|
Por Marina Caporale La universidad y el barrio se unieron en el sur del conurbano bonaerense: el punto en común es un grupo de jóvenes, algunos estudiantes y otros no, pero todos con iniciativas y ganas de participar en proyectos comunitarios. Quince alumnos de la Universidad de Quilmes (UNQ) se van a encargar de capacitar a cuarenta chicos y chicas de entre 17 y 22 años para realizar, en conjunto, tareas solidarias en barrios de Florencio Varela, Don Bosco, Wilde, Berazategui y Bernal, a través de un programa de formación y promoción social organizado por la UNQ y el Servicio Universitario Mundial (ver recuadro). El Proyecto Boomerang promueve la integración de estudiantes universitarios con jóvenes que ya están desarrollando actividades sociales en sus comunidades. Queremos formar voluntarios que puedan afrontar y atender las necesidades y expectativas de la gente de la zona sur, explicó Raquel Leal, una de las organizadoras. En estos barrios hay muchas necesidades. Espero que lo que hagamos nosotros sea un primer paso para ablandar el corazón de las autoridades que tendrían que ocuparse de estas cosas, se ilusionó Miguel Angel González, alumno de Comunicación Social. Participar en este proyecto es una forma de volcar en la sociedad lo que aprendemos en la universidad y, a la vez, enriquecernos personalmente con la experiencia, definieron Cecilia Barra y Laura Barceló, alumnas de Terapia Ocupacional e integrantes del grupo de estudiantes que fue seleccionado el año pasado, después de un entrenamiento de tres meses. Ahora se enfrentan con un nuevo desafío: integrarse con quienes serán la materia prima del proyecto, los jóvenes del sur bonaerense. Sociedades de fomento, salitas de atención médica, comedores infantiles, grupos de apoyo escolar y cualquier otra agrupación que genere acciones solidarias son, para los coordinadores del proyecto, los espacios ideales donde buscar y encontrar a los futuros líderes comunitarios. A los jóvenes que se acercaron les vamos a brindar capacitación y un lugar para relacionarse con otras personas con intereses similares explicó Cecilia Testa, coordinadora del programa. Pero, como requisito para ser elegidos, los chicos tienen que estar respaldados por alguna organización social que se comprometa a apoyarlos. Ya fueron seleccionados cuarenta jóvenes que recibirán diez pesos por reunión para pagar sus gastos de viaje y comida. En este primer período de conocimiento mutuo, los estudiantes de la UNQ se apoyan en una premisa básica: ser alumnos universitarios no los sitúa por encima de sus compañeros de los barrios. La relación va a ser horizontal y recíproca. Ellos nos van a enseñar mucho y nosotros vamos a aportar lo nuestro -aclaró María Soledad Gutiérrez, también alumna de Terapia Ocupacional. Los chicos van a venir a la universidad a capacitarse y nosotros vamos a ir adonde ellos viven y trabajan para participar de sus actividades. El principal objetivo del Proyecto Boomerang es poner los esfuerzos y recursos humanos de la universidad al servicio de la sociedad. El programa está dividido en cuatro etapas: la primera culminó a fines del año pasado y consistió en talleres de entrenamiento para estudiantes de las carreras de Terapia Ocupacional, Ciencias de la Educación, Comunicación Social, Administración Hotelera y Música Electroacústica (todas del Departamento de Ciencias Sociales de la UNQ). Los cursos eran muy dinámicos, con afiches, diapositivas y trabajos grupales, contó Miguel Angel. El hincapié estuvo puesto en los problemas de la adolescencia, el rol movilizador de los líderes comunitarios, las formas de acceso a sectores vulnerables de la población y el contexto socioeconómico y cultural en el que están insertos. La segunda etapa está comenzando en estos días e incluye seis meses de intercambio y capacitación. Desde ahora y hasta setiembre, los quince estudiantes de la UNQ ayudarán en la coordinación de talleres destinados a los jóvenes. En los próximos encuentros que serán los sábados por latarde en la sede de la universidad (Roque Sáenz Peña 180, Bernal), los temas que se van a tratar serán la juventud hoy, la violencia, las adicciones, el embarazo precoz, el sida, la animación comunitaria, los medios de comunicación, el mundo del trabajo y el medio ambiente, entre otros. Las clases van a estar a cargo de un grupo interdisciplinario de especialistas en Psicología, Sociología, Medicina y expresión creativa. Luego vendrán cursos de joven a joven, completamente dirigidos por los estudiantes. Dentro de estos talleres, entre todos vamos a elaborar proyectos comunitarios que finalmente serán concretados en una cuarta etapa, explicó Ariel Hartlich, alumno de Ciencias de la Educación. Y agregó: Como universitarios, generar acciones comunitarias es un compromiso con la sociedad. Nos unimos con los adolescentes para hacer posible el desarrollo de valores que hacen a la solidaridad, la integración y el mejoramiento de la calidad de vida en los barrios.
|