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Por Raúl Kollmann ![]() El lunes, Duhalde y De la Rúa salieron frontalmente en contra de la decisión del gobierno nacional de conceder el asilo. Ambos coincidieron en señalar que en la Argentina no debe haber lugar para golpistas. En ese momento, los hombres de Oviedo sólo estaban preocupados por instalar al general en el haras La Madrugada y, sobre todo, para evitar cualquier intento de extradición al Paraguay. Más calmados, ayer hubo un breve análisis sobre las dificultades que se podrían plantear con el cambio en la Casa Rosada y tal vez la necesidad de buscar desde ahora otro país en donde guarecerse. La prioridad de Oviedo es permanecer cerca del Paraguay y reorganizar sus fuerzas, duramente golpeadas tras la renuncia de Raúl Cubas Grau y el propio exilio del general. Lo fundamental es que hay una estructura de partido enorme, una organización, a la que pueden atribuirle los francotiradores y todos los hechos de violencia previos a la caída del gobierno. Hasta el momento, judicialmente no tienen nada, pero pueden armar cosas para pegarle a nuestra gente. Esa es por ahora nuestra mayor preocupación, le dijo anoche a Página/12 un hombre cercano al exiliado. Es muy probable que en las próximas semanas el general empiece a buscar otro lugar de vivienda ya que su estancia en el campo del amigo de Carlos Menem, Arnaldo Martinenghi, es provisoria. Según fuentes oviedistas, el general tiene una propiedad en Corrientes, pero es obvio que ni el gobierno argentino ni el paraguayo lo quieren tan cerca de la frontera. De manera que la idea es buscar una quinta en el Gran Buenos Aires, con adecuadas condiciones de seguridad y que le permita estar en su propia casa y no en la de otro. La preocupación por los dichos de Duhalde y De la Rúa era ayer bastante menor. En primer lugar porque ambos han ido bajando el tono de sus declaraciones. Como adelantó Página/12, un colaborador de Duhalde hizo saber que el mandatario bonaerense ya no está tan en contra del asilo brindado a Oviedo: No se le podía negar, lo ampara el derecho internacional, dijo Duhalde en una reunión realizada en La Plata. También De la Rúa tomó nota del respaldo que Raúl Alfonsín le dio al asilo: el jefe de gobierno porteño ayer sostuvo que en realidad no estuvo en contra de darle refugio a Oviedo, sino que consideró mejor que el general paraguayo se radique en otro país. En verdad, Duhalde y De la Rúa bajaron el nivel de las críticas porque saben que hubo un visto bueno de Brasil, Uruguay y Estados Unidos para todo el operativo. La otra cuestión que aleja la idea de mudarse a otro país es la seguridad. Oviedo confía en sus amigos del gobierno argentino para resguardarlo y tiene fluida llegada con más de un hombre de la Casa Rosada y las fuerzas de seguridad. De todas maneras, se sabe que la Policía Federal no está de acuerdo con quedar a cargo de la custodia, ya que debe disponer de unos 40 hombres totalmente asignados a esa tarea (ver aparte). Ayer, en fuentes del Gobierno se evaluaba la posibilidad de que la Gendarmería se ocupe de la cuestión, relevando a la Federal.
DEBATEn la SEGURIDAD DEL HUESPED
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