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LA COMUNION DEL ROCK ARGENTINO Y LAS MADRES, EN UN CD DE COLECCION
La importancia de saber festejar

La edición del miércoles de Página/12 será
acompañada por “¡Ni un paso atrás!”, un CD
que refleja dos históricos shows de rock.

Hebe de Bonafini pronunciando su discurso, delante de un conglomerado de rockeros.

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Por Fernando D’Addario

t.gif (862 bytes) Si sólo se tratara de un disco, habría que referirse a un trabajo que resume la tendencia más significativa del rock nacional en los últimos diez años. Pero la presencia de las Madres de Plaza de Mayo descoloca los parámetros valorativos. ¡Ni un paso atrás!, el CD de homenaje a los 20 años de lucha de las Madres con que Página/12 acompañará su edición del próximo miércoles (será de compra opcional, tendrá un valor de 6 pesos y la recaudaciones servirá para contribuir a la construcción del Centro Cultural de las Madres), constituye un punto de inflexión en la vieja y sinuosa relación entre la música y el compromiso político. Como yapa, en el disco aparece Bono recitando (en castellano y en inglés) el poema de William Butler Yeats “The mother of God”, además de una interpretación a capella de “Mo-ther of the desappeared”.
Imposible olvidar aquellas dos noches, en octubre de 1997. León Gieco, Los Piojos, La Renga, Divididos, Attaque, Los Caballeros de la Quema, Todos Tus Muertos, Bersuit Vergarabat, Las Pelotas, Actitud María Marta, A.N.I.M.A.L., Malón y Rata Blanca parecieron dejar de lado celos, histerias y contradicciones tan rockeramente argentinas para sumarse a un homenaje que intuían honesto y necesario. La selección de temas dibuja un no buscado greatest hits del rock barrial, en sus versiones rockeras, heavies y punks: desde el “Ala Delta” de Divididos hasta “El rito de los corazones sangrando” de La Renga, pasando por “El fantasma de Canterville” (León Gieco) y “El Chupadero” (Todos Tus Muertos).
Aquella vez, la diversidad artística se extendía, claro, al público, 55 mil jóvenes que llenaron dos veces la canchas de Ferro. La primera noche, que se hizo rogar por culpa de una lluvia impiadosa, cobijó a punks de Attaque, rockeros de Los Piojos y heavies de A.N.I.M.A.L. La segunda jornada atrajo a una multitud suburbana, seducida por la participación de La Renga y Malón. Y el “Oh, soy de Attaque/es un sentimiento...” o el “Vamos La Renga/con huevo vaya al frente...” se fundía con “el que no salta es un militar”, y las ovaciones varias que recibieron las Madres, una fusión afectiva impensable para el rock de los 80, e incluso el de los 70.
Es que hasta entonces, el gesto solidario, el compromiso musical con las grandes causas parecía estar supeditado a lo que se dio en llamar, con cierto tufillo peyorativo, el “rock sammaritano”. Era algo que pasaba allá lejos, en el primer mundo culposo, con protagonistas como Peter Gabriel, Sting, U2, y que eventualmente podía trasladarse a la Argentina cuando alguno de estos pesos pesados dejaba bajar al tercer mundo su corazón noble (Sting con las Madres en 1987, por ejemplo). Pero los rockeros nacionales en los 80, con toda su rebeldía declamativa (Redondos, Violadores, Riff, V8), o con todo el glamour pasatista representativo de la fiesta alfonsinista (Virus, Soda, Abuelos) sacudían la cabeza o movían la patita, pero ambas tendencias artísticas seguían inmovilizadas por el terror de la dictadura.
Esta generación de “rockeros nacionales y populares” (según otra definición de algún modo prejuiciosa), en cambio, encontró la manera de coincidir con una línea de acción que intuía compatible con sus códigos: la de las Madres es una rebeldía apartidaria, activa, y definitivamente no careta. Eso es lo que reivindica, también, el manual del rockero correcto, sólo que las Madres vienen poniendo en práctica el manual desde hace veinte años, mientras que el rock y el pop nacional siguen discutiendo (si bien no explícitamente, lo hacen cada vez que sale un disco de Babasónicos y otro de Los Piojos) el rol que le cabe a la música en la sociedad. El rock que estuvo en Ferro hace un año y medio es un cambalache en muchos sentidos, pero probablemente confluya en un punto: no compra el placebo de la abstracción artística como excusa para justificar la falta de compromiso ideológico.
“Para nosotras fue algo muy fuerte, porque nos fuimos del circuito habitual de lucha por los derechos humanos a otro que no conocíamos tanto.Ahí terminé de conocer a los rockeros, que me parecieron chicos maravillosos, que dejaron de lado todo y desinteresadamente estuvieron con las Madres. Cuando pronuncié el discurso, sabía que a esos miles de pibes les estaba llegando lo que les decía”, recordó Hebe de Bonafini, en diálogo con Página/12.

