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Por Martín Granovsky Desde Catamarca
De la Rúa dijo a Página/12 que la derrota catamarqueña y la posible derrota el domingo próximo en el plebiscito porteño "deberían ser determinantes, motivar un escrito inmediato a la Corte cerrando un caso. Demasiado mal se ha hecho ya al país con estas cosas. Cuando hay una grave crisis económica y social, el presidente Menem debe ocuparse de eso en el tiempo que resta de su mandato en vez de llevar el debate para otro lado. Que lea la Constitución. Si la lee, esto debiera terminarlo ya. Para bien del país". En las primeras horas de hoy, el centro de cómputos del Frente Cívico indicó a este diario que, con el 60 por ciento de las mesas escrutadas en toda la provincia, el FC ganaba por 12,6 puntos de diferencia sobre el justicialista, cinco más que los ocho de distancia de las últimas elecciones de 1995. El FC consolidó los dos tercios en el Senado y la mayoría absoluta en la cámara de diputados. De la Rúa y Alvarez llegaron a Catamarca tarde, recién cerca de las diez de la noche, porque una maniobra de intoxicación de Saadi retrasó la asunción de la victoria por parte del Frente Cívico de Castillo. Al mediodía, filtró a Crónica TV que las encuestas de boca de urna lo daban ganador. No era verdad, porque el PJ catamarqueño no había contratado ningún sondeo en la puerta de las escuelas, y el único encuestador citado por Saadi con nombre y apellido, Hugo Haime, negó a Página/12 su participación. Pero el silencio del FC ante los datos tóxicos mantuvo en vilo al país entero durante todo el día. Más aún: los propios castillistas, protagonistas directos del triunfo, y con encuestas propias de boca de urna que los daban ganadores, dudaban de sí mismos sólo porque la televisión no les concedía la tranquilidad definitiva. La situación ridícula se rompió mágicamente y de modo muy simple. Bastó que, a las 21.07, Castillo asumiera su victoria ante las cámaras, y entonces lo cierto fue cierto. Saadi calló su conquista de nueve puntos, su hermana Alicia calló la suya de siete --la diferencia seguramente se debió a fuentes distintas de inspiración-- y ambos se abstuvieron de ahí en adelante de anunciar que el Presidente llegaría a Catamarca para concelebrar el triunfo con ellos. Por un momento, tanta insistencia en relacionar el resultado con el gobierno nacional pareció un mensaje: "Si caemos, caemos todos". La nacionalización de las situaciones provinciales siempre tiene ese riesgo. Castillo lucía alegre por su propio triunfo, cuidadoso de no regalárselo por completo a Fernando de la Rúa, temeroso a la vez de no privar a la Alianza y al jefe de su partido de una victoria clave, indulgente con Saadi y tenuemente sádico, con una sola a, hacia Menem. "El Presidente vino tres veces en dos semanas, así que algo de la derrota le debe tocar", dijo Castillo. Y subrayó que el Frente Cívico había ganado en los departamentos de Santa María, La Paz, Tinogasta y Andalgalá. Ninguno de ellos es tan importante como el distrito capital, donde vive casi la mitad de los catamarqueños, pero los cuatro reforzaron la victoria: --Los nombro porque allí fue Menem para dejar sus dádivas. Y allí perdió. La dignidad del pueblo de Catamarca ha triunfado. También dijo que habría que interpretar su triunfo como una derrota del proyecto de re-reelección y aventuró un slogan: --Si antes se hablaba del Efecto Córdoba, ¿por qué no podemos hablar del Efecto Catamarca? Después repitió uno a uno los argumentos desde el balcón de la Casa de
Gobierno, un lugar, el * "Es para Menem que lo mira por tevé". * "Es para Saadi que lo mira por tevé". * "Olé, olá, olé, olá/ somos la vida/ somos la paz/ y en Catamarca/ somos la mitad". * "Ca-ta-marca". Pero la más repetida fue la de "Saadi, no rompas...", en especial cuando Castillo, desde el balcón, repitió que los departamentos visitados por Menem para repartir "dádivas" fueron los departamentos en los que ganó el Frente Cívico. A esa altura, el delicado equilibrio entre el color local y el color nacional ya se había balanceado hacia el segundo, porque los miles de manifestantes le concedieron el primer lugar en su euforia al último argumento de Oscar Castillo. Con Página/12, De la Rúa quiso conectar ambas realidades. --El Frente Cívico surgió como una alianza con sentido místico, de desprendimiento, con una idea de justicia --dijo--. Es el mismo espíritu de la Alianza. Alvarez lo complementó: --En el Frente Cívico, que surgió antes de la Alianza, siempre hubo un sentido de apertura política. Ese espíritu se mantuvo después en la Alianza. Por eso la Alianza se va a fortalecer mucho con esta victoria. El Frepaso catamarqueño llegó a estas elecciones separado del Frente Cívico, pero tuvo un pobre comportamiento electoral y ya anoche anunció que se integraba al FC para apoyar a nivel nacional a la Alianza en las elecciones presidenciales del 24 de octubre.
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La noche del Oscar llegó al
noroeste argentino. El Oscar Castillo ganó la gobernación de Catamarca contra Ramón
Saadi y le provocó a Carlos Menem su primera gran derrota desde que el Presidente renovó
su ofensiva para eternizarse en el poder más allá de la Constitución. "Se impuso
la verdad sobre la mentira", resumió De la Rúa desde el balcón de la casa de
gobierno. "Este debe ser el fin de la aventura reeleccionista de Carlos Menem",
dijo Chacho Alvarez, que después, junto a De la Rúa, hablaría a solas con Página/12
(ver página 4). Los catamarqueños reunidos en la plaza lo expresaron de otra manera:
"Saadi, no rompas las pelotas/la Casa de Gobierno/se mira y no se toca".
balcón y la casa, que ningún político
rechazaría como destino. En el caso de Catamarca, además, es imposible buscar un
símbolo más fuerte. En la plaza terminaron todas las marchas de silencio pidiendo el
esclarecimiento de la muerte de María Soledad. Allí, frente a la Casa de Gobierno y la
Catedral pintada de rosa viejo, se hilvanaba el final de la dinastía de los Saadi, que el
Frente Cívico acabaría rompiendo electoralmente por primera vez en 1991. La vista de la
plaza, anoche, era imponente. Banderas blancas, naranjas y verdes de Frente Cívico.
Algunas banderas de la UCR, el principal partido del frente junto al partido
Movilización, dirigido por antiguos peronistas e independientes. El humo de los
choripanes se elevaba en la noche y los bombos les ponían ritmo a las consignas: