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ANALISIS DE UNA PELICULA QUE
CONMUEVE A TODOS Y ESCANDALIZO A ALGUNOS
La ficción de un padre en La vita é bella
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La película de Benigni suscita
preguntas: qué es la ilusión, cuál es el límite del humor y, quizás sobre todo, qué
es un padre. ¿Hubiera
sobrevivido llorando sin consuelo por su madre? |
Por César Hazaki *
Jorge Semprún, en su
libro La escritura o la vida, reflexiona, a su salida de Buchenwald, sobre los horrores
vividos, dado lo poco creíble que aparecía la realidad de los campos: Contar bien
significa: de manera que sea escuchado. No lo conseguiremos sin algo de artificio. ¡El
artificio suficiente para que se vuelva arte! (...) El cine parece el arte más apropiado
(...) Haría falta una ficción. ¿Quién se atreverá?.
Algunos se han escandalizado de que el humor circule en un lugar tan horroroso como
Auschwitz, creyendo que tanto horror y sufrimiento no lo permitirían. Pero los relatos de
sobrevivientes dicen lo contrario: en los campos existía un humor, muy negro. Semprún
habla del lenguaje cifrado de los sobrevivientes: ¡Este campo es un
balneario!, era la frase que nos tiraban a la cara los veteranos de Buchenwald
cuando comparaban sus años terribles de 1937 a 1942 con los que habíamos
conocido nosotros. O aquello de que lo habitual era salir de la enfermería
por la chimenea del crematorio.
En La vida es bella, el humor de Guido es su modo de rebelarse. Freud, en su trabajo de
1927, establece que el humor permite el triunfo del placer sobre el principio de realidad,
lo cual hace más tolerable el dolor: El humor no es resignado, es opositor; no
sólo significa el triunfo del yo, sino también el del principio de placer, capaz de
afirmarse aquí a pesar de las desfavorables circunstancias reales. El humor y la
voluntad hacia la vida (marcada por las insistentes referencias a Schopenhauer) otorgan a
Guido recursos para resistir el poder nazi.
Propongo ver el juego como la construcción de una ficción operativa, adecuada al exceso
de realidad que el campo de concentración produce. El adulto, el padre, no niega la
realidad sino que se adelanta al hiperrealismo de los campos y establece con su deseo una
operación psicológica exitosa: la escisión, que dará cuenta de la separación que se
produce dentro del sujeto para afrontar las atrocidades de los campos.
El juego, en este caso, es una ficción y también una política. Ese padre establece una
historia que les permita, tanto a él como al niño, ser protagonistas. Guido, al
afirmarse en su deseo, se hace profundamente subversivo al orden nazi, mantiene su
dignidad y su capacidad operativa en la cruel realidad que vive. Al niño, este juego le
permite mantener un encuentro no simbiótico, dado que cuestiona, duda de los dichos de su
padre. Le posibilita mantener la agresividad en marcha y por lo mismo activar el cuerpo
para y por la sobrevivencia. Si el niño hubiese regresionado y se hubiera puesto
absolutamente dependiente de su padre, no hubiera podido establecer las conductas mínimas
necesarias para sostenerse y mantenerse activo. El relato de los sobrevivientes habla de
aquellos prisioneros que perdían las ganas de vivir, que se desvitalizaban, y de cómo
esto producía el alejamiento de los que se empeñaban en subsistir. A los pocos días,
esos prisioneros morían. El tan cuestionado juego logra que al niño no le ocurra esto;
¿hubiera sobrevivido chupándose el dedo, balancéandose en la cama y comiendo de mano de
su padre, o llorando desconsoladamente llamando a su madre?
El máximo de sometimiento individual para los prisioneros, en los campos de
concentración, se concretaba al no poder establecer un dominio de los sucesos. Esto
requería que los prisioneros fuesen doblegados. Que nada hiciese a los detenidos creerse
que tenían derechos, que eran personas.
Entiendo la actitud del personaje como un acto creativo y libre, escisión operativa donde
una parte padece lo que vive y otra lo transforma, preservando un núcleo íntimo al que
el opresor no puede llegar. Esta construcción-ficción se encuentra desde siempre en la
historia del hombre y se vincula, profundamente, con el deseo y la voluntad de
sobreponerse a las situaciones más adversas que se puedanimaginar. Se halla muy cerca de
los mitos y religiones que la humanidad creó para soportar lo intolerable.
* Psicoterapeuta. Editor de Topía Revista.
PARA QUE ALGUIEN PUEDA CONTAR LA HISTORIA
Viaje al corazón de la realidad
Por Sergio J. Korman *
La vida es bella es la
historia de dos ficciones. Una está al servicio de la muerte, de las pulsiones de
destrucción, donde la mentira se utiliza para quebrar al inocente desarmado y llevarlo al
matadero (dejen sus ropas acá que las recuperarán luego de las duchas). Pero
hay otra ficción, planteada por el protagonista. Es también un dispositivo falaz, pero
al servicio de la vida. El padre, vistiéndose del mejor Chaplin, mantiene a su hijo en un
universo imaginario, a resguardo de la crudeza siniestra.
Algunas críticas sostienen que la película no refleja la realidad
histórica, que se trataría de una visión ingenua y hasta
individualista del Holocausto, o incluso una ironía
irresponsable. Pero su lenguaje introduce al espectador en el corazón de esa
realidad.
El espectador puede, vía identificación, responder al discurso delirante del
nazi-fascismo a través del juego de palabras, del Witz, la devoluciónconstrucción
creativa del otro mensaje ridículo, cuyo fin es la preservación del que sólo puede
sobrevivir en el terreno del jugar infantil, con puntos, premios y castigos lúdicos.
Juego dispuesto por un padre que de imaginario pasa a ser simbólico en el psiquismo del
niño.
El juego que ese padre propone adviene acto de heroísmo. Es la preservación de su Bien
frente al horror de lo Real, y la promoción de tal Bien su hijo al terreno de
la transmisión histórica: al universo simbólico. No olvidemos que la historia es
relatada en primera persona, en boca de ese niño que, habiendo sobrevivido al horror, lo
cuenta.
* Psicoanalista.
POSDATA |
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Autogestión y salud mental, de Atico y el equipo de psicosomática del
Hospital Alvarez, con M. Kameniecki, J.C. Stagnaro, R. Zukerfeld, R. Sivak, A. Grande, H.
Becerra, J. Golini y otros, el 20 de 9 a 15. 4553-3800.
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Sexuales, desde abril. 4813-0579.
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Psicopatología del Hospital Israelita. 4586-8188. |
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