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La tragedia, un punto turístico

La gente se saca fotos en el lugar donde aparecieron los cuerpos de Pelosso y sus amigas. Algunos rezan y depositan flores.


Página/12
en EE.UU.

Por M.F.C.
Desde Nueva York

t.gif (862 bytes)  Cientos de turistas y residentes locales visitan diariamente los dos lugares donde fueron encontrados los cuerpos de Silvina Pelosso, Carole Sund y su hija Julie. A algunos los impulsa la mera curiosidad o morbosidad, pero la gran mayoría lleva flores, reza una oración o musita una bendición para las víctimas de este crimen que ha conmocionado a Estados Unidos.
Incomprensible como puede parecer, están también los que se llevan “souvenirs”; por ejemplo, un trozo de plástico que quedó del incinerado Pontiac rojo que los Sund habían alquilado. Muchos de los visitantes piensan que lo que ocurrió es una jugada escalofriante del azar. Ellos podrían haber sido las víctimas en vez de las tres mujeres, dicen. Carole y Francis Carrington, los padres de Carole Sund, dijeron que permanecerán en Modesto hasta que el crimen se esclarezca.
Los Carrington dijeron que deseaban que se hiciese justicia y que no buscaban venganza. Pero Jen Sund, marido de Carole y padre de Julie, dijo en una entrevista con un diario de la zona que creía en la pena de muerte y que “quien sea el que haya hecho esto, merece morir”. Y agregó: “Yo personalmente prendería el mecanismo (para ejecutarlo)”. Ayer, las familias Sund y Pelosso participaron de una ceremonia religiosa en el lugar donde el cuerpo de Julie fue encontrado.
“Es este sentimiento horripilante”, dijo al San Francisco Examiner Debbie Ackerman, quien el sábado pasado visitó las dos escenas del crimen junto con su esposo Paul. “Me siento tan mal por esas tres mujeres. He pensado muchísimo en ellas. Simplemente, quería venir aquí. Es difícil de explicar por qué”, comentó.
Desde que el depósito de chatarra donde encontraron el auto con dos cuerpos incinerados fue abierto al público el lunes pasado, el desfile de gente en esa área boscosa ha sido incesante. Los peregrinos dejaron sus recuerdos: hay más de 25 ofrendas florales y numerosas tarjetas y notas con palabras de cariño para Silvina, Carole y Julie.
La ladera de la colina cerca de Don Pedro Reservoir, donde encontraron el cuerpo de la adolescente Julie, a unas 32 millas de donde fue hallado el auto, también convoca gente. En ambos lugares, los visitantes rezan y también comparten teorías acerca de los posibles asesinos.
“Que hayan puesto a las mujeres aquí, que supiesen dónde está este pequeño lugar recóndito me demuestra que los asesinos tenían un plan”, opinó un residente de Sunnyvale, Charles Mac Ginn, que se desvió de su camino hacia una pista de esquí para contemplar la escena del crimen.
Otros visitantes, especialmente las mujeres, manifiestan su identificación con las víctimas. “Yo solía acampar con mis dos hijas adolescentes en Yosemite, igual que esta familia. Siento que podríamos haber sido nosotras”, dijo Gaile Perlee, que vive a unas diez millas del lugar donde encontraron a Julie.
Otros hablan de su obsesión con el caso. Edie y Steve Wallace, residentes de Modesto, han plantado jacintos en Long Barn, el sitio en que fue hallado el auto, para honrar la memoria de las tres víctimas. Mencionan las fotos que las mujeres sacaron antes de toparse con la muerte. “Nos hemos sacado fotos en el mismo lugar –dice Steve–, siento una sensación muy extraña con respecto a esta historia. He dicho que quiero saber más. Realmente deseo que agarren a los tipos que mataron a estas mujeres. No puedo dejar de pensar en este caso. Simplemente no puedo.”

 

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