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Por Martín Granovsky Desde Catamarca Oscar Castillo, el candidato que le provocó a Ramón Saadi la tercera derrota desde 1991, lo sugirió el domingo, casi lo imploró en forma de pregunta: "¿Por qué, si antes hubo un Efecto Córdoba a favor de Carlos Menem, no puede hablarse de un Efecto Catamarca en contra?". El fallo de la Corte Suprema parece darle la razón. Aunque desdeña el fondo del debate, porque no archiva la re--re, la sentencia fue políticamente viable para el oficialismo y sonó más natural después de la derrota de la dupla Saadi--Menem. Ese es, por ejemplo, el análisis de la Alianza. "Ninguna Corte del mundo, adicta o no adicta, baja a un presidente, pero ni siquiera falla como falló la Corte ayer si ve que no hay condiciones políticas para hacerlo", comentó anoche a Página/12 uno de los dirigentes principales de la coalición Frepaso--UCR. Agregó que la derrota de Saadi en Catamarca mejoró esas condiciones y, naturalmente, dijo que la segura derrota de la re--re en el plebiscito porteño del domingo pondrá un obstáculo más en la carrera presidencial. Los últimos datos de Catamarca mostraban una diferencia de casi ocho puntos a favor del Frente Cívico. Obtuvo 51,79 por ciento contra el 44,10 del justicialismo. En la capital de la provincia la diferencia fue aún mayor por el corte de boletas, y quedó en 54,26 contra 40,68, un reflejo de la excelente imagen del actual intendente Eduardo Brizuela del Moral. Para el peronismo nacional un piso de 44 por ciento es extraordinario. Para el regional es modesto: los Saadi controlaban antes la provincia como una estancia, y en La Rioja o San Luis el PJ suele alcanzar el 70 o 75 por ciento. Las cifras finales indican que el Frente Cívico de radicales, el partido Movilización y peronistas disidentes no consiguió aumentar la brecha que había consolidado en las elecciones de 1995. A la vez da cuenta de la esterilidad de la participación de Menem cuando el Presidente queda como el único recurso disponible. Aunque su imagen en Catamarca es mejor que la de Saadi --llega a niveles de aceptación del 50 por ciento--, Menem no logró torcer el voto e imponer un respaldo masivo a la re--re. El pronóstico del Plan Eternidad para los próximos días es horrible. Incluso la sentencia formal de la Corte quedará en el imaginario colectivo como un fallo en contra. La única esperanza de Menem es que se imponga el razonamiento oficial según el que, el domingo, en un plebiscito no vinculante ni obligatorio, importa más el número de votos que el resultado. Luego vendrá, si viene, el plebiscito bonaerense del 25 de abril, otra derrota. Más tarde, en mayo, se producirán por lo menos dos triunfos provinciales del PJ, pero Menem sólo podrá disfrutarlos si continúa en su lucha personal. Si no, ya serán capitalizados por Eduardo Duhalde, o Carlos Reutemann, o quién sabe qué otro candidato del PJ. Por desgracia para la Alianza, en ninguna provincia del noroeste y Cuyo existe un gobernador con la imagen de Ramón Saadi, que perdió el poder en 1991 por un asesinato entonces no resuelto y el hartazgo de los catamarqueños ante la mezcla de corrupción y desigualdad irritante. El 9 de mayo serán las elecciones salteñas. La Alianza presenta a Ricardo Gómez Diez, y sus dirigentes aseguran que achicaron diferencias y están nueve puntos detrás del peronismo de Juan Carlos Romero. Más que ganar, confían en reducir aún más la distancia. El domingo siguiente votarán los sanjuaninos. Ninguna encuesta señala que Alfredo Avelín, a quien apoya la Alianza, le pueda ganar al peronista Jorge Escobar. Tucumán todavía no tiene fecha. Allí, la chance de la Alianza es que el radical Rodolfo Campero pueda beneficiarse de que la provincia no se polarice y la Alianza consiga entonces la primera minoría. El peronismo aún no cuenta con su candidato. El bussismo, con la gobernación del general y la candidatura de su hijo Ricardo, parece haber perdido hasta la aureola de partido de orden que tanto fascinaba a los tucumanos. En San Luis, sólo el tiempo, el cansancio o un estallido imprevisto parecen capaces de fisurar la modernización económica con absolutismo político y liquidación de la Justicia que Adolfo Rodríguez Saa construyó sin interrupciones desde 1983. Mendoza vota el 24 de octubre. El candidato puesto es, hoy, el demócrata Carlos Balter. Tanto el peronismo como la Alianza se conformarían con que los votantes de Balter corten boleta y pongan a Fernando de la Rúa o al señor X para presidente. La Rioja es un caso aparte. No está en juego el dominio de los Menem, Carlos y Eduardo, y además siguen apareciendo otros. La televisión riojana, que se capta aquí como local, ofrece la deliciosa chance de ver la publicidad de Adrián Menem, hijo de Eduardo, estrella de los veranos en la playa, candidateándose para diputado nacional. Si no se puede vivir todo el año en Pinamar, al menos que sea Buenos Aires. EL FRENTE CIVICO GANO POR MAS DE 7 PUNTOS El Frente Cívico (FC) triunfó en Catamarca por 7,6 puntos de diferencia frente a Ramón Saadi. La victoria del radical Oscar Castillo despertó el triunfalismo de la Alianza, que dio un paso más en la estrategia para sepultar el deseo reeleccionista de Carlos Menem. En la capital provincial, el escrutinio arrojó casi 14 puntos a favor del candidato del FC. Si bien la diferencia fue rotunda, el resultado no alcanzó la brecha que auguraban las encuestas. Claro que Saadi no tuvo más remedio que aceptar su novena derrota consecutiva. El juez electoral