El segundo
día de bombardeos masivos en Europa desde la Segunda Guerra Mundial empezó a evocar
ominosamente ayer a la Primera. Yugoslavia, blanco de los ataques de la OTAN por la
represión en Kosovo, disparó salvas de artillería contra Albania en el curso de una
operación antiguerrilla, subrayando el peligro de una guerra regional en los Balcanes. La
crisis también se derramó sobre la vecina Macedonia, donde 3.000 inmigrantes serbios
asaltaron la Embajada norteamericana. Yugoslavia rompió relaciones con Estados Unidos,
Francia, Alemania y Gran Bretaña, mientras el secretario general de la OTAN, Javier
Solana, afirmaba que los ataques continuarán por algunos días más y el
secretario de Defensa norteamericano William Cohen prometía que se iban a
intensificar, y que serían severos. El saldo de los ataques de
ayer y anteayer permanece confuso. La OTAN mantiene el silencio al respecto, pero en
Yugoslavia las autoridades pusieron la cifra de víctimas en 10 muertos y 60 heridos,
aunque aseveraron que los daños militares fueron mínimos.
A las 15.00 horas de ayer se informó que habían partido varios bombarderos furtivos
F-117 de la base aérea italiana de Aviano, que dieron así comienzo al segundo día de
ataques de la ofensiva Fuerza Decidida de la OTAN. Las acciones fueron una
mezcla de bombardeos por aviones y misiles crucero contra instalaciones fijas del
ejército serbio en Yugoslavia. El ataque fue precedido por una interferencia total de los
radares y los sistemas de comunicación serbios, en tanto que buques de guerra en el mar
Adriático y bombarderos pesados de gran altitud B-2 y B52 dispararon misiles de crucero
para ablandar las defensas serbias. Luego de esta etapa de desgaste, los
cazabombarderos F-16, F-15, Tornado, y los F-117 entran en acción directamente contra los
objetivos, utilizando bombas guiadas por láser y misiles antirradar.Cuando reciben
la clave código Rock and Roll, el piloto presiona cinco veces el botón de
disparo lanzando los misiles de crucero, fue como lo describió un periodista a
bordo de un B-52.
La agencia oficial Tanjug en Yugoslavia listó casi 10 ciudades que fueron sometidas a tal
ataque. En Pristina se reportaron quince impactos muy potentes, y Ricardo Roggero,
encargado de negocios argentino en Belgrado, afirmó que escuchó varias explosiones muy
cerca de donde se encontraba, en el centro de la ciudad. La radio yugoslava detalló que
se registraron impactos en un cuartel del ejército yugoslavo en Kosovo, una fábrica
cerca de Belgrado, instalaciones militares cerca de las ciudades serbias de Nis y
Kraljevo, y en un aeropuerto en Podgorica, la capital de Montenegro. En Montenegro
también hubo varias explosiones cerca de un depósito de explosivos. La OTAN no reportó
bajas durante estos ataques, aunque la agencia oficial Tanjug dijo que dos aviones fueron
abatidos.
Sin embargo, la OTAN se vio expuesta también a su temor más profundo: la extensión del
conflicto fuera de las fronteras de Yugoslavia. En el transcurso de operaciones de
represión contra el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), las fuerzas serbias
dispararon artillería contra el territorio albanés. Se han seguido quemando
pueblos y ha habido disparos de artillería en Albania dijo Sandy Berger, asesor de
seguridad nacional estadounidense. Esto obviamente nos preocupa, pero no queremos
especular sobre las intenciones. De tratarse de una escalada serbia, es seguro que
se pasará de inmediato a la fase dos, de ataques contra el ejército
yugoslavo.
Pero por lo pronto ayer continuaba la fase uno: degradación de la defensa antiaérea. La
OTAN ya había advertido que no habría una pausa luego del primer día. La
estrategia para salir es la de siempre en una operación militar explicó ayer el
presidente norteamericano Bill Clinton en una transmisión televisada: uno se retira
cuando cumplió su misión. (Milosevic) debe elegir la paz o limitaremos su capacidad para
hacer la guerra. La secretaria de Estado, Madeleine Albright, precisó que las
condiciones mínimas que debe satisfacer el presidente Milosevic para que cesen los
ataques es que pare su ofensiva y que deje de movilizar sus tropas
en Kosovo. Desafortunadamente concluyó, no hay ningún cambio en la
posición de Milosevic. Y el general norteamericano Wesley Clark, comandante militar
de la OTAN en Europa, precisó que si Belgrado no cede las acciones continuarán hasta
llegar a la destrucción de todas las fuerzas serbias.
