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Lino Oviedo se queda, al menos
durante los próximos nueve meses

Las declaraciones de De la Rúa y Duhalde –alguno de ellos será Presidente a fin de año– pusieron nerviosos al general y su entorno. A pesar de eso, el general esperará.

El Gobierno está preocupado por la seguridad del asilado, por lo cual dispuso una severa custodia.
Pero hay problemas: la Policía Federal quiere dejar el fardo, por lo que se haría cargo la Gendarmería.

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Por Raúl Kollmann

t.gif (862 bytes) Lino Oviedo no se va. En algunos de sus colaboradores repercutieron fuerte las declaraciones de Eduardo Duhalde y Fernando de la Rúa –uno de los dos seguramente será Presidente en diciembre– en contra de la presencia en la Argentina del general paraguayo y se pensó que ante esa perspectiva tal vez sería mejor empezar a buscar otro refugio. Sin embargo, Oviedo no se moverá del país: en primer lugar porque quiere estar cerca del Paraguay para seguir paso a paso lo que allí suceda. En particular, ahora está preocupado por la ofensiva desatada por el oficialismo paraguayo en contra sus adherentes. Además, dicen en el cuartel oviedista, “para diciembre faltan nueve meses, que como están las cosas, son como nueve siglos, porque casi todo puede cambiar”.
El lunes, Duhalde y De la Rúa salieron frontalmente en contra de la decisión del gobierno nacional de conceder el asilo. Ambos coincidieron en señalar que “en la Argentina no debe haber lugar para golpistas”. En ese momento, los hombres de Oviedo sólo estaban preocupados por instalar al general en el haras La Madrugada y, sobre todo, para evitar cualquier intento de extradición al Paraguay. Más calmados, ayer hubo un breve análisis sobre las dificultades que se podrían plantear con el cambio en la Casa Rosada y tal vez la necesidad de buscar desde ahora otro país en donde guarecerse.
La prioridad de Oviedo es permanecer cerca del Paraguay y reorganizar sus fuerzas, duramente golpeadas tras la renuncia de Raúl Cubas Grau y el propio exilio del general. Lo fundamental es que hay una estructura de partido enorme, una organización, a la que pueden atribuirle los francotiradores y todos los hechos de violencia previos a la caída del gobierno. “Hasta el momento, judicialmente no tienen nada, pero pueden armar cosas para pegarle a nuestra gente. Esa es por ahora nuestra mayor preocupación”, le dijo anoche a Página/12 un hombre cercano al exiliado.
Es muy probable que en las próximas semanas el general empiece a buscar otro lugar de vivienda ya que su estancia en el campo del amigo de Carlos Menem, Arnaldo Martinenghi, es provisoria. Según fuentes oviedistas, el general tiene una propiedad en Corrientes, pero es obvio que ni el gobierno argentino ni el paraguayo lo quieren tan cerca de la frontera. De manera que la idea es buscar una quinta en el Gran Buenos Aires, con adecuadas condiciones de seguridad y que le permita estar en su propia casa y no en la de otro.
La preocupación por los dichos de Duhalde y De la Rúa era ayer bastante menor. En primer lugar porque ambos han ido bajando el tono de sus declaraciones. Como adelantó Página/12, un colaborador de Duhalde hizo saber que el mandatario bonaerense ya no está tan en contra del asilo brindado a Oviedo: “No se le podía negar, lo ampara el derecho internacional”, dijo Duhalde en una reunión realizada en La Plata. También De la Rúa tomó nota del respaldo que Raúl Alfonsín le dio al asilo: el jefe de gobierno porteño ayer sostuvo que en realidad no estuvo en contra de darle refugio a Oviedo, sino que consideró mejor que el general paraguayo se radique en otro país. En verdad, Duhalde y De la Rúa bajaron el nivel de las críticas porque saben que hubo un visto bueno de Brasil, Uruguay y Estados Unidos para todo el operativo.
La otra cuestión que aleja la idea de mudarse a otro país es la seguridad. Oviedo confía en sus amigos del gobierno argentino para resguardarlo y tiene fluida llegada con más de un hombre de la Casa Rosada y las fuerzas de seguridad. De todas maneras, se sabe que la Policía Federal no está de acuerdo con quedar a cargo de la custodia, ya que debe disponer de unos 40 hombres totalmente asignados a esa tarea (ver aparte). Ayer, en fuentes del Gobierno se evaluaba la posibilidad de que la Gendarmería se ocupe de la cuestión, relevando a la Federal.

 


 

DEBATEn la SEGURIDAD DEL HUESPED
No dejen solo al general

t.gif (862 bytes) El jefe de la Policía Federal, comisario general Pablo Baltazar García, admitió ayer que no se puede descartar completamente la hipótesis de un atentado contra Lino Oviedo, cuyo asilo político en la Argentina sigue enfrentando al oficialismo y la oposición: mientras el candidato presidencial de la Alianza, Fernando de la Rúa, opinó que la custodia dispuesta para proteger al ex general paraguayo “revela lo conflictivo” del amparo que le concedió el Gobierno, el ministro del Interior, Carlos Corach, aclaró que la seguridad es la misma que se ofrece en “otros cientos de casos”.
“Hay que analizar nada más la situación que se vive en Paraguay para darse cuenta de que no se puede desterrar esa hipótesis completamente”, explicó García al ser consultado sobre la posibilidad de que se intente atentar contra Oviedo. Hasta ahora la custodia de Oviedo está a cargo de la Federal, pero García adelantó que esa tarea podría ser reasignada a la Gendarmería o a la Prefectura para no desproteger la Capital.
El operativo de seguridad montado en torno de Oviedo llevó nuevamente a De la Rúa a criticar a la Casa Rosada. “El Gobierno debe buscar un rápido destino para este señor golpista”, insistió el candidato aliancista. “Cuando un gobierno admite un asilado le tiene que brindar la seguridad necesaria”, explicó Corach, quien destacó que Paraguay todavía no formalizó ningún pedido de extradición contra Oviedo.

 

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