Por Lila Pastoriza * |
Diluviaba en la mañana del 24 de marzo cuando familiares y compañeros de desaparecidos, organismos de derechos humanos y algunos legisladores de la Ciudad colocaron la piedra basal del Monumento a las Víctimas del terrorismo de Estado. Al proyecto lo imaginó tiempo atrás gente que buscaba horadar el silencio con el arte, ex alumnos del Nacional Buenos Aires, el fotógrafo Marcelo Brodsky, el rabino Daniel Goldman. Para efectivizarlo recurrieron, como se hace en cualquier sistema no dictatorial, a los legisladores, los representantes. Algunos, de diferentes partidos, los apoyaron de entrada. Otros no podrían negarse. Más de uno, quién sabe, habrá especulado con lavar indultos y obediencias. Una comisión integrada por los organismos que acordaron con la idea, por legisladores y funcionarios diseñó el proyecto, lo impulsó durante meses y armó los consensos imprescindibles. Hubo una Audiencia Pública, donde la derecha se opuso. Y finalmente la Legislatura aprobó el proyecto que el Poder Ejecutivo deberá, como su nombre lo indica, ejecutar. Ha sido, es, otro paso en la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Se une a los que se dieron en los últimos tiempos (Pinochet, Videla, Massera...), producto todos ellos de una demanda inexorable en un camino atiborrado de avances y retrocesos, de políticos dignos y de los otros, de agachadas y grandezas. Cuando el Parque esté listo, y al modo habitual, el jefe de Gobierno de turno vaya a cortar las cintitas, habrá emoción, hipocresía, broncas y alegrías. Quedará el Monumento a las víctimas, el orgullo por sus ideales y sus luchas. Quedará el reclamo de justicia que gritarán los nombres grabados en la piedra de todos nuestros desaparecidos, su clamor frente a ese Río de la Plata transformado para siempre, según José Pablo Feinmann en una evocación inevitable y estremecida de la muerte. Lo que quedará será ese grito que ellos profieren desde su única tumba, la de esta memoria que, de a poco y a los tropezones, nosotros vamos atizando. * Periodista, miembro de Buena Memoria, Asociación Civil.
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