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Refuerzos juveniles en la batalla
contra los vendedores ambulantes

Son 50 auxiliares vecinales que, junto a inspectores y policías, se lanzaron contra la venta callejera.   Los operativos son en el centro pero se extenderán.

En su mayoría son estudiantes que, en una primera etapa, indagaron sobre problemas vecinales.
“Su tarea, además, es auxiliar a los vecinos con información y orientación”, explicó Mathov.

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Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes) Dos grandotes cierran veloces el paño colorado. En segundos echaron dentro dos cargas de “dos corbatas por dos pesos” y se fugaron. La acción transcurre en Florida. Tienen delante un capataz en silla de ruedas y a pocos metros el paso incisivo de una patrulla de “auxiliares vecinales”, un cuerpo de estudiantes contratado en noviembre por el gobierno porteño, que se sumó ahora a los escuadrones de ataque a los vendedores ambulantes. La misión: sacarlos de la vía pública. Hace dos días iniciaron el trabajo. Actúan en equipos integrados por policías e inspectores. El balance para el gobierno porteño, hasta ahora, es satisfactorio, aunque aquel capataz de las corbatas mira el asunto de otro modo: “A esos pibitos –dice de los auxiliares– sabés cómo los saco si vienen a correrme.”
El hombre gordo y en silla de ruedas es Lalo. Es parte del ejército de ambulantes que batalla en el microcentro. Tiene una tabla cargada de corbatas de un peso y, ahora, un acta de mercadería incautada: “Hace una hora los inspectores me llevaron una valija entera, puse otra y mirá cómo estoy ahora”. La referencia va directamente a su silla desde donde ató -como seguridad– una cuerda hasta la mesa. Está ducho en escaparle a inspectores. “Mirá –advierte– yo hace 22 años que estoy en Florida y sabés cómo defiendo esto, con el cuerpo”.
Persistente, el gordo puso a cantar a los muchachos. Vocean precios baratos mientras una escuadra de tres auxiliares mantiene rígido el puesto a 50 metros. “Nosotros hacemos la ronda desde el 0 al 200”, dice una estudiante de Odontología cuyo torso tiene impreso el slogan del Auxiliar Vecinal. El gordo está a salvo –por ahora– en Florida al 300.
Los auxiliares son en total 50 y fueron incorporados por el gobierno porteño en noviembre último. En su mayoría son estudiantes universitarios. La silueta de los jóvenes recorrió durante la primera época la zona de Caballito y Almagro, en lo que se llamó “etapa de divulgación”, durante la cual encuestaron a los vecinos sobre dificultades en el barrio. En enero salió a la calle el segundo grupo, capacitado en noviembre y diciembre. Son ellos quienes ahora están activos en Florida. En diálogo con Página/12, el secretario de gobierno porteño Enrique Mathov comparó los auxiliares con los inspectores aunque amplió las funciones de los jóvenes: “Auxilian a los vecinos con información sobre utilización del espacio público y orientación en general”, precisó.
Desde el martes, los auxiliares de chaqueta verde flúo están especialmente dedicados a extinguir la venta ilegal. Cada grupo, con un policía y un inspector, tiene a cargo dos cuadras sobre Florida. Percibida la presa –el vendedor– continúa la pesca. Por eso corren. Para sobrevivir, los vendedores ambulantes usan desde hace años un sistema de comunicación por handy. La señal les permite encadenar mensajes de alerta que atraviesan la Capital. Desde las radios se avisan lugares y destinos de los inspectores. Anticipan así la dirección que tomará la fuerza pública y consiguen que sus compañeros vendedores escapen a tiempo.
Para desarticular este método los auxiliares aparecen como nueva opción. Mathov aseguró que el patrullaje sobre Florida no se interrumpirá: “Quedará para siempre”, dijo. Pasados los primeros días, los chicos que no asustaron al gordo Lalo ya no tendrán policías o inspectores que los secunden. Como tampoco habrá demasiados vendedores, la actividad será de atención a la gente: “Hay auxiliares –radiografía Mathov– que saben dos o tres idiomas, puede ayudar a turistas y a la gente ahí donde pasan centenares de miles de personas, se necesita algún guía y ésta es la función que van a cumplir”.
El megaoperativo sobrepasará los límites de Florida. “Ahora algunos vendedores se fueron a otras zonas pero los vamos a ir corriendo”. Los operativos se harán en la avenida Santa Fe, en Cabildo y Juramento, y en Rivadavia, entre José María Moreno y el de Nazca. En todos repetirán el cometido probado ahora en Florida. Además de espantar vendedores, disciplinan a canillitas que sobreabundan y a comerciantes con heladerasque expenden en la calle. Entre la multitud y los letreros, los auxiliares también apuntan contra quienes volantean. Por eso la chica de Fundación Contemporánea tuvo que correr sus papeles de Florida a Corrientes, ahí al menos no la molestan. De todos modos, también hay impunes: siete porristas repartieron toda la tarde “menemtruchos” publicitando la re-re.
Los hombres del handy aún no están acabados. El propio Mathov los tuvo que sufrir ayer mientras recorría el microcentro. Lo siguió primero uno montado en motocicleta y cuando el funcionario pensaba escaparse caminando a contramano apareció el segundo a bordo de una bici.

 

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