana había anunciado el plan de
ajuste para salir del virtual derrumbe del sucre y del sistema bancario, pero la
impopularidad del programa terminó pareciéndose al derrumbe de su gobierno. Mientras
muchos ecuatorianos pedían a gritos su renuncia, las protestas cortaron calles y rutas,
las ciudades terminaron desabastecidas y se partió la mayoría oficialista en el
Congreso. Frente a esta situación, Mahuad consiguió el miércoles por la noche el apoyo
de la centroizquierda a cambio de ciertas modificaciones: se reducirá en un 33 por ciento
el aumento en los combustibles, se introducirá un impuesto a la renta y se dejará sin
efecto el aumento del IVA del 10 al 15 por ciento. Las leyes que el Parlamento debía
aprobar urgentemente se tratarán cada una a su debido tiempo. El presidente levantó el
estado de emergencia dictado hace nueve días.
El presidente Mahuad buscó calmar los ánimos pero desde distintos flancos llovieron
advertencias y críticas. Mientras los industriales y los analistas económicos consideran
que se trata de un parche que no ayuda a resolver ningún problema de fondo,
los movimientos sociales dijeron que por el momento no detendrán sus protestas.
Estamos luchando contra el modelo económico. El 20 de marzo el Congreso del pueblo
se reunirá, evaluará y decidirá la continuidad o no del levantamiento indígena y
popular, dijo el presidente del Frente Popular, Luis Villacís.
El eje de este acuerdo consiste en mecanismos concretos para financiar el déficit
del presupuesto del Estado, explicó Mahuad, que planea reducir el actual déficit
fiscal del 6 por ciento del PBI a 3,5 por ciento. Para ello, el presidente indicó que se
crearán impuestos a los autos de más de 14.000 dólares (algo que estaba en la primera
versión del ajuste) y que se agregarán un gravamen del uno por ciento al patrimonio
empresarial y otro a las utilidades cambiarias de la banca. También se eliminarán todas
las exenciones al IVA y se restaurará el impuesto a la renta, que había sido eliminado a
mediados del mes pasado.
Mahuad estimó que con este paquete el Estado recaudará 520 millones de dólares, lo que
hará controlable el déficit fiscal para este año. También anunció que el
gobierno estaba considerando un aumento salarial de los empleados estatales y la ministra
de Educación, Rosángela Adoum, dijo que a partir de hoy se pagarán los sueldos
atrasados de los 120.000 maestros que están en huelga desde el mes pasado.
Estamos hablando de una rebaja de casi la mitad de precio de los combustibles,
explicó Mahuad enfatizando el costado popular del nuevo plan. Nos vimos
obligados a subir el precio no porque quisiera causarles problemas ni mal a nadie, sino
porque la crisis de Ecuador es tan grande que necesitábamos ingresos para cumplir con
nuestras obligaciones, dijo. Luego del anuncio, muchos taxis salieron a las calles
de Quito tocando bocinas y sacando las manos por la ventana como un piloto luego de cruzar
la bandera a cuadros. Muchas estaciones de servicio directamente cerraron ante la
incertidumbre tarifaria. Algunas mantenían los precios viejos. El
presidente habló en la madrugada. ¿Quién lo va a escuchar a esa hora?, se
descargó el dueño de uno de los establecimientos.
Los principales voceros de las centrales sindicales también salieron a festejar por
considerar que los cambios en el ajuste se debieron a su resistencia en las calles. Sin
embargo, los indígenas, campesinos y trabajadores del sector eléctrico y petrolero aún
no decidieron si levantan la huelga nacional. El líder del gremio de los taxistas,
Washington Burbano, dijo que las medidas de fuerza serán levantadas cuando la Policía
libere a 133 choferes detenidos durante las manifestaciones.
Estas medidas y el nuevo esquema político armado por Mahuad en el Congreso hacen pensar
en un giro a la izquierda del gobierno ecuatoriano. El oficialista Partido Democracia
Popular (PDP) había perdido esta semana el apoyo del derechista Partido Social Cristiano
(PSC) y con ello la mayoría parlamentaria. A pesar de que en la nueva coalición aparece
el Partido Conservador, quienes aportarán mayor cantidad de diputados son laIzquierda
Democrática y el Movimiento Democrático Popular. Aún no se sabe qué ocurrirá con
proyectos como la privatización de empresas públicas, que permanecerán sin tratar
porque, según el presidente del Congreso Juan José Pons, los proyectos vinculados
al área tributaria son los que tienen prioridad.
ENTREGAN EN CHILE UN MAPA DE TUMBAS N.N.
Un obispo derecho y humano
Algunas
iglesias son más cristianas que otras. Un mapa que indica los lugares donde supuestamente
fueron enterrados algunos desaparecidos durante el régimen militar fue entregado ayer por
la Iglesia Católica al gobierno chileno en Santiago. La entrega la hizo el obispo de
Punta Arenas Tomás González a la ministra chilena de Justicia Soledad Alvear, según
declaró el mismo prelado al cumplir ayer al mediodía una visita al Palacio de La Moneda,
donde se reunió con el subsecretario del Interior, Guillermo Pickering. Sin embargo, la
ministra, quien separadamente se reunió también ayer con el presidente de la Corte
Suprema, Roberto Dávila, no confirmó la recepción del valioso documento que incluiría
lugares donde estarían enterrados varios cuerpos de detenidos-desaparecidos.
El obispo de Punta Arenas, ciudad austral a 3500 kilómetros de Santiago, no reveló la
procedencia del documento, aunque reconoció que yo en estos días he tenido la
presentación de algo muy confidencial que me ha pasado una persona, un mapa de un lugar
donde pudiera haber restos de personas desaparecidas. González, quien dijo haber
recibido la información bajo secreto de confesión, se negó a decir si el informador
había sido un militar o un civil. Al mismo tiempo, el pastor de la Iglesia confirmó que
existen conversaciones informales y extraoficiales entre la Iglesia, dirigentes políticos
y miembros de las Fuerzas Armadas para intentar resolver los problemas de derechos humanos
pendientes. Los obispos estamos dispuestos, pero no deseamos mezclarnos en una
determinada ideología, dijo González, quien es considerado uno de los
representantes de la Iglesia más comprometidos con los derechos humanos. La cifra oficial
de víctimas fatales de la dictadura militar de Augusto Pinochet (19731990) es de 3197 con
1102 que figuran aún como desaparecidos.
Después de la entrevista, el prelado declaró que en Chile no están dadas todas
las condiciones para hacer justicia, a pesar de que hay decenas de juicios abiertos.
Sin embargo, González declaró que no se investigan ni las situaciones ni a los
responsables de desapariciones, aplicando generalmente la Ley de Amnistía que dictaron
los militares.
Sobre el fallo de los lores británicos, que se conocerá el próximo miércoles y que
definirá si el ex dictador Augusto Pinochet goza de inmunidad penal, el obispo de Punta
Arenas pidió que no haya aceptación de ningún delito, porque éstos están más
que nunca sobre las legislaciones nacionales. Lo que claramente no es compartido por
los mandos militares, que hicieron saber su malestar al gobierno por
declaraciones del canciller José Miguel Insulza según las cuales el peor
escenario sería el regreso del ex dictador a Chile.
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