Belgrado no sólo no cedió sino que rompió relaciones con la OTAN.
Sin embargo, un grupo de serbios logró efectuar una represalia más concreta contra la
agresión occidental. Cerca de 3000 serbios que viven en la ex república
yugoslava de Macedonia se congregaron ayer frente a la embajada norteamericana, y lanzaron
bombas molotov contra el frente del edificio. Otros quemaron la bandera que flameaba en el
pórtico de la embajada y quemaron varios autos del personal diplomático. Aparentemente
un pequeño grupo logró incluso irrumpir en el perímetro, pero fueron expulsados luego
de una trifulca con los guardias de seguridad y la policía macedonia. Los residentes de
la embajada, incluyendo el mediador Christopher Hill, no fueron lastimados.
El saldo de las acciones de ayer y anteayer aún no es claro, pero es seguro que favorece
a la OTAN. Los temores sobre la amenaza de los cazas serbios Mig29 por ahora no se
han cumplido, y Londres informó que los aviones de escolta de la OTAN derribaron
alrededor de tres de estos aparatos que quisieron interceptar a la fuerza de ataque. Y
aunque Milosevic felicitó a las defensas antiaéreas serbias por su accionar
en los últimos días, la Alianza Atlántica ha afirmado que ningún avión sufrió daños
por fuego de tierra. La única baja occidental hasta el momento fue un F-15 que tuvo que
realizar un aterrizaje forzoso por problemas técnicos. El ministro de Defensa
alemán, Rudolf Sharping, dijo que se habían alcanzado un 80 por ciento de los blancos
apuntados.
La nueva Primera Guerra Mundial
Por Alfredo Grieco y Bavio
1. ¿Qué es Kosovo?
Kosovo es una provincia de la República de Serbia que, junto con la República de
Montenegro, forma la República Federativa de Yugoslavia. De los dos millones de
habitantes de la provincia, el 90 por ciento son albano-kosovares: étnicamente albaneses,
religiosamente musulmanes, lingüísticamente albaneses (una lengua no eslava). El ocho
por ciento son serbios, cristianos ortodoxos que hablan serbocroata (una lengua eslava).
2. ¿Cuál es el origen del conflicto?
En 1989, el actual presidente yugoslavo, Slobodan Milosevic, quitó a Kosovo la
autonomía de la que la provincia gozaba en el interior de Serbia. Suprimió las
autoridades locales y la enseñanza en albanés. Después de las guerras que siguieron a
la división de la Yugoslavia socialista de Tito, Milosevic ubicó en Kosovo a emigrados
serbios de Eslovenia, Croacia, Bosnia y Macedonia, a los que negó domicilio en el resto
de Serbia.
3. ¿Qué quieren los albano-kosovares?
Desde 1989, organizaron una resistencia civil no violenta para recuperar la
autonomía. El líder del Frente Democrático de Kosovo, Ibrahim Rugova, estuvo al frente
de la política moderada. En 1995 se creó el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK),
guerrilla con un ideario separatista.
4. ¿Qué temen los serbios?
Que Kosovo se independice y forme una Gran Albania islámica en el corazón de los
Balcanes, uniéndose a Albania y a los albaneses étnicos de Macedonia.
5. ¿Por qué bombardeó la OTAN?
Desde febrero de 1998, numerosas misiones de paz occidentales procuraron detener una
serie ininterrumpida de masacres en Kosovo, que muchas veces alcanzaron a la población
civil, y ya acumularon miles de víctimas. El último fracaso fueron las reuniones de
Rambouillet y de París en febrero y marzo de 1999: la delegación serbia no aceptó
ningún acuerdo que reclamara tropas internacionales en territorio yugoslavo para
garantizar su cumplimiento. Ante la continuación de la represión serbia en Kosovo, la
OTAN inicio el primer ataque conjunto de sus 50 años de historia por razones
humanitarias, según alegó.