de Catamarca, Raúl Guillermo Cerda, informó que no recibió denuncias del Partido Justicialista por anomalías porque "las elecciones se desarrollaron con normalidad". Con el 97 por ciento de las mesas escrutadas, el total de votos cosechados por el Frente Cívico y Social fue de 81.584 (51,79 por ciento), mientras que Unidos por Catamarca (el peronismo) sumó 69.475 (44,1 por ciento). En la capital provincial, el intendente Eduardo Brizuela del Moral obtuvo 35.583 sufragios (54,26 por ciento) mientras Hugo Sotomayor, el candidato de Saadi reunió 26.680 (40,68 por ciento). Los distintos sondeos de opinión que habían minado Catamarca durante las últimas semanas auguraban un margen mayor para el gobernante Frente Cívico. Las encuestas le daban un promedio de 12 puntos de diferencia en el promedio provincial y elevaban a 20 puntos la brecha en la capital. En ningún caso, las consultoras auguraron el triunfo de Saadi pero las encuestas no desmoralizaron a "Ramoncito" que se jugó al efecto arrastre de la presencia del presidente Carlos Menem en el raid de actos por el interior de la provincia y de la capital. La evolución del electorado saadista respecto del Frente Cívico desde que en 1990 Menem intervino la provincia es la siguiente: en 1991, la diferencia a favor de la coalición liderada por los radicales fue de 14.310 votos, en 1995 de 13.136 sufragios y en los comicios del último domingo de 12.109 votos. Saadi está muy lejos de lograr los más de 26 mil votos que le permitieron suceder a su padre, Vicente, en la Casa de Gobierno de Catamarca. Sin embargo, teniendo en cuenta las doce causas judiciales que tiene abiertas en la Justicia y el descubrimiento de los mecanismos de poder clientelista que empleó durante sus gobiernos, sigue disfrutando de un envidiable consenso dentro de los afiliados del PJ. A la luz de los resultados eso es un problema para el peronismo: nadie puede vencer a Ramoncito en la interna y éste es incapaz de ganar en la general. Tula y Luque sufrieron tanto como Saadi y Menem
Por Adrián H. Mouján Bajo una temperatura impiadosa, seis o siete mujeres esperan a ser revisadas por los guardiacárceles para poder estar junto a sus maridos desde el mediodía hasta las 18. Una de las ausentes, hasta el momento, es Alejandra, la esposa de Guillermo Luque, que casi todos los mediodías ingresa con el hijo de ambos a la prisión a pasar algunas horas con su marido en el sector en el que tiene su celda y que se encuentra alejado de los pabellones. "Ella vino el sábado con una carpeta, me pareció que traía varios recortes", confiesa un guardia a Página/12. El miembro del Servicio Penitenciario catamarqueño no duda cuando dice que cree que "traía las encuestas que publicaron todos los diarios. Estaba muy desanimado antes de que llegara su esposa y después, ni te cuento". Luis Tula, en cambio, recibe dos o tres veces por semana la visita de familiares y amigos. La fidelidad pasa por el lado de los Luque. "Todos los días, ella (por Alejandra) deja el Tempra estacionado cerca de la casa y lo va a visitar con el chiquito a Guillermo", confiesa el dueño de una casa de cerámicos. "Francamente, da miedo ver el auto con los vidrios todos polarizados, pero ella tiene un trato muy cordial, aunque habla con poca gente", agrega una vecina. "Sí, a mí me quiso comprar una puerta", añade el ferretero. "Pocos días después de la condena, ella se acercó a mirar unos azulejos y yo le pregunté si era la esposa de Luque. `Sí, y estoy orgullosa', me dijo", añade el hombre. Y después comienza todo un monólogo: "En las dos últimas semanas te imaginarás que no tenía buena cara. Tampoco hablaba mucho, miraba, compraba algo y se iba. Creo que después de lo que dijo el Gordo (por Angel Luque), de que Saadi lo iba a liberar, se deben haber puesto contentos, pero con la elección de ayer y las encuestas de los diarios, les cambió mucho la cara. Acá muchos le preguntaron si lo iban a dejar libre, y ella contestaba que no creía. Antes nadie le hubiera hablado, pero ahora hay otra Catamarca, ya no tenemos miedo". El ex diputado nacional Angel Luque y su esposa Beba visitan a su hijo dos veces por semana, pero a diferencia de su nuera el ex legislador puede ingresar su automóvil a la prisión. Durante toda la campaña, Luque se movió en favor de la candidatura de Saadi en varios suburbios de la capital catamarqueña, pero a dos semanas de la elección tuvo uno de sus habituales exabruptos: "Ya van a ver cómo lo sueltan a Guillermito". Saadi negó tal posibilidad pero la duda había quedado sembrada. Por eso, la orden que partió del cuartel del saadismo fue que el Gordo bajara el perfil. También enfrente de la penitenciaría, el dueño de un almacén esboza una teoría diferente. "Saadi nunca los iba a soltar, acá tiene que haber una resolución de la Corte Suprema, si no estos muchachos van a pasar mucho tiempo allí adentro", afirma. Dos chicas que desarrollan labores dentro de la cárcel en el marco del plan Trabajar provincial aseguran que "Guillermo se pasa el día frente a la computadora, está estudiando Derecho. Pero Tula, que es el más silencioso, es el que ordena la biblioteca y además como trabajó en Obras Públicas provincial, ayudó a la construcción de dos pozos de agua", en la prisión. Tula ya aprobó dos materias de abogacía y se calcula que en dos años podría salir bajo el régimen de visitas domiciliarias. En cambio, para llegar a esa situación, Guillermo Luque deberá esperar al menos tres años más.
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