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Por Felipe Yapur Mientras el domingo los menemistas sintieron que se esfumaba la esperanza rereeleccionista con la derrota de Ramón Saadi en Catamarca, en la quinta Don Tomás, ubicada en San Vicente, Eduardo Duhalde leía y releía el decreto que firmó el viernes y que convoca para el 25 de abril a los bonaerenses a votar en la consulta popular que determinará si hay consenso para un tercer mandato de Carlos Menem. El gobernador, que hoy comienza una gira en tren desde Jujuy a Retiro, está decidido a continuar presionando al Presidente para que envíe una señal clara e inequívoca de que abandona la idea de violar la Constitución. Mientras, se prepara para que el próximo jueves en el Consejo Nacional del PJ el menemismo postergue, una vez más, la interna con la intención de que Carlos Reutemann de una vez por todas acepte ser el delfín de Menem (ver página 2). Sin embargo, y más allá de la importancia que tiene la realización de la interna justicialista, el duhaldismo intenta mostrar que la postergación no afecta sus planes presidenciales. La quieren postergar porque necesitan tiempo para convencerlo a Reutemann para que se postule y el Lole jamás lo hará, señaló uno de los dirigentes encargados de la campaña del bonaerense. Este operador sostiene que las permanentes exigencias que pone el santafesino para ser el candidato del menemismo terminarán, a la larga, perjudicándolo: Es de esperar que en este mundo posmoderno, tan pragmático, la gente considere que para que alguien sea presidente al menos deba tener un proyecto de gobierno, equipos técnicos o algo así. Y Reutemann, al menos que los tenga escondidos en su campo de Santa Fe, no tiene nada de ello, entonces el tiempo ha comenzado a correr en su contra, aseguró el hombre de confianza del gobernador. De todas formas, en el duhaldismo ya comenzó a tomar cuerpo la idea de levantar un poco la presión sobre el menemismo, convencidos de que no quieren transformarse en los responsables de que el Presidente tenga un final de mandato al estilo de Raúl Alfonsín. Esto no quiere decir que vayamos a soportar que Menem diga lo que se le venga en gana, nosotros le abrimos el puente de plata para que se baje, pero tiene que ser en serio, aseguró a este diario un alto funcionario de la Casa de Gobierno de La Plata intentando mostrarse no tan duro e inflexible. La consulta popular bonaerense se mantendrá en un cajón de la gobernación de Duhalde hasta tanto desde el menemismo llegue una señal de tregua o de rendición. El propio Duhalde sabe que el Presidente sólo retrocederá ante la fuerza de los hechos y es por ello que mantendrá la posibilidad de concretar la consulta hasta último momento: El Presidente seguramente ya se habrá dado cuenta de que no tiene cabida la reelección. Las encuestas le decían que no hay consenso entre la gente, algo similar ocurría con las elecciones en Catamarca. Ahora hay silencio, espero que esto anuncie el final de esta locura, justificó un operador del bonaerense. De todas formas, los hombres del precandidato presidencial esperan otras señales que puedan derivar en el fin de la reelección. Algunos miran atentos a la Corte y sus fallos, otros al juez Ricardo Bustos Fierro y al dictamen del fiscal Carlos Torres que podría declarar la incompetencia del magistrado cordobés. La última jugada llegó de la mano del cuestionado apoderado duhaldista Orlando Caporal, quien ayer presentó un pedido de inhibitoria contra Bustos Fierro. Es claro, ahora todos quieren que la aventura menemista termine sin desgastar mucho al Presidente porque saben que, a la larga o la corta, esta situación terminará perjudicando al peronismo en general y al candidato en particular. Todos estos movimientos no detienen la campaña de Duhalde y Ramón Ortega. Los hombres de los candidatos ya tienen todo listo para que hoy la capital de Jujuy se transforme en el punto de partida del Tren de la Esperanza y la Victoria en el que los precandidatos se desplazaránrealizando un largo viaje que demandará seis días, cruzará siete provincias y pasará por más de un centenar de ciudades, localidades y pueblos. La marcha será larga pero no rauda: el convoy no superará una velocidad de 32 kilómetros por hora. Toda esta movilización no impedirá que los operadores de ambos precandidatos continúen realizando contactos con algunos dirigentes del menemismo que ya están enviando señales para evitar que el peronismo estalle en pedazos en caso de que Menem continúe con su capricho reeleccionista. Muchos de los operadores de Duhalde, sobre todo, sólo participarán unos días de la travesía electoral. Hay reuniones que no podemos dejar de realizar, confesó a este diario un estrecho colaborador del gobernador con marcado misterio.
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