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SUBRAYADO

Hoy, el Grupo de los Nueve

Por Julio Nudler


t.gif (862 bytes)  Hoy se reunirá el Grupo de los Nueve, formado por el Grupo de los Ocho y Roque Fernández, que para el caso representa al Sector Gobierno, con tantos o más problemas ante la crisis que cualquiera de los otros. En esencia, el establishment y el ministro ven la realidad con los mismos criterios, pero defendiendo intereses que la recesión vuelve enemigos. Los empresarios quieren desactivar la última reforma impositiva, que les grava los activos y los préstamos con que muchas veces disfrazan aportes de capital.

Frente al agujero que se abriría en la recaudación, la receta es siempre la misma: un utópico recorte del gasto público y el combate a la evasión. Así planteado, el diálogo se vuelve poco creativo. Sagrado baluarte del programa vigente desde 1991 es el equilibrio macroeconómico, fiscalmente amenazado por la caída en el nivel de actividad. El ministro no puede sino encogerse de hombros ante los empresarios, o a lo sumo tirarles algunas decisiones cosméticas.

Mucho más importantes que este encuentro son las señales que vienen de afuera, indicando que la deflación mundial, iniciada con la crisis asiática, ya habría tocado fondo. Por una u otra razón, los precios mundiales de las materias primas dejaron de caer o están repuntando, que es lo que necesita la Argentina para escapar de la zona negra. De todas formas, nadie ignora que en muchos sectores la capacidad de producción sigue excediendo a la demanda.

No es otra cosa que el esquema aplicado en la Argentina durante la mitad inicial de esta década: la apertura, la desregulación, la reducción de impuestos a los factores de producción y el estímulo a la incorporación de tecnología crearon una economía ofrecida. La demanda de consumo acompañó el proceso durante algún tiempo. Las exportaciones hicieron otro tanto. Pero cuando se achica el mercado interno y no vienen órdenes de compra desde afuera, el programa no ofrece herramientas porque nunca pensó directamente en la demanda.

Con la paridad fijada al dólar, la Argentina está cruzada de brazos. Venderá cuando el mundo necesite comprar. Internamente, si la riqueza se concentra más cada día, sólo unos pocos sectores se salvarán con el consumo local y ninguno aspirará a un crecimiento espectacular. A Roque Fernández se le critica la pasividad, la falta de nuevas medidas para estimular la oferta de bienes. Pero 1991 ya está lejos. Ahora cualquiera que tenga un proyecto se pregunta a quién podrá venderle o exportarle su producto. Sería bueno que el Grupo de los Nueve le responda.

 

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