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La OTAN declaró la guerra a
Serbia y empieza su ofensiva

Tras el fracaso de la última misión a Belgrado del enviado estadounidense Richard Holbrooke, la OTAN ordenó la primera fase de ataques contra Serbia, que comenzaría hoy.

Un policía intenta detener a los albaneses kosovares que tratan de entrar como refugiados a Macedonia.
Arriba, Richard Holbrooke (centro) explica que las últimas gestiones ante Serbia han fracasado.

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t.gif (862 bytes)  El ataque de la OTAN contra las fuerzas serbias en Kosovo es inminente. El Consejo Atlántico ordenó ayer a la noche el inicio de la primera fase de los ataques contra el ejército serbio, que prevé saturar las defensas antiaéreas serbias con una andanada masiva de misiles de crucero. La decisión fue tomada luego del retorno a Bruselas del mediador norteamericano Richard Holbroke, quien había fracasado en su misión de paz a Belgrado. El presidente yugoslavo Slobodan Milosevic no sólo no acordó a los puntos básicos de la propuesta de Holbroooke –un cese al fuego en Kosovo– sino que usó a su Parlamento para rubricar ayer por unanimidad su rechazo al acuerdo de la OTAN. La situación durante las primeras horas de ayer ya era crítica. El presidente Clinton atacó duramente a Milosevic por su intransigencia, y logró el apoyo de los congresistas que cuestionaban el ataque aéreo. El premier ruso Yevgueni Primakov canceló ayer en pleno vuelo su visita a Estados Unidos cuando el vicepresidente Al Gore le informó que un ataque era muy probable. En la provincia misma se vivía un ambiente de crisis, con el éxodo de medio millón de personas y la mayoría de las embajadas occidentales. Macedonia tuvo que cerrar su frontera con Kosovo por la ola de refugiados que buscaban huir del ataque.
“Di instrucciones directas al comandante de la OTAN en la región, Wesley Clark, para que inicie operaciones aéreas en la República Federal Yugoslava.” Esta fue la frase del secretario general de la Alianza Atlántica Javier Solana que informó de la decisión que ayer envió a la OTAN a la guerra. “No hay alternativa abierta que no sea la opción militar”, explicó Solana. El secretario general dio la orden luego de que una cumbre de urgencia entre los países miembros y el mediador Holbrooke - recientemente retornado de su infructuosa misión en Belgrado– decidiera por unanimidad la intervención armada en la provincia yugoslava.
Las autoridades de la OTAN no precisaron cuándo se iniciarán los ataques, pero en las últimas semanas transcendió suficiente información para poder determinar como se desarrollará. En la fase inicial que ordenó ayer Solana, los buques de la OTAN estacionados en el Adriático neutralizarán lo más posible con misiles crucero las defensas antiaéreas serbias. Esta fase tiene la función adicional de servir como una “advertencia” a Milosevic, luego de la cual habrá una pausa para que recapitule. Si no lo hace, se pasará a la fase dos –los ataques aéreos convencionales– que requerirá una orden subsecuente del Consejo Atlántico. El uso de tropas no se prevé ya que la OTAN requiere que ambos bandos en Kosovo consientan su presencia.
“Si Serbia no quiere la paz estamos listos para limitar su capacidad para la guerra.” La reacción fulminante de Clinton en las primeras horas del día frente al retorno infructuoso de Holbrooke traslucía que un ataque no podía estar muy lejos. El presidente norteamericano ya se había preparado para la contingencia al ordenar la evacuación total de su embajada en Belgrado, que ya operaba sólo con el personal “esencial”, y al pronunciar por televisión un discurso donde virtualmente daba el ataque como un hecho consumado.
Las preliminares en Europa fueron muy similares. Inmediatamente luego de que se supo del fracaso de la misión de Holbrooke, se convocó a una reunión de los ministros de Defensa de Alemania, Francia, e Italia, quienes declararon que sus países estaban listos para apoyar a sus aliados. La participación de Italia estaba en duda, pero ayer el premier Massimo D’Alema se pronunció plenamente en favor de la ofensiva de la OTAN. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores francés Hubert Vedrine anticipó por radio que “no podrá pasar mucho tiempo entre el fin de la misión de Holbrooke y el inicio de las operaciones para impedir la represión serbia”. Reconociendo lo inevitable, Gran Bretaña, Austria, Alemania, Holanda, Finlandia, y Dinamarca siguieron el ejemplo norteamericano y ordenaron la evacuación en masa de sus embajadas.
La única oposición notable dentro de la comunidad internacional proviene del leal aliado serbio, Rusia, que ayer llegó a niveles de desafío a laOTAN inéditos desde el fin de la Guerra Fría. Las autoridades de la república ex soviética de Azerbaiján descubrieron ayer un cargamento de tres aviones Mig dirigidos a Yugoslavia, no obstante el embargo de armas que pesa sobre ella. Primakov negó que los armamentos estuvieran dirigidos a Belgrado, pero Rusia ha estado proveyendo suministros militares a Serbia desde el inicio de la crisis.
¿Qué hay de Serbia, que gatilló ayer la decisión de la OTAN? No puede decirse que no estaban preparados. Además del resonante rechazo de Milosevic y el Parlamento yugoslavo a la propuesta de la Alianza, el gobierno decretó al país en “estado de peligro inminente” –es decir, estado de sitio– y condenó el apoyo de la OTAN a los guerrilleros “terroristas” del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). Estos estaban siendo fuertemente presionados por la ofensiva blindada de las fuerzas de seguridad serbias, y el ataque –no obstante los recelos de la OTAN de transformarse en “la fuerza aérea del ELK”– les proveerá de ayuda invaluable. En Albania las autoridades advirtieron que ordenaron la movilización de sus fuerzas “a niveles no vistos desde la Segunda Guerra Mundial”. Es una analogía usada cada día con más frecuencia para referirse a la crisis en Kosovo.
Para sus compatriotas civiles, sin embargo, la situación es menos positiva. Atrapados entre las columnas blindadas serbias y el inminente ataque de la OTAN, más de 20.000 albano–kosovares atestaron las carreteras para escaparse a la vecina Macedonia (al sur).

