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MAS DE 340.000 KOSOVARES OBLIGADOS AL EXODO DESDE EL INICIO DE LOS BOMBARDEOS
Limpiezas étnicas a todo vapor

La situación de los 340.000 nuevos refugiados albano-kosovares es crítica dentro y fuera de Yugoslavia. Los 91.000 que cruzaron las fronteras están en condiciones precarias. El resto huye como puede de una “limpieza étnica” serbia ininterrumpida.

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t.gif (862 bytes)  La temida “catástrofe humanitaria” en la provincia yugoslava de Kosovo ya es un hecho. La Comisión de la ONU para los Refugiados estima que hasta 40.000 refugiados albano-kosovares llegaron tan sólo durante el último fin de semana a Albania, Macedonia y Montenegro –lugares donde ya hay decenas de miles– y que hay 250.000 en marcha hacia las fronteras. La OTAN ya no duda sobre la causa: la “limpieza étnica” serbia. Las primitivas infraestructuras de Albania y Macedonia no dan abasto. Los estados de la OTAN se prepararon para darles asistencia. Italia ya se movilizó para ayudar a evacuar a los refugiados que se encuentran en Albania. El comodoro británico David Wilby, comandante militar de la ofensiva de la OTAN, reveló que los paramilitares dieron ayer seis horas para que los albaneses étnicos abandonen la capital kosovar de Pristina. Alarmantemente, según Wilby los hombres fueron “separados” del grupo principal. La OTAN afirmó que delegados albano-kosovares que firmaron el mes pasado en Rambouillet la paz que los serbios rechazaron fueron ejecutados el domingo por la policía serbia.
De 70.000 a 90.000 refugiados según el gobierno albanés, con otros tantos en camino por las expulsiones serbias del fin de semana; 12.000 refugiados en la capital de Macedonia, que pronto tendrá que lidiar con otros 15.000 que se dirigen a su territorio: estas cifras constituyen los elementos de la “catástrofe humanitaria” que los líderes de la OTAN vaticinaban como inminente. El portavoz de la Alianza Jamie Shea llegó a afirmar que “estamos al borde de la peor (catástrofe humanitaria) desde la Segunda Guerra Mundial”.
En total se estima que durante el fin de semana unos 100.000 albanokosovares se sumaron a los refugiados que atestan los caminos buscando huir de la provincia. Unos 10.000 se dirigen además hacia la República de Montenegro (la otra que con Serbia forma la República Federativa de Yugoslavia), donde creen que hay menos sumisión a los designios del gobierno de Belgrado. Los gobiernos de Albania y Macedonia realizaron varios llamados urgentes a la OTAN para que los auxilie en la tarea de alimentar y mantener a los refugiados. “La situación es altamente crítica –declaró el ministro de Información albanés Musa Ulquini–, miles de personas están amenazadas por el hambre. Ya no podemos hacer nada más para evitar la catástrofe.” Los problemas surgen de que Macedonia y Albania carecen de presupuesto para enfrentar el problema con eficacia. El ministro de Relaciones Exteriores alemán Joschka Fischer pidió a la Unión Europea (UE) que “ayudara económicamente” a estos países que reciben refugiados. Francia y Alemania propusieron una cumbre europea para coordinar un programa de auxilio.
Italia –el país de la UE que por su proximidad más teme una avalancha de refugiados en su propio territorio– realizó acciones más concretas. Roma ordenó ayer el envío de barcos militares para evacuar a los refugiados de Albania. Desde Italia los barcos irán cargados de ómnibus para acelerar la evacuación del interior de Albania, y volverán con refugiados albano-kosovares. El gobierno italiano anunció que ya no quería permitir el tráfico de personas a través del mar Adriático, que cobraba al menos 1000 dólares por persona para realizar el viaje a Italia. A fin de evitar demoras burocráticas, Italia declaró oficialmente ayer un “estado de emergencia”.
Sin embargo, las depredaciones de los paramilitares serbios están a punto de multiplicar el problema. Los informes que hablan de una “limpieza étnica” a gran escala en la región ya no provienen exclusivamente de fuentes albano-kosovares, sino de la misma OTAN. Según los servicios de inteligencia de la Alianza, la policía serbia procedió durante el fin de semana a eliminar a los líderes políticos de los albano-kosovares, además de continuar con la expulsión del resto. La OTAN difundió ayer la noticia de que Fehmi Agani y Baton Haxhiu –dos delegados que firmaron el acuerdo de paz de Rambouillet que dio el marco legal alegado para el ataque– fueron ejecutados el domingo. Asimismo, fuentes informales de la Alianzaafirmaron tener informes de que Ibrahim Rugova, el presidente moderado de la etnia albanesa, también se encuentra entre los muertos. El gobierno yugoslavo de Slobodan Milosevic afirmó que “no existen indicios” de que esto sea cierto, pero el ministro de Defensa alemán Rudolf Scharping ya calificó ayer abiertamente las acciones serbias de “genocidio”.
Los serbios no dan signos de detenerse. Sus tropas mataron ayer a trece “terroristas” que querían cruzar la frontera con Macedonia. Pero su acción más destacada de ayer se dio en la capital kosovar de Pristina. Según informes de la OTAN corroborados por vuelos de reconocimiento, una enorme columna de personas huyó de la ciudad luego de que los serbios dieran seis horas para que los albano-kosovares la evacuaran. Pero los hombres no se encontraban entre los refugiados. Según la OTAN ellos habían sido “reagrupados el sábado a la noche y conducidos a lugar desconocido”. Los informes desde Albania y Macedonia coincidieron ayer en destacar que la gran mayoría de los refugiados consiste en “mujeres, niños y ancianos”.
Claves
* La Operación Fuerza Aliada se encuentra en su fase dos, que consiste en operaciones aéreas ofensivas contra las tropas yugoslavas.
* En las cancillerías y ministerios de Defensa occidentales empieza a discutirse la posibilidad de usar tropas de tierra si Slobodan Milosevic no cede, pero todos descartan en público que ese paso vaya a concretarse.
* Los serbios han acelerado las masacres étnicas en la provincia rebelde de Kosovo, y se ha creado la crisis de refugiados más grave desde las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial.
* La visita a Belgrado hoy del primer ministro ruso Yevgeny Primakov abre una ventana para la diplomacia, pero Yugoslavia dice que no negociará bajo las bombas.
* A siete días del inicio de los bombardeos, la posición de Belgrado se mantiene inconmovible, aunque la OTAN espera cambiarla por medio de una fuerte erosión de la capacidad de combate yugoslava.

