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Elsa Serrano, la costurera del menemismo que dio el mal paso

La modista que viste a Zulemita Menem y a muchas otras mujeres del menemismo convocó a concurso de acreedores. Con una deuda considerada incobrable de más de un millón de pesos, ya no le alcanzó la ayuda de sus amigos para detener el proceso.

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Elsa Serrano junto con Zulemita, a quien acompaña en las giras presidenciales.
Ya hace dos meses sus amistades en el poder lograron detener el remate de su casa de modas.


Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) Una costurerita fue expulsada del palacio. Si no se tratara de Elsa Serrano, sería argumento de algún clásico. Como en siniestro dominó, la caída de la modista vinculada con el menemismo se vuelve signo irresistible de la decadencia de un imperio. Cuando el menemismo parece finalmente acercarse a su fin --menguadas las chances de éxito de la re-re--, ahora cae la costurera del poder: con un pasivo superior a los tres millones de pesos, la firma de Serrano tuvo que convocar un concurso de acreedores, primer paso antes de la quiebra. Ya hace dos meses se detuvo el remate a la bella "maison" de la calle Mansilla. Fue pedido por el Banco Ciudad y detenido por uno de los directores del Nación.

Fue diseñadora de cada una de las mujeres menemistas. Se popularizó por su tándem con Amira Yoma y un retrato postal tomado en Marbella: las dos señoras en la casa de Al Kassar. Hasta ahora sólo ella había conseguido permanecer en escena, más aún constituir el núcleo íntimo de acompañantes de la hija de Carlos Menem. Elsa Serrano aduló a la realeza: "Lógicamente soy cholula --dice--, me encanta conocer tanta reina, rey, princesa. Tendría que haber vivido en un palacio". Es su propio castillo, sede de la Manufactura Textil San Gabriel, el que ahora parece desvanecerse: un recuadro en la sección judicial de un matutino anunció ayer la "apertura del concurso preventivo" de la empresa fundada en 1970 por el padre de Alfredo Serrano, ex marido y socio de Elsa Romio de Serrano. La firma comandada por la rubia italiana desde la separación, en los 90, publicó los detalles de su estado patrimonial. Un activo algo superior a dos millones de pesos y un pasivo de: 3.117.790,20. La solicitud que blanqueó especulaciones múltiples sobre quiebras y resurgimientos milagrosos quedó en manos del juzgado de Bavastro Modet.

Ahora su casa de modas, a la que Zulemita llama "maison" no servirá de resguardo a la señora. En octubre del año pasado existió un intento del Banco Ciudad de rematar la casa de Mansilla. La deuda de la empresaria con esa entidad superaba los 360 mil dólares. Su cercanía a un entorno menemista aún sólido detuvo el derrumbe. Un hombre del riñón del Presidente se adjudicó las gestiones ante el Ciudad, a pedido --de acuerdo con algunas versiones-- de la hija del Presidente. Fue uno de los directores del Banco Nación, el riojano Víctor Bestani: "Sí --le dijo a un semanario--, yo le pedí a la gente del Ciudad que parara el remate hasta que ella volviese de Londres".

El remanso para la empresaria acabó con el ocaso de la movida para la re-reelección. Sólo un día después del pronunciamiento de la Corte contra cuatro intentos de habilitar a Menem, la princesa recuperó su color ceniciento. Después de todo, Serrano repite que así la llama su hermana y sólo porque no le gustan las fiestas: "Ella dice que soy como la Cenicienta, me voy antes de la medianoche".

La fiesta de la refinanciación parece concluida. De acuerdo con la consulta sobre deudores del Sistema Financiero del Banco Central, San Gabriel tiene una deuda superior al millón de pesos con tres bancos, uno de ellos es el Nación. En el informe la empresa de Serrano aparece bajo la categoría de incobrable por una deuda de 966.700 pesos al Banco Nación y 182 mil al Ciudad. El monto que debe cubrir en el Bansud es de 101.500, aunque su situación allí aún está por revisarse.

Los auxilios que echaron manos a la dama entrada en desgracia fueron adjudicados a Zulemita, al ultramenemista Ramón Hernández y finalmente a Bestani. El periplo de salvación ocurrió en octubre cuando la hija del Presidente se alistaba para cultivar fascinación entre los ingleses. Bestani, hombre del menemismo en el Nación, ni siquiera ocultó el motivo de su intervención: "Porque se le hacía un daño gratis y se impedía que Zulemita viajara bien asistida", dijo. Hacia Londres partieron entonces la primera dama y su modista ya sin el peso anodino de tormentas financieras. De aquel viaje, la modista habló de su relación con la primera damita: "Dale Elsi --decía Zulemita--, vamos a despertar a papi. Vamos a desayunar con él que tiene cosas más ricas".

 

Las ventas en problemas

Manufacturas Textiles San Gabriel fue fundada en 1970 por el padre de Alfredo Serrano. Los talleres de la casa central están en la conocida "maison" de Mansilla 3040. San Gabriel arrastró problemas financieros desde el '91. Ese año Elsa Romio se separó de Alfredo y tomó en sus manos la compañía con deudas impositivas importantes. La mujer de Serrano se agenció, a pesar de la separación, el apellido de su ex marido quien actualmente conserva una participación importante como accionario aunque lleva a adelante un litigio judicial por la marca registrada. En el '95 la firma, cuya vicepresidenta es otra italiana llamada Rosa Maulellia, tuvo dos pedidos de quiebra. Un año después los pedidos fueron tres y en el '98 debió afrontar un juicio. Elsa Serrano tuvo sucursales en Alto Palermo, Unicenter, Galerías Pacífico y el Patio Bullrich. La firma principal está vinculada con una secundaria denominada Solybel SA. Esta empresa también dedicada a la confección de ropa tuvo un juicio iniciado por el Banco Ciudad y una ejecución fiscal por falta de pago de impuestos. De acuerdo a datos de Serrano, sus ventas cayeron de 40 mil prendas por temporada a 4 mil este año. En la caída, se le cerró también el mercado de ventas en Canadá al que exportaba 15 mil prendas por año.


Relaciones muy peligrosas

Fue la esposa de Eduardo Menem quien introdujo a Elsa Serrano en el entorno del menemismo. Hasta allí, la diseñadora había vestido a la mujer de Raúl Alfonsín, María Lorenza Barreneche. También congregó a Mirtha Legrand, Susana Giménez y Natalia Cóppola. La maison cuelga retratos de Jean Collins con sus prendas y de cada una de las mujeres cercanas al Presidente. Allí, en su sede de modas, se forjó la relación con Amira Yoma. "Yo la quiero mucho a Amira. Ella vivía a pocas cuadras de acá, me tocaba el timbre y traía facturas", decía Serrano a un semanario sobre una relación con costos demasiados altos. "Amira --sigue la diseñadora-- le pidió a mi hermana un vestido que estaba vendido y nunca más me lo devolvió". Según su relato, Amira Yoma pagaba la ropa sport, pero la de alta costura se la llevaba sin pagar. También María Julia Alsogaray probó un modelo. El elegido fue un vestido gris con 15 metros de seda italiana con una rosa bordada a mano en el escote. "Estaba divina --se acuerda Serrano-- después se armó un lío bárbaro, decían que había gastado millones de dólares y María Julia no vino más."

 

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