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Menem advirtió a D’Alema por los subsidios a la agricultura

El Presidente dijo al primer ministro italiano que, si no se llega
a un acuerdo por los subsidios europeos a los productos agrícolas,
no habrá entendimiento entre el Mercosur y la Unión Europea.

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Por Laura Términe
Desde Roma, Italia


t.gif (862 bytes)  En el primer día de su cuarta visita a Italia, el presidente Carlos Menem reclamó sobre los subsidios europeos a la producción agrícola y anunció que si en la próxima reunión entre el Mercosur y la Unión Europea, que se realizará a mitad de año en Río de Janeiro, no se delinea una solución al tema que afecta a las exportaciones argentinas, no habrá posibilidad de cerrar ningún acuerdo entre los dos bloques. Después de la entrevista que mantuvo por más de una hora con el primer ministro italiano, el ex comunista Massimo D’Alema, Menem recordó que en los últimos cinco años Argentina acumuló un déficit de 5000 millones de dólares con el país peninsular y se quejó también porque Italia prohíbe la entrada de cítricos made in Argentina.
“Es necesario eliminar el proteccionismo, la política europea de subsidios es injusta y coloca en desventaja a los productores de Latinoamérica”, dijo el Presidente después de asistir a la firma de protocolos y convenios para intensificar la relación económica y política entre los dos países, y al lado de un D’Alema sonriente aunque un poco apurado por regresar al tema de la guerra desatada en los Balcanes.
Sobre los bombardeos del ejército de la OTAN a la ex Yugoslavia, Menem auspició un arribo rápido a la paz, aunque dejó claro que la posición de Argentina en el Consejo de Seguridad de la ONU sintoniza con la de los países de la organización militar. “La guerra no sirve para nada”, dijo el Presidente y recordó que la primera y la segunda guerra se iniciaron en la zona de los Balcanes. “Si no se soluciona el conflicto podemos llegar a una situación límite”, dijo un tanto enigmático.
La jornada de Menem, que llegó a Roma acompañado de unos cincuenta empresarios, empezó ayer antes de lo pensado. Un llamado del ministro Carlos Corach le informó a las cuatro de la mañana (once de la noche en Argentina) que el general golpista paraguayo César Lino Oviedo había llegado a Buenos Aires. Las alternativas del asilo al militar continuaron durante todo el día –Menem suspendió el golf de la mañana–, aunque por la tarde el Presidente había asegurado que el pedido de asilo se estaba estudiando.
“Vamos a tomar los tiempos que corresponden, no se puede obrar por impulso, hay tratados internacionales, el de Montevideo y otros, debemos cumplir lo que prescriben esos acuerdos”, le dijo a un grupo de periodistas, después de su encuentro en la suite del hotel Excelsior con el ex primer ministro Romano Prodi, y antes de partir a la Confederación de Industrias Italianas, donde habló ante una concurrida platea de empresarios, entre los que se encontraba el presidente de Fiat, Paolo Fresco, y de los que conquistó un cálido aplauso.
A los empresarios italianos, Menem les dijo que esperaba grandes inversiones, que la economía argentina estaba fuerte a pesar de la crisis en Brasil, que el PBI crecerá este año un 3% y que la inflación no superará el 1% en el país, aunque se mostró preocupado por la desocupación “un tanto elevada”. “La exclusión en el campo de lo social es producto del analfabetismo en el campo de la tecnología y de la informática”, explicó Menem señalando al actual sistema de producción mundial como causa de la falta de empleo. El gobierno argentino y su par italiano firmaron dos protocolos adicionales al Tratado General de Amistad y Cooperación que los dos países signaron en abril de 1998. Uno de ellos establece un mecanismo de consultas políticas a nivel de primeros mandatarios que se realizaría cada dos años; el otro pretende ayudar a las pymes argentinas a través de créditos otorgados desde Italia con tasas subsidiadas.
El tema de la re-reelección estuvo presente en Roma. “Pero qué más quieren que haga”, respondió el Presidente cuando le preguntaron si daría algún gesto elocuente de que no intentará una tercera candidatura, como selo piden el gobernador Eduardo Duhalde y la Alianza. “Evidentemente le siguen teniendo miedo a alguien que no es un demonio”, se despachó. César Arias, el diputado fanático de la re-reelección, ayer no quiso hacer comentarios sobre el tema y declaró a este diario que se había tomado 48 horas de descanso. Los amigos del Presidente, como siempre, estaban cerca. Armando Gostanian, Carlos Spadone, el secretario Ramón Hernández, el médico Alito Tfeli, el peluquero Tony Cuozzo, atentos a cualquier necesidad del mandatario. Zulemita Menem, y su diseñadora preferida, Elsa Serrano, también. Pero a diferencia de otros viajes y de otras épocas, en Roma, ayer, los menemistas estaban muy tranquilos y parecían hasta un poco cansados. Como al final de un viaje largo.

 

Le Parc, Brook y Di Tella
Las 40 mil personas que circulan diariamente por la estación “República” de la línea A del subterráneo romano podrán ver dos murales realizados sobre bocetos de los artistas plásticos argentinos Julio Le Parc y Federico Brook. El canciller Guido Di Tella y el alcalde de Roma, Francesco Rutelli, los inauguraron ayer. Rutelli afirmó que “se trata de un museo instalado en las entrañas de la ciudad” y recordó la película Roma, de Federico Fellini en la que, en esa misma estación, se descubre, durante trabajos de remoción de escombros, un mural de la época imperial cuyos colores se desvanecen apenas se asoma a la ciudad. Las dos obras inauguradas ayer fueron realizadas con la técnica del mosaico bizantino de Ravenna. La de Brook, artista plástico nacido en Buenos Aires en 1933, evoca una nube cometa que con su larga cola une Italia y Argentina. La obra de Le Parc es una alquimia de colores que forman, vagamente, figuras que la vinculan con los antiguos pistones de los motores a vapor. Le Parc nació en Mendoza en 1928. Fue protagonista de la vanguardia argentina que en la década del 60 se agrupó en torno del Instituto Di Tella y actualmente vive en París. El canciller Di Tella informó que estos murales, que miden 13,30 metros de ancho por 1,80 de alto, son parte de un proyecto que abarca a 43 estaciones de la red de subterráneos de Roma.

 

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