YA VAN SEIS DIAS DE OFENSIVA ATLANTISTA
Tormenta de acero sobre los serbios

t.gif (862 bytes) Una gran cantidad de tanques serbios y el cuartel general de la policía serbia en Pristina, capital de Kosovo. Estas fueron las pérdidas que estimó la OTAN en su segundo día de ataques directos contra sus tropas al sur de Belgrado. Desde el fin de semana, la Alianza había hecho su objetivo primario de las “fuerzas de represión” serbias en Kosovo. El comodoro británico David Wilby –líder operativo de los ataques– calificó a los ataques como “un éxito considerable”. Por primera vez desde el desencadenamiento de la ofensiva, entraron en acción los aviones “rompetanques” A-10. Armados con un cañón que dispara proyectiles adecuados, del tamaño de una botella, los A-10 pueden volar aun luego de perder un ala. El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Igor Ivanov, aseguró que Estados Unidos tiene planes para bombardear “el centro de Belgrado”. Para el ministro de Defensa, Igor Sergueyev, las víctimas yugoslavas de los ataques fueron 1000 civiles y 100 militares. El portavoz de la OTAN Jamie Shea calificó a esta cifra de “exagerada”.
El principal logro reclamado por la OTAN fue la destrucción del cuartel de la policía serbio enna21fo02.jpg (7912 bytes) Pristina. Desde allí se coordinaban las acciones de las “tropas especiales” (paramilitares), a cargo de gran parte del proceso de “limpieza étnica” contra los albano-kosovares. El ataque que dio cuenta del cuartel se ejecutó en las primeras horas de la mañana del lunes por aviones y misiles crucero.
Ayer Yugoslavia se atribuyó haber derribado al menos un avión de la OTAN que volaba sobre Montenegro y otro habría caído en Bosnia-Herzegovina. Una corresponsal en Belgrado del diario francés Le Monde informó ayer que el Estado Mayor yugoslavo resguarda una reserva estratégica de aviones Mig-29 –el modelo de los cazas más modernos que tiene– en cuevas y bajo puentes de autopistas. Ahora los aviones aliados están en mayor peligro porque vuelan a baja altura. A tres días del primer cambio de por la OTAN, los resultados de la Fase Uno todavía no no puede afirmarse que haya logrado su objetivo, la destrucción de las defensas antiaéreas serbias. Y mucho más lejos quedó su propósito secundario, el de servir como “advertencia” para que Milosevic vuelva a la mesa de negociaciones.


