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LAS PROTESTAS EN LA RUTA 2 GENERARON UN CAOS DE TRANSITO
Hacia las vacaciones en procesión

Llevó más de una hora y media recorrer los 30 kilómetros que
separan Castelli de Dolores. Las protestas, por el peaje y por
la seguridad, podrían repetirse el domingo por la tarde.

Tierra: Los más rápidos descubrieron el camino de tierra que corre paralelo a la ruta y se lanzaron a través de él, esquivando curiosos.

Los autos se embanderaron con el pedido de un “peaje justo” para la gente de Castelli.
Reclaman un descuento igual al que obtuvieron los vecinos de Chascomús.

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Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes) El Jueves Santo tuvo su procesión, pero ajena a cualquier liturgia. Al mediodía, los pobladores de Castelli marcharon por la ruta 2, hasta Dolores, en reclamo contra el costo del peaje. No hubo disturbios ni provocaciones. Sólo bocinazos contra la concesionaria Covisur desde el contingente que encabezaba la protesta. Y más bocinazos detrás, a favor o en contra de la marcha, desde la fila de 10 kilómetros de vehículos repletos de turistas, que demoraron más de una hora y media en recorrer a paso de hombre los casi 30 kilómetros que separan las dos ciudades, y volver a poner el pie en el acelerador.
El miércoles por la noche, los vecinos de Chascomús cortaron la ruta exigiendo medidas de seguridad que les garantice cruzar sabiendo que llegarán a salvo a la otra banquina. Ayer, los vecinos de Castelli decidieron reclamar también, pero especialmente contra el peaje. La marcha ralentada fue la forma de protesta que encontraron, con el objetivo de alcanzar las mismas condiciones que sus pares de Chascomús, que ya obtuvieron un importante descuento de parte de Covisur, la concesionaria de la ruta 2 (ver recuadro). Y el momento elegido, las 13 horas del Jueves Santo, cuando otra procesión, de turistas, estaría en pleno tránsito hacia la costa atlántica.
“Reclamamos igualdad con Chascomús –dijo a Página/12 Gustavo Jaime, secretario de la Cámara de Comercio de Castelli–. Castelli es un pueblo agropecuario y de una manera u otra sus actividades terminan en el Mercado Central. Es mucha plata para los que tienen que pasar todos los días. Nuestros productos no pueden competir con otros porque el costo es mucho. Nadie entiende por qué se hacen diferencias entre un pueblo y otro.”
A las 13.15, un viejo colectivo que se había colocado a la cabeza como porta estandarte, cubierto con carteles del estilo “Por un peaje justo” y “Basta de piratas del peaje”, dio la señal: un bocinazo. A partir de ese momento, durante casi dos horas y a lo largo de 30 kilómetros, todo fue bocinas y autos encolumnados. Los turistas desprevenidos que quedaron encerrados en la procesión no tuvieron otra opción que sumarse a la protesta. Fueron unos 10 kilómetros de apoyo o resignación, durante las casi dos horas que se demoró en llegar desde Castelli hasta Dolores. Los más rápidos descubrieron el camino de tierra que corre paralelo a la ruta y se lanzaron a través de él, a metros de las casas y esquivando curiosos. Duró poco. Un par de chiquillos comandados por una mujer arrastró un pesado y enorme neumático de tractor que interrumpió el atajo. A partir de ese momento, los turistas más impetuosos intentaban filtrarse entre las hendijas que quedaban entre auto y auto o por la banquina. El conductor de un jeep amarillo, con la bandera argentina cruzada sobre su techo, se dio cuenta y como si nada, ubicó su auto como un parche, circulando al borde de la ruta. Sólo quedaron libres la hondonada –algunos llegaron a arriesgarse–, y los intersticios por los que no pasaban ni las motos. Para completar, a los costados de la procesión, motos y móviles policiales controlaban que no se generaran roces, ya incapaces de evitar las infracciones.
“Sólo le dan un pase libre a los que van de urgencia a un hospital. Tenés que tener un pariente que se muere para que te oigan”, aseguró “Cucharón”, un paisano de Castelli en su camioneta. “Yo soy el comisionista del pueblo y tengo que pagar 105 pesos por mes para hacer los trámites de Castelli en Buenos Aires”, dijo Víctor Binaghi, a bordo de su auto, y acompañado por su familia. “Mis chicos van a la escuela de este lado, y yo trabajo acá, pero vivo allá”, sostuvo Alicia, señalando del otro lado de la ruta. “No se puede cruzar porque te llevan por delante.”
A las 15, cuando la demorada columna con el viejo colectivo a la cabeza alcanzó la ciudad de Dolores, los de Castelli desconcentraron, dieron la vuelta y a paso normal volvieron a sus casas. Los turistas se lanzaron acelerador a fondo a sus vacaciones cortas. Antes, durante la mañana, elgobernador Eduardo Duhalde insistió en que “no es la forma de protesta, que busquen otro medio, porque perjudican a terceros. Este es un año electoral, hay que tener cuidado porque esto tiene un fondo político”.
“Esos terceros nos apoyan, porque ellos también tienen que pagar el peaje más caro del mundo. Que se arremangue y venga a arreglar él la diferencia que se hace entre pueblos vecinos. Para eso lo pusimos donde está. Si no, que se vuelva a su casa”, respondió Jaime. “Castelli tiene una sola industria, una empresa láctea que no puede competir con Gándara, de Chascomús, porque no tiene los mismos descuentos.”
El domingo, Duhalde tendrá oportunidad de renovar sus recomendaciones: ese día a las 16.30, los turistas, en pleno regreso de sus vacaciones cortas, se encontrarán con otra marcha contra el peaje, desde Castelli o desde Dolores, hacia Lezama. Será la procesión del Domingo de Pascuas.

