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Un avión de la fuerza aérea chilena viajó ayer a Londres. El Hospital Militar de Madrid ya está reservando una cama ante la eventualidad de que algún día Pinochet deba permanecer en la capital española, aunque esto ocurra dentro de mucho tiempo. En Santiago, la derecha, la izquierda y los organismos de derechos humanos comenzarán hoy por la noche la vigilia nocturna que se ha hecho costumbre en las vísperas de los fallos sobre el destino del ex dictador, mientras el gobierno y la Iglesia multiplican sus llamados a la tranquilidad. Estos son los preparativos para mañana, cuando siete jueces lores darán a conocer el tercer fallo que la justicia británica dictará sobre la inmunidad de Pinochet. Fuentes judiciales británicas informaron que la primera audiencia del proceso por la extradición de Pinochet, que está en manos del tribunal de Bow Street, se postergó para el 6 de abril próximo. Mientras tanto, frente al Palacio de Westminster, el Comité contra la Impunidad también organizará una vigilia: colocará hoy tres mil cruces de madera con los nombres de los ejecutados y 1200 rótulos con los desaparecidos durante la dictadura chilena, y los mantendrá hasta el anuncio de los lores. En Chile se descuenta una decisión en contra de Pinochet, pero en Londres aparecen versiones que pueden enmarañar la causa. Según The Observer, el fallo de los lores negará la inmunidad soberana para el ex dictador chileno, pero sólo permitirá que se juzguen los delitos posteriores a 1988, año en el que Gran Bretaña firmó la Convención contra la Tortura de la ONU, el documento que le permitiría a Londres aplicar el principio de extraterritorialidad de los delitos. De este modo, los casos que podrá considerar el juez español Baltasar Garzón contra Pinochet se reducirían drásticamente, pero podría enjuiciarlo (ver nota aparte). Otra versión que complicaría la extradición de Pinochet a España involucra al ministro del Interior británico, Jack Straw, quien será según la ley británica el encargado de dar vía libre a la extradición en caso de que el fallo sea contrario al ex dictador. Según The Mail y Sunday Times, Straw viajó a Chile en 1966, tomó el té con Salvador Allende, entonces senador, y a la vuelta escribió un artículo en el diario Tribune sobre la política de reforma agraria del Partido Socialista chileno. Straw desmintió que haya estado con Allende, y un compañero suyo de aquella época insistió en que el viaje fue patrocinado por el British Council y no tenía carácter político. En cuanto al artículo, Straw había enviado en febrero una copia para la biblioteca del Parlamento británico y hasta consultó con sus abogados según el Times sobre las presunciones de parcialidad, las mismas que llevaron a impugnar el primer fallo de los lores por los vínculos de Lord Hoffman con Amnesty International. Si ustedes me preguntan con quién tomé té en 1966 no creo que tenga posibilidad alguna de recordarlo, ni mucho menos de asegurar que eso tuvo alguna incidencia en mi vida futura, dijo el canciller José Miguel Insulza, resumiendo la indiferencia oficial chilena sobre la versión. Pero el gobierno no se pudo mantener al margen de las declaraciones del jefe de la fuerza aérea, general Fernando Rojas. En ocasión del 69º aniversario de su fuerza, frente al presidente Eduardo Frei y a los jefes de marina y de ejército, Rojas dijo que España y Gran Bretaña mostraron una absoluta falta de respeto hacia Chile y que la transición a la democracia está amenazada por un clima de división. Más tarde, Frei citó a Rojas para que explique sus declaraciones, ya que exceden las atribuciones de las fuerzas armadas en materia política, según afirmó el ministro de Gobierno, Jorge Arrate. Unos 1080 años a la sombra Página12 Por Norberto Bermúdez KISSINGER PUBLICA SUS MEMORIAS SOBRE PINOCHET El País Por Ernesto Ekaizer Henry
Kissinger, ex secretario de Estado de las administraciones republicanas de Nixon y Ford,
publicará esta semana Years of Renewal, su tercer volumen de memorias: un mamotreto de
1151 páginas, con un capítulo titulado Chile, los Derechos Humanos y la
Organización de Estados Americanos. Según dice, el capítulo fue escrito
antes de que el arresto del general Augusto Pinochet reabriese muchos asuntos
relacionados con los derechos humanos y Chile, cosa que, empero, no lo llevó a
cambiar el texto. La orientación de Kissinger es clara. Si no puedes promover a Pinochet
como un campeón de los derechos humanos, trata de disculparlo o justificarlo demonizando
a Allende.
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