OPERACION FUERZA ALIADA ANTE SUS PRIMEROS PROBLEMAS
Luces rojas en el horizonte

Por Claudio Uriarte

t.gif (862 bytes) Todavía puede ser muy pronto para hacer un diagnóstico sobre la Operación Fuerza Aliada, pero algunos de sus problemas ya parecen evidentes. Uno es la crisis de refugiados. Operación Fuerza Aliada se inició con la ostensible premisa de evitar la continuación de las “limpiezas étnicas” de albaneses por el régimen de Slobodan Milosevic en la provincia rebelde de Kosovo. Pero desde el inicio de los bombardeos, medio millón de albaneses ha abandonado Kosovo, hay más en marcha y, por detrás, las fuerzas serbias masacran a todos los hombres en capacidad de combatir. De continuar estas tendencias, Milosevic puede acercarse bastante a su sueño de una limpieza étnica total: los que se fueron ya son una cuarta parte de la población albanesa de la provincia. El otro problema concierne a la extensión del conflicto. Aunque la operación se presentó en público como el salvataje de un pueblo en vías de ser exterminado, el verdadero objetivo era obligar a Milosevic a aceptar un plan de paz para la provincia que congelara una guerra que podía tener ramificaciones centrífugas en todos los Balcanes. Sin embargo, luego de seis días de bombardeos durísimos Milosevic no ha cedido un ápice; Albania y Macedonia ya son parte de la confrontación, y desde el flanco sur de la OTAN, Italia, Grecia y Portugal suenan cada vez más incómodos con la dirección aparente de los acontecimientos.
En la lógica con la que se lanzó la operación, los bombardeos de la OTAN deberían bastar para destruir el Ejército yugoslavo. En la práctica, y pese a lo que digan los generales de las fuerzas aéreas, no existe antecedente de una guerra ganada exclusivamente desde el aire. Y como dijo en estos días Jonathan Eyal, director del Instituto de Investigaciones Estratégicas de Londres, “nadie me hará creer que es posible destruir armas de mano con aviones. Pero es con armas de mano como se efectúa la limpieza étnica”. Entonces, si la OTAN no rompe la columna vertebral del Ejército yugoslavo –si Milosevic sigue resistiéndose al plan de paz de Rambouillet, que estipulaba el estacionamiento de tropas de la Alianza Atlántica en Kosovo–, la escena estará lista para que se plantee la hipótesis de entrada en acción de la infantería. Esa sería una decisión de altísimo riesgo y de altísimo costo político. Yugoslavia, un país montañoso de muy difícil conquista, tiene un Ejército de 90.000 hombres que ha estado en guerra por lo menos desde 1992, con la proclamación de las independencias de Croacia y Eslovenia. La OTAN, por contraste, ha adoptado con rapidez la ultimísima doctrina de “cero baja” del Pentágono, que bien puede traducirse en “cero ganancia”. Para librar una exitosa campaña terrestre se necesitarían entre 150.000 y 200.000 soldados y el padecimiento de bajas que la opinión pública occidental puede encontrar intolerables. Una hipótesis incomprobable sostiene que Estados Unidos lanzó la operación para unir y dar un sentido a la OTAN después de la desaparición del enemigo soviético y en el 50 aniversario de su fundación, pero lo opuesto puede resultar cierto: un fracaso de la operación corre el riesgo de dividir la Alianza Atlántica, y en ese caso la primera salida será la de Francia.
El imponderable que resta es la actitud de Rusia. Pocos pueden creer seriamente en las amenazas de un país postrado ante el Fondo Monetario Internacional, pero su humillación ante el bombardeo de su aliado, el criminal de guerra Milosevic, es tangible. En realidad, el alejamiento de Rusia de Occidente estaba planteado desde mucho antes, pero la operación precipita el larvado proceso de trazado de una nueva línea divisoria en Europa: después de la incorporación de Polonia, Hungría y la República Checa los próximos en entrar a la OTAN son verosímilmente Eslovenia y Rumania, las repúblicas bálticas también quieren un lugar bajo el paraguas, al tiempo que Macedonia y Albania golpean desesperadamente a las puertas. Del otro lado de la nueva Guerra Fría quedan Rusia y Bielorrusia, y es inseguro si Ucrania logrará conservar su punto de equilibrio.
Entonces, si la operación es tan compleja, ¿por qué está en marcha? Primero, por un tema de prestigio de la OTAN –burlada hasta el hartazgo por Milosevic– y luego, sí, por los derechos humanos: porque en esta época las masacres vuelan por televisión, y se pide que los poderosos hagan algo.


Moscú no cree en las lágrimas, pero mediará

En Belgrado, el premier ruso Primakov
mediará para frenar la ofensiva de la OTAN.  Moscú relativiza el genocidio kosovar.