6. ¿Son legales los bombardeos?
La OTAN declaró la guerra a un país soberano, Yugoslavia, sin autorización del
Consejo de Seguridad de la ONU. Los juristas de la OTAN se fundan en el corpus
preexistente de resoluciones del Consejo que amenazan al gobierno de Belgrado (capital de
Yugoslavia y de Serbia) con el uso de la fuerza para impedir una catástrofe
humanitaria.
7. ¿Quiénes se oponen a la operación Fuerza Aliada?
Los textos de referencia de la ONU no autorizaban el pasaje al acto. Una lectura
legalista indica que hubiera sido necesaria una nueva resolución del Consejo de la ONU.
Los europeos prefirieron ignorar el legalismo, sabiendo que Rusia y China hubieran usado
su derecho de veto en el interior del Consejo de Seguridad de la ONU.
8. ¿Qué viene después de los ataques aéreos?
Los gobiernos europeos y Estados Unidos consideran que los bombardeos de objetivos
militares en toda Yugoslavia tendrán el suficiente poder disuasivo para que el presidente
Milosevic acepte una paz que asegure al menos la autonomía de Kosovo y la presencia de
tropas atlantistas para garantizarla. Algunos analistas ven en la prolongación del
conflicto un posible quiebre en el interior de la OTAN. La OTAN no tiene previsto aún el
envío de tropas de tierra.
9. ¿Va a intervenir Rusia?
Rusia, la segunda superpotencia nuclear del planeta, ha sido una tradicional aliada
y proveedora de armamentos a Serbia. Con su gas barato, subsidia la economía serbia en
bancarrota. El presidente ruso, Boris Yeltsin, y el premier Yevgueni Primakov adoptaron
una línea dura contra la operación de la OTAN. Amenazaron con el estado de alerta y la
colocación de ojivas nucleares en su aliada Bielorrusia, en la frontera con Polonia,
flamante miembro de la OTAN. Todas las medidas son de carácter preventivo.
10. ¿Cuál es el peor escenario?
Una guerra primero balcánica, y después europea. La situación demuestra la
constancia de problemas en los Balcanes que no han sabido resolverse desde 1914. Si algo
hay en común entre la situación política de la Primera Guerra Mundial y la presente, es
el paneslavismo ruso y su alianza militar con Serbia, que se asienta, como en la época de
los zares, sobre las bases de la raza, la religión y el grupo lingüístico. La Rusia
zarista perseguía enclaves geopolíticos y económicos que no supo conseguir entonces y a
los que no ha renunciado la Rusia de Yeltsin: básicamente, puertos en el Mediterráneo.
En el caso de represalias contra los albano-kosovares, Albania y los albaneses de
Macedonia serían sus aliados naturales. Y también podrían contar con el apoyo turco,
que arrastraría en el otro bando a Grecia, aliada histórica de Serbia, y verosímilmente
a Bulgaria otro país ansioso por repartirse a Macedonia. |
YELTSIN CONDENO LA OFENSIVA PERO NO HACE NADA
Rusia es moralmente superior
El
bombardeo de la OTAN a Yugoslavia provocó diversas condenas, pero ninguna de ellas fue
demasiado lejos. Rusia atacó la acción de la OTAN pero no hasta el punto de hacer
peligrar sus posibilidades de recibir un préstamo del Fondo Monetario Internacional
(FMI), cuyo director Michel Camdessus llega mañana a Moscú. China, India, y Pakistán
países con sensibles casos de minorías étnicas o religiosas condenaron la
acción por ser extraterritorial. Libia e Irán coincidieron en criticar el
ataque por complicar la situación.
Moscú adoptó la actitud a la vez más arrojada y más equívoca acerca del ataque.
Tenemos medidas extremas en reserva afirmó el presidente Boris Yelstin
pero no las usaremos porque somos superiores a nivel moral a Estados Unidos. El
canciller Igor Ivanov acusó a Estados Unidos de querer imponer su dictado en todo
el mundo. En la ONU, el embajador Serguei Lavrov exigió que el Consejo de Seguridad
tratase el tema en su siguiente reunión, aunque aparentemente esto no se producirá en el
futuro cercano. Sólo los partidarios del ultranacionalista Vladimir Zhirinovsky
tradujeron las palabras antinorteamericanas a los hechos al tirar botellas de cerveza
contra varias ventanas de la embajada norteamericana en Moscú.
