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Por Cledis Candelaresi Cuando la Cámara de Diputados vuelva a sesionar tratará con preferencia el proyecto de los diputados justicialistas Humberto Roggero y Miguel Pichetto para subir del 7 al 10 por ciento el impuesto sobre el tabaco que nutre el Fondo de Asistencia Social. Con esos recursos adicionales, alrededor de unos 80 millones, el Gobierno podría sostener algunos programas sociales que quedaron desfinanciados cuando, al discutir el Presupuesto 99, los legisladores se negaron a ceder un centavo del Fonavi. Si bien la iniciativa refleja una estrategia acordada entre el Poder Ejecutivo y aquellos diputados oficialistas, ayer ni uno ni los otros quisieron asumir públicamente la responsabilidad de promover un aumento de impuestos. Fue a pedido de Jefatura de Gabinete, comentó ayer Roggero, titular de la bancada oficialista. Es una iniciativa del Congreso y si la convierten en ley, nosotros evaluaremos qué es mejor: tener un problema en las cuentas públicas o una crisis en el sector tabacalero, replicó ante Página/12 el secretario de Control Estratégico de Jefatura, Miguel Solé, intentando despegarse de la propuesta impositiva. El colaborador de Jorge Rodríguez, al igual que su vocero, aseguran que los diputados buscaron con ese proyecto obtener fondos para financiar los mayores gastos en que incurrirá la Nación por el rechazo a los vetos sobre el Presupuesto. Si el Senado siguiera el mismo camino, el Tesoro Nacional tendría que afrontar erogaciones millonarias por varios conceptos. El proyecto de Presupuesto 1999 que Economía giró al Congreso pretendía rebanar 100 millones de pesos del Fonavi, que se prorratea en el interior. Las provincias se opusieron terminantemente con el argumento de que eso paralizaría varios planes de viviendas con principio de ejecución, con el agravante de que el parate ocurriría en pleno año electoral. Al sancionar la ley, el Parlamento restituyó el dinero al Fonavi, dejando sin recursos algunos programas que maneja la Secretaría de Desarrollo Social. El Ejecutivo no vetó este retoque, pero acordó con el propio titular del bloque oficialista compensar esa falta con la suba de tres puntos sobre uno de los gravámenes internos que pesan sobre el tabaco. Este impuesto vencía en enero pasado, pero fue prorrogado hasta el 2001. Los aproximadamente 200 millones anuales que permite recaudar son administrados por la Secretaría de Desarrollo Social. Y los que pudieran obtenerse con la proyectada suba tendrían, en principio, este destino. Sin embargo, nada le impediría a Rodríguez desviarlo para otro fin. Por el contrario, el jefe de Gabinete no puede echar mano a un solo peso del Fondo del Tabaco, que se alimenta con otro impuesto interno, también sobre los cigarrillos, y sirve para subsidiar a las tabacaleras. El lobby que hacen las provincias productoras a través de sus legisladores, no sólo frustra cada intento de Economía por eliminar los fondos con asignación específica. También permitieron añadir un artículo en el Presupuesto, que impide expresamente al Poder Ejecutivo desviar recursos desde esas cuentas. La encendida defensa del Fondo del Tabaco que hace el Congreso está acompañada por otra batalla contra nuevos impuestos. Así, Roque Fernández tuvo que resignar su pretensión de subir Impuestos Internos, entre otras razones, porque los legisladores se hicieron eco de la protesta de las empresas tabacaleras. Las mismas que ayer advirtieron a diputados y funcionarios de Jefatura que un reajuste sobre los tributos que gravan los cigarrillos ocasionaría serios problemas al sector, lastimado por la creciente importación de cigarrillos brasileños a bajo precio.
LA UIA JUNTO CON CAVALLO. EL CAMPO POSTERGO EL
PARO En el
marco del enfrentamiento que mantiene con Roque Fernández, la Unión Industrial eligió a
Domingo Cavallo para continuar su ronda de encuentros con los principales partidos
políticos. La reunión se concretó en la sede de Acción por la República, y el
resultado fue una total coincidencia entre la cúpula de la central fabril y
el ex ministro. El encuentro fue de por sí una nueva demostración del pésimo estado que
atraviesa la relación entre los industriales y el jefe del Palacio de Hacienda, hacia
quien su antecesor suele lanzar filosas acusaciones. Pero, además, la UIA emitió ayer un
severo comunicado desmintiendo la afirmación de Roque del último fin de
semana sobre que dirigentes de esa entidad le pidieron que devaluara, tras la
depreciación del real.
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