 


 

AVIONES RUSOS MIG-29 Y DEFENSAS ANTIAEREAS SERBIAS
Los peligros para la ofensiva aliada

Por José Comas desde Belgrado

t.gif (862 bytes) Todas las noches, desde hace meses, la televisión serbia pasa, antes y durante el telediario, imágenes del ejército de Yugoslavia en su visión más idílica, con montañas nevadas y puestas de sol en el mar, además de bailes de cadetes. Todo ello acompañado de una canción patriótica. Un elemento repetido son los vuelos espectaculares de los Mig-29, orgullo de la Fuerza Aérea. Los expertos informaron a este periódico que los 14 Mig29 los recibió Yugoslavia de Rusia como pago en especie por una vieja deuda comercial, contraída en tiempos de la desaparecida Unión Soviética. Hoy día, esos Mig-29 son la fuente de preocupación para los cazas y bombarderos de la OTAN, si llegan a emplearse. El resto de los 240 aviones de la Fuerza Aérea de Yugoslavia se considera material bastante obsoleto.
La segunda fuente de inquietud para los aviones de la OTAN procede de las ocho baterías fijas y 60 unidades móviles de defensa antiaérea. Sin duda, éstos serán los primeros objetivos de los posibles bombardeos de la OTAN: destruir la posibilidad de defensa antiaérea. El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres estima en 16.700 los efectivos de la Fuerza Aérea de Yugoslavia, de los que 3000 son soldados de reclutamiento. El ejército de tierra cuenta con unos 90.000 efectivos, 37.000 de reclutamiento. La marina tiene 7200, de los que 3000 son reclutados y 900 “marines”. El total de hombres de las tres armas es de 113.900.
En estos días se retrasó por un mes el licenciamiento de los soldados de reemplazo y se ha iniciado un llamamiento a reservistas, que en muchos casos se resisten a presentarse. En algunas ciudades de Serbia ya se han producido incidentes con padres que protestaban por la escasa calidad del material entregado y las malas condiciones de los cuarteles. En las protestas se repetía con frecuencia la exigencia de que se lleve a las filas a los funcionarios políticos, a los directivos de empresas públicas y al hijo del presidente Slobodan Milosevic, Marko. El potencial de reservistas, en caso necesario, asciende a 400.000 hombres.
Los 1200 carros de combate y 1000 vehículos blindados se consideran en gran parte chatarra ambulante, salvo 252 M-84, que se equiparan a los tanques rusos T-72 y T-74. No obstante, estas fuerzas serán motivo de preocupación para la guerrilla del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), que está sobre el terreno. Al menos de momento no constituyen un problema para la OTAN, que podrá contemplar desde el aire la anunciada respuesta de Serbia, en caso de bombardeo: liquidar a los terroristas albaneses.

 

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