 

“Los políticos nos traicionan”

Estos son algunos de los pasajes del discurso de Hebe de Bonafini durante el homenaje a las Madres. La totalidad está incluida en el CD.
ron2.gif (93 bytes)   “Las Madres no creemos en los partidos políticos. Los partidos políticos nos traicionan. Las Madres creemos en los pueblos, que con su fuerza y sus convicciones llenan las plazas y las calles para exigir lo que queremos: trabajo, dignidad, salud, educación.”
ron2.gif (93 bytes)   “Estamos festejando los 20 años de lucha de las Madres. Veinte años luchando contra el ejército y la policía. Esto es un festejo.”
ron2.gif (93 bytes)   “Chicos, luchemos para que alguna vez la justicia en este país sea de verdad. Creamos que la justicia alguna vez tenga que llegar.”
ron2.gif (93 bytes)   “La música nos unió esta noche. La rebeldía nos tiene que seguir uniendo. Ustedes tienen que ser rebeldes, pibes.”

 

El testimonio de tres de los músicos

Una noche inolvidable
Por Iván Noble *

Podré llegar a tener otras bandas, envejecer tocando o no, pero me va a resultar imposible olvidar lo que pasó esa noche. Impresionante lo que pasó entre las bandas, la predisposición que mostraron para juntarse, todos con la misma camiseta. Eramos conscientes de que representábamos la banda de sonido para algo muy importante. Lo más importante que hizo el rock nacional en los 90. Estoy orgu-lloso de poder decir “estuvimos”. Y también fue muy fuerte haber conocido a Hebe. Siempre había dicho “qué mujer impresionante”, pero cuando la tuve enfrente, no sé, era como tener (salvando las distancias) a Maradona al lado. Y con respecto al público, tal vez chicos de 17 años no tienen total conciencia de lo que significan las Madres, pero creo que, aunque sea de rebote, algo les debe haber llegado de todo eso que se dijo y se vio.


Revalorizar la solidaridad
Por Malena D’Alesio *

Tengo la sensación de que se ha restringido la palabra solidaridad a límites personales o familiares y eso parece no sorprendernos. Me gustaría que este tipo de recitales nos sirva para revalorizar ésta y un montón de otras palabras que seguramente si le diéramos la dimensión que deberían tener, y no la que más cómoda nos resulte, nos higienizarían el alma, nos recompondrían un poco como personas y ayudarían sin duda a mejorar la mierda con la que solemos vivir cotidianamente. Esto significa que además de ser “buenos” con nuestros familiares y amigos nos metamos un poco en este mundo y nos hagamos cargo del rumbo que va a tomar, porque el rumbo que se vislumbra actualmente es muy jodido y va en picada. Y mataría darle un corte a esta bobería generalizada y ya dejarnos de joder. Analicemos, reflexionemos, hagamos canciones, pero actuemos.


Lo hicimos sólo por las Madres
Por Germán Daffunchio *

Nos divertimos, la pasamos bárbaro, en este tipo de recitales hay una energía especial. Nos pasó lo mismo cuando tocamos para las Abuelas, en la Plaza de Mayo. En el caso del festival de las Madres, fuimos a tocar sólo porque queríamos ayudarlas, pero no nos prendimos en todo el circo que se montó alrededor. También hubo una energía especial en la Plaza de Mayo, para las Abuelas. Lo de la solidaridad entre los grupos, todos unidos por una causa, eso es mentira. Es un fetiche. Queda bien aparentar que sos amigo de quien debés ser amigo. Ese día parecía que lo importante era figurar con los que te podían ayudar a estar en la foto. En ese juego no entramos, y habría que ver de todos esos que se peleaban por tocar en el cierre o por estar con Hebe, cuántos siguen estando con ellas.

 

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