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El País 
de Madrid

Por Luis Matías López,
Desde Moscú

t.gif (862 bytes) El gobierno ruso convirtió su rabia por la intervención de la OTAN en Yugoslavia en una iniciativa diplomática para intentar que callen las armas. El primer ministro, Yevgueni Primakov, los titulares de Exteriores, Igor Ivanov, y de Defensa, Igor Sergueyev, y los jefes del espionaje civil y militar vuelan hoy a Belgrado para intentar que el líder serbio Slobodan Milosevic cambie de actitud. Si Milosevic puede ceder ante alguien, ése es Primakov, representante del “hermano eslavo” que se está comportando como amigo y portavoz de Yugoslavia. Pero hasta ahora, en ningún momento como un aliado. Rusia, hundida en la crisis y con un ejército que no es ni la sombra de lo que fue, no quiere oír hablar de guerra.
La visita, en palabras de Ivanov, pretende “coordinar con Milosevic los pasos que puedan conducir a una solución política” del conflicto. Se trata “de romper la dinámica negativa de una situación que amenaza la paz y la seguridad mundiales”. En principio, está previsto que la delegación viaje tan sólo a Belgrado. Pero no se descarta que, en función de los resultados, Primakov (y tal vez Ivanov) extiendan su misión para mediar ante la OTAN y detener los bombardeos.
Desde que cayó la primera bomba de la OTAN sobre Yugoslavia, Rusia se convirtió en el portavoz de Belgrado. Si la Alianza asegura que hay una limpieza étnica en toda regla, Moscú replica que los independentistas del Ejército de Liberación de Kosovo han lanzado una ofensiva a gran escala. Si Javier Solana afirma que ha sido la intransigencia serbia y el rechazo de los acuerdos de Rambouillet lo que ha forzado a hacer hablar a las armas, Ivanov replica a su viejo amigo de cuando era embajador en España que la firma por los kosovares de ese compromiso fue “una vergüenza” urdida para “echar a Belgrado la culpa del fracaso de la negociación y comenzar la agresión militar”. Y si los aliados sostienen que no habrá intervención terrestre, el ministro ruso afirma que 3000 guerrilleros se preparan en las fronteras de Albania y Macedonia con Kosovo para ser la punta de lanza de esa invasión.
Rusia recuperó un violento lenguaje de la Guerra Fría, que choca tremendamente cuando sale de la boca de Ivanov, un diplomático de carrera, meticuloso y moderado, forjador de compromisos y, hasta ahora, enemigo de los choques frontales. Sus palabras son el fiel reflejo de la atmósfera que se respira en el gobierno ruso, y en prácticamente la totalidad de la clase política. Este conflicto está centrando ya el debate interno. Probablemente, condicionará las elecciones legislativas de diciembre. Los que adopten la retórica antioccidentalista tienen votos garantizados. Seguro que el liberal Grigori Yavlinski está más que arrepentido de haber dicho que confiaba que Rusia fuera miembro de la OTAN dentro de 20 años.
Desde el Ministerio de Defensa, de forma sistemática, se intenta echar por tierra los balances de la OTAN (ver nota aparte). Un alto mando del ejército, el general Yuri Baliuevski, señaló incluso que las bombas han alcanzado a un monasterio y a un monumento histórico protegido por la Unesco. Añadió que la tan cacareada precisión de la fuerza aérea aliada es un mito, y que son poco significativos los daños sufridos por los sistemas de defensa aérea.
Previsiblemente, los jefes del espionaje no desperdiciarán la ocasión de echar una buena ojeada, y de traerse de vuelta a casa toda la información posible sobre la tecnología del ultramoderno “avión invisible” caído el sábado sobre Yugoslavia. Esta pieza de caza mayor se ha celebrado en Rusia como propia. Sergueyev aseguró ayer que el aparato fue derribado por un sistema antiaéreo ruso que fue instalado en territorio serbio en tiempos soviéticos.


La conexión francesa
Francia duda ante la evolución de la guerra en Yugoslavia. Sobre todo, no quiere enviar tropas al suelo kosovar. Todas sus esperanzas están ahora en la mediación rusa. Ya el sábado por la noche, el presidente francés, Jacques Chirac, telefoneó al premier ruso, Yevgueni Primakov, con la propuesta de que hay que intentar convencer a Milosevic de que vuelva a la mesa de negociaciones. “Los rusos son los únicos que tienen la llave que da paso al estrecho pasillo de la paz”, dijeron fuentes de la presidencia francesa. Los sondeos de la opinión francesa son contradictorios. La sensación generalizada es que los bombardeos no están consiguiendo los objetivos políticos marcados y que los medios están haciendo fracasar los fines. El jefe de gobierno, Lionel Jospin, subrayaba la idea de que “Francia no será arrastrada a un terreno que no desea”. La diplomacia francesa ha dejado de poner el énfasis en la responsabilidad criminal exclusiva de Slobodan Milosevic. La opción de los bombardeos es criticada doblemente: por quienes la juzgan insuficiente para detener las masacres en Kosovo, y por quienes se oponen a ella por principio.

 

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