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Por José Natanson Entre los ruidos de las bocinas y con la música del spot televisivo antirreelección repitiéndose hasta el hartazgo, Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez encabezaron ayer una caravana en defensa de la Constitución. En la camioneta principal, junto a la fórmula presidencial y el legislador Aníbal Ibarra, se ubicó la nueva estrella del firmamento aliancista: el gobernador electo de Catamarca, Oscar Castillo. Aunque De la Rúa había asegurado que no se ensuciaría la ciudad, el entusiasmo inorgánico de algunos grupos de militantes radicales saludó el paso de los candidatos con una lluvia de papelitos confeccionados con las boletas del frustrado plebiscito porteño. Todo comenzó con una conferencia de prensa en el comité de campaña. Allí, los integrantes de la fórmula volvieron a exhibir en público la buena relación que los une, una realidad que todavía molesta a algunos aliancistas, pero que ya no sorprende a casi nadie. En reuniones previas, De la Rúa y Alvarez coincidieron en la necesidad de ampliar el marco del mensaje para acercar la protesta a los problemas cotidianos de la gente. Por eso, apenas tomó el micrófono, De la Rúa realizó un recorrido por las últimas noticias, saltando de un tema a otro en una maratón de titulares que por momentos volvía incomprensibles algunos párrafos. Se refirió a la crisis de Paraguay, al desempleo, a la guerra en Yugoslavia, a la inseguridad, al problema de los pequeños productores del interior, a la huelga del campo y a la situación de las pymes. La caravana partió a las once de la mañana. Los organizadores estimaron más de 20 cuadras de vehículos. Un dato difícil de contrastar: a diferencia de los actos, en donde resulta fácil realizar un cálculo más o menos preciso, en las caravanas la cola de autos termina mimetizándose con el tráfico, lo que dificulta cualquier pronóstico. Más allá de los números, lo cierto es que la elección del trayecto no fue caprichosa. El recorrido, desde el Congreso hasta Liniers por la avenida Rivadavia, permitió a la fórmula disfrutar del contacto con la gente de Once, Caballito, Flores, Floresta, Villa Luro y Liniers, los barrios de la ciudad en los que la Alianza suele triunfar por un margen más amplio. En un principio se anunció que los candidatos hablarían en varias esquinas. Pero la necesidad de terminar antes del mediodía, cuando la gente abandona las calles para almorzar, llevó a los organizadores a eliminar las paradas. De todas formas, en la intersección de Rivadavia con Pasco, Medrano y Acoyte la caravana tuvo que bajar la velocidad para que los dirigentes pudieran saludar. Se trataba, en general, de militantes radicales identificados con banderas de cada circunscripción y que portaban remeras estampadas con la inscripción No a Menem. También se acercaba a saludar a De la Rúa gente mayor, uno de los segmentos del electorado en el que el jefe de Gobierno cosecha más adhesiones. En contraste con la demostración de la estructura radical, el Frepaso aportó su primera gran bandera sobre la mitad del recorrido, en la esquina de Rivadavia y Acoyte. Los cuatro protagonistas se repartieron los roles. De la Rúa se ubicó en el centro de la camioneta y concentró sus esfuerzos en saludar a la gente que agitaba los brazos desde los balcones. Chacho e Ibarra candidato de la Alianza a jefe de Gobierno tocaban las manos de los que se acercaban. Castillo contemplaba con una mezcla de sorpresa y entusiasmo. Es que en las caravanas que hacemos en mi provincia nadie mira para arriba. No hay balcones y nadie se para en los árboles para saludar, señaló después el catamarqueño. El summum fue Plaza Flores, en donde la caravana realizó la única parada. Vamos a demostrar que el Gobierno tiene que empezar a ocuparse de los temas de la gente, gritó De la Rúa a través de un micrófono inalámbrico, mientras un nutrido grupo de personas se peleaba por tocar a los candidatos. Más tarde, en el límite de Floresta y Liniers, los jefesde la coalición ofrecieron una segunda conferencia de prensa para evaluar el resultado. Esta caravana terminó con algunos pronósticos. El entusiasmo de la gente demostró que la ciudadanía está muy comprometida con la defensa de la Constitución , dijo De la Rúa, enviando un mensaje a algunos dirigentes radicales que, como Leolpoldo Moreau y Federico Storani, cuestionaron el plebiscito y pronosticaron una baja concurrencia. Decían que no había un clima propicio para la consulta, subrayó Chacho. Pero el entusiasmo de la gente en los balcones, en los comercios, demostró que el compromiso con la defensa de la Constitución existe. Una vez que finalizó el recorrido, los jefes de la Alianza partieron en varios autos adornados con carteles que decían Basta Menem. Una consigna que remite al Basta que la oposición utilizó en 1946 como lema de campaña contra Juan Domingo Perón. En esa oportunidad, los peronistas respondían con ingenio: ¿Qué? ¿Te duele? escribían bajo las pintadas de Basta.
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