OPINION
El marzo paraguayo
Por Eduardo Pavlovsky |
Así
como existen un Mayo Francés y un octubre argentino, un marzo paraguayo se alista desde
ayer en la agenda de las grandes gestas de los movimientos de resistencia civil.
Los jóvenes por la democracia junto con los campesinos convirtieron la Plaza de Armas en
un verdadero acto de resistencia civil. Micropolítica contra la infamia y el crimen.
Cuerpos dispuestos a jugarse la vida por la democracia posible. El asesinato mafioso del
vicepresidente puso en pie de guerra a los jóvenes paraguayos. Un ¡basta!
pareció mover los cuerpos a luchar por nuevas dignidades y nuevas éticas.
Nuevos territorios y campos de lucha se inventaban en el fragor del combate. Nuevas
invenciones micropolíticas de resistencia civil. Con cuerpos dispuestos a jugarse al todo
o nada. Y cuando hay muchos cuerpos juntos con éticas y pasiones nuevas las intensidades
se multiplican y contagian entre sí. Se producen verdaderas máquinas de guerra. Las
identidades personales se funden en la construcción de nuevos territorios a conquistar.
No hay ejército que los pueda contener. Que se anime a matar tanto civil junto. Pero la
premisa de la resistencia civil paraguaya fue muy clara y por eso triunfó: No hay
marcha atrás: venimos a jugar nuestras vidas.
Caían algunos cuerpos por el efecto de las balas de los francotiradores y la pasión de
los jóvenes convocaba nuevos movimientos nuevas líneas de fuga, nuevos
territorios de lucha.
Un muerto es un combatiente caído. No amedrenta sino que invita a seguir luchando en su
memoria. Nadie olvida a nadie. Apenas tiempo para velar simbólicamente sus restos. Así
lo entienden los jóvenes paraguayos y así obtuvieron el triunfo político que anhelaban:
la renuncia del presidente y la gran derrota del general populista.
La hermosa gesta paraguaya será imborrable por su heroicidad. Ejemplo para hoy en
Latinoamérica y sus nuevas subjetividades de lucha. Lección de coraje. Lección de vida.
Lección de éticas compartidas y nuevas solidaridades. Lección de esperanza y también
lección magistral del poder de la resistencia civil y de las utopías que lograron
movilizar.
No importa el mejor resultado a lograr. Lo importante fue el recorrido. El movimiento
iniciado como gesta de resistencia civil por los jóvenes paraguayos funcionará como
nuevo control ético de la dirigencia política paraguaya. De sus futuras conductas. Aquí
tampoco habrá marcha atrás. A no olvidarlo entonces. También hay un enero cubano y un
enero de Chiapas pero marzo por ahora es paraguayo. |
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