El otro país cuya posición fue insistentemente en contra del ataque es China. Tanto el
canciller Tang Jiaxuan como el presidente Jiang Zemin calificaron la ofensiva de
inaceptable y exigieron el cese inmediato de las operaciones. El embajador
chino en la ONU Qin Huasun expresó este mismo reclamo en el Consejo de Seguridad,
aludiendo a que Estados Unidos no tiene el derecho a ser el policía del
mundo. Las relaciones de China con Washington ya eran tensas por acusaciones de
espionaje nuclear en Estados Unidos.
Las represalias serbias ya empezaron en
Kosovo
Querían OTAN, ahora tienen
OTAN, decía ayer la policía serbia que tiraba granadas en casas y negocios
albano-kosovares, detenía a militantes de derechos humanos, incendiaba aldeas y robaba a
la prensa occidental.
Los serbios manifiestan con banderas
nacionales en Macedonia.
Atacaron con piedras la embajada norteamericana en Skopje. |
|
Por Jonathan Steele desde Skopje
Una salvaje y furiosa
serie de represalias serbias barrió ayer Kosovo, con granadas arrojadas en negocios y
casas de albaneses en la capital Pristina, la detención de activistas de derechos
humanos, el robo de autos, cámaras y teléfonos celulares de periodistas extranjeros y el
incendio de la embajada norteamericana en la vecina Macedonia. Todos los periodistas de
los países de la OTAN fueron expulsados de Serbia, y mientras esperaban en el Grand Hotel
de Pristina la escolta policial prometida fueron atacados por asaltantes, y por la
policía misma.
El centro de Pristina, capital de la provincia yugoslava de Kosovo, tiene un 85 por ciento
de población albanesa. Ayer estaba desierto, a no ser por bandas de serbios de aspecto
amenazador que buscaban la manera más efectiva de dar rienda suelta a su agresividad.
Albaneses aterrorizados que habían pasado la noche encerrados en sus casas festejando en
secreto los ataques de la OTAN se encontraron prisioneros de pandillas de manifestantes.
Casi ninguno se atrevía a salir a la calle.
Tenemos miedo a las masacres, dijo un joven albanés en el suburbio de
Dragodan, mientras nos señalaba cómo encontrar dos casas severamente destruidas por las
granadas de los paramilitares serbios.
El acontecimiento más siniestro del que tuve noticia ocurrió en la casa de Bajram
Kilmendi, el abogado de derechos humanos más conocido de Pristina. Kilmendi es un hombre
de más de 60 años. Fue detenido con sus dos hijos por un grupo de cinco policías
uniformados que entraron por la fuerza en su casa a la 1 de la mañana del jueves. Antes
del bombardeo, varios políticos y activistas albaneses anunciaron que temían ejecuciones
en el día después del bombardeo si la OTAN no enviaba tropas de tierra para protegerlos.
Sus miedos empezaban a hacerse realidad.
Entraron como en una estampida y nos obligaron a hacer cuerpo a tierra,
declaró Vjollca Kilmendi, nuera del abogado. Nos dijeron que si no obedecíamos
iban a tirar una bomba. Un policía le dijo a mi marido que me besara a mí y a mis hijos,
porque no nos vería más, sollozó. Querían OTAN, ahora tienen OTAN,
sentenció a los gritos el policía. Ella fue con su hermano a la estación central de
policía en Pristina a preguntar por su marido, su suegro y su cuñado. Pregúntenle
a la OTAN, le recomendaron.
Manejamos los 67 kilómetros desde la capital kosovar de Pristina hasta la frontera con
Macedonia a través de rutas desiertas. Patrullas de policía y un convoy de tropas eran
la única gente a la vista. Pero, en un recuerdo de que la quema de aldeas continuaba, el
humo se levantaba de casas albanesas cerca del cruce de la frontera. Parecía un acto
deliberado de desafío, como si los serbios sintieran que ya no tenían nada que ocultar.
