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Por A.M. El gobierno norteamericano rechazó el pedido de extradición de dos directivos de la empresa IBM, formulado en junio por el juez federal Adolfo Bagnasco, quien investiga los sobornos que habría pagado la Big Blue a los funcionarios argentinos que intervinieron en el proyecto informático Centenario. El Departamento de Justicia de Estados Unidos consideró que no son suficientes los elementos que tiene el magistrado para probar la acusación de cohecho contra Steven Lew y Peter Rowley. Ambos supervisaron el proyecto que derivó en el escándalo informático. En la respuesta de treinta páginas recibida por Bagnasco, los funcionarios norteamericanos explican que el pedido cumple con tres de los cuatro requisitos de la ley de extradición. Pero según ellos se necesitan pruebas que hubieran justificado el arresto de los directivos en su país, si hubieran cometido los mismos delitos por los que se los acusa. El director de Asuntos Internacionales de ese Departamento de Justicia, John Harris, argumentó que no hay elementos para verificar que IBM o sus gerentes supieran que el dinero que pagaban por el contrato Centenario iba dirigido a los funcionarios del Banco Nación. Una fuente no judicial cercana a la investigación describió a Página/12 que Peter Rowley y Marcio Kaiser reconocieron que Lew fue quien revisó la propuesta del polémico contrato antes de aprobarlo, incluidos los subcontratistas, pero habría dicho que no recuerda haber visto el nombre de CCR. Es decir que Lew aprobó el proyecto que incluía la compra del sistema muleto por 37 millones de pesos, mediante la cual se habría canalizado el pago de coimas por 21 millones. Esto difiere de la versión de IBM Argentina que sostiene que Lew sólo revisó el aspecto técnico. Es una interpretación subjetiva y discrecional de un organismo ejecutivo, comentó a Página/12 una autoridad judicial. No fueron suficientes las tres cajas de documentación que envió el juzgado, ni la confesión de los directivos del Nación sobre cómo fueron recompensados por la alegría de IBM tras obtener el millonario contrato, reflexionó la fuente. Si bien esta respuesta era esperable, el magistrado había hecho el pedido porque consideró, al igual que la fiscalía, que es necesaria la declaración de Lew y Rowley. Pero ésta no es la única respuesta negativa que dio Estados Unidos. Bagnasco aún no pudo obtener los datos de cuentas bancarias abiertas en ese país que contendrían o por donde habría pasado parte del dinero de las coimas. Otro de los investigadores recordó que durante la última visita de Bagnasco a Washington la delegación judicial argentina les aseguró a los funcionarios del Ministerio de Justicia que los directivos de IBM tendrían todas las garantías aseguradas si accedían a declarar en Buenos Aires. Y hasta se habló de la posibilidad de dictarles la eximición de prisión. Sin embargo, todo esto no fue suficiente y Estados Unidos rechazó enviar a los gerentes de la Big Blue, que es una parte de la esencia norteamericana, casi tanto como el apple pie. Lew y Rowley nunca se presentaron a declarar, por lo cual en junio pasado Bagnasco pidió su captura. La extradición de Marcio Kaiser y Robelí de Líbero los otros dos directivos acusados también había sido rechazada por el gobierno de Brasil. Los ejecutivos de IBM Argentina Gustavo Soriani y Ricardo Martorana están procesados por administración fraudulenta. El fiscal Carlos Cearras había solicitado que se los procesara también por cohecho, pero el juez aún no se pronunció.
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