Si los bombardeos de la OTAN hubieran causado víctimas civiles, los serbios habrían
querido muchos periodistas occidentales como testigos. En cambio, nos expulsaron y
organizaron un despliegue final de su versión de la guerra cuando cruzamos a Macedonia.
Para nuestro shock descubrimos otra multitud de serbios enfurecidos y de macedonios que
los apoyaban en la capital, Skopje. Los serbios marchaban con banderas serbias, los
macedonios con macedonias; se dirigieron a los hoteles donde estaban los periodistas
extranjeros y atacaron con piedras. Entraron en la embajada norteamericana, y quemaron la
planta baja del edificio usado por las embajadas británica y alemana.
Macedonia y las tropas de la OTAN estacionadas en este país son los primeros expuestos a
las amenazas de represalias proferidas por el gobierno yugoslavo. El país casi no dispone
de ejército. Su integridad ha estado defendida desde 1992 por una misión de la OTAN que
ya llegó a su fin. Pero desde hace varios meses acoge a 12.000 militares occidentales.
DESDE LA CAPITAL YUGOSLAVA
Un Belgrado aturdido
Por Chris Bird desde Belgrado
La capital serbia amaneció
ayer aturdida, incrédula y algo aliviada de haber sobrevivido la primera noche de
bombardeos aéreos de la OTAN para destruir la maquinaria militar del país. Silenciosos
grupitos de belgradenses que habían pasado la noche en vela se reunían fuera de los
refugios antibomba en las calles, impresionados por haber sido objeto de ataques aéreos
por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial. Miren lo que nos están haciendo,
pero ¿qué podemos hacer nosotros? Tenemos que soportarlo, dijo una anciana que
compraba pan.
La televisión estatal difundió imágenes difuminadas de tanques, helicópteros, jets y
soldados de fuertes mandíbulas marchando en cámara lenta al son de una canción
patriótica. Un canal también mostró un bombardeo nazi durante la última guerra. Los
belgradenses siguieron lo mejor que pudieron la exhortación de Slobodan Milosevic a
seguir con sus vidas normales, pero se precipitaban a volver a sus casas ante los sonidos
repetidos de las sirenas de alerta aérea. Un taxista que había aceptado llevarnos por la
ciudad durante todo el día abandonó su puesto después de cinco minutos, al primer
ulular lúgubre de las sirenas. Lo siento, debo irme. Tengo hijos en casa,
alegó.
El humo seguía ascendiendo desde la base aérea militar de Batajnica, un pueblo a 33
kilómetros al noroeste de la capital. La mayor parte de las ventanas de las casas civiles
de Batajnica habían sido destrozadas o estaban cruzadas con cintas adhesivas. Siete
misiles alcanzaron la base -dijo Dragana, una serbia que pasó la noche en el sótano de
un vecino con otras 15 personas. Salimos al campo para verlos, se venían haciendo
un ruido de fussshhh, evocó, olvidando su miedo en la excitación de
recordar el ataque. Su esposo, Zoran, agregó: Estábamos en el sótano con algunos
albaneses, nosotros los invitamos a venir. Nadie (en el refugio) pensó en cuestiones
políticas, o en quién tenía la culpa. Nos concentrábamos en sobrevivir. Las
explosiones, a poco más de un kilómetro de distancia, hicieron temblar la modesta
vivienda de la pareja y rompieron los cristales de algunas ventanas.
Dragana y muchos otros serbios se sienten profundamente traicionados por los bombardeos de
la OTAN, habiendo crecido acostumbrados a pensar en Estados Unidos y Gran Bretaña como
importantes aliados en la Segunda Guerra. A la entrada de la base aérea de Batajnica,
donde un viejo jet parece a punto de despegar desde una base de cemento, un oficial
yugoslavo declinó cortésmente mostrarnos los daños. Realmente no queremos hablar,
creo que usted puede entender por qué; son las mentiras de ustedes las que nos metieron
en esto.
Pero tenía muchas ganas de hablar. Serbia no quería una guerra con nadie
dijo, y esta victoria no va a ser buena (para la OTAN). Vamos a hacerles
frente.
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