 

Sospechas en Castelli

En Castelli piden igualdad ante la ley. Los vecinos de Chascomús obtuvieron un 50 por ciento sobre los 9 pesos del peaje y una tarjeta que por 50 pesos los habilita a cruzar todas las veces que quieran y que caduca a los 120 días. Castelli obtuvo un 30 por ciento de descuento para los primeros cinco viajes de cada mes, y un 40 en los siguientes. Muchos se preguntan los motivos de la diferencia. Algunos ven gato encerrado. Sostienen que en los contratos iniciales de la concesión, el peaje de Samborombom estaba ubicado pasando Chascomús. Y que después de la firma, los peajes fueron corridos. En ese caso, a Chascomús no le correspondería pagar ni un solo peso. De ahí viene la sospecha del motivo del descuento. Hay quien afirma que en una de las reuniones mantenidas entre vecinos y Covisur, alguno de los empresarios afirmó: “No importa que nos provoquen pérdidas con los cortes. La diferencia nos la paga la provincia”. En Castelli confirman la versión. Lo que no saben es si lo dicho por el empresario es cierto. “Por algo nunca nadie pudo ver los contratos que son de un servicio público”.

 

 

Micros repletos hacia los centros turisticos
Por pasajes, ni preguntar

t.gif (862 bytes) “Tengo que viajar a Curuzú Cuatiá, ando buscando boleto, pero no hay en ninguna empresa del Litoral.” Su tono correntino lo delata. Félix Orellana da vueltas por los pasillos del primer piso de la Terminal de Omnibus de Retiro en busca del pasaje que le permita volver a ver a su familia. La regla para estos “días santos” fueron los pasajes agotados, pero algunos operadores se animaron a opinar que el año pasado la venta fue mayor. De todas formas, Semana Santa colmó las expectativas de las empresas, tanto aéreas como de ómnibus, y en muchos casos las superó: tuvieron que agregar servicios adicionales. Los puntos más elegidos fueron Mar del Plata –donde arribaron 150.000 personas–, toda la costa atlántica, y Córdoba. Y, fuera del país, Florianópolis y Punta del Este se llevaron las de ganar.
A pesar de trabajar en Jueves Santo, Oscar, de la empresa de ómnibus El Valle, estaba exultante. “A full”, contestó apenas fue consultado por el movimiento de estos días. “Nosotros vendimos más que el año pasado, en especial para Bahía Blanca y Neuquén –comentó–. Ayer salieron 17 coches cuando usualmente salen 3”. Daniel Milazzotto, encargado de boletería de Chevalier, no es tan optimista. Para él se vendió igual o un poco menos que el año pasado pero “tiene que ver con una curva que decae año a año”, dijo. Sus pasajeros inclinaron la balanza hacia Mar del Plata y las Sierras de Córdoba. Y hacia allí la empresa dedicó todos sus esfuerzos. “A Mar del Plata, el miércoles salieron 40 coches de refuerzo, además de los 20 normales”, comentó. Y los números volvieron a subir ayer, cuando sumaron 60 refuerzos para toda la costa. Algunos viajeros se acercaban a la boletería con sus bolsitos listos para colgarse de cualquier cosa que los llevara a destino. Pero muchas veces encontraban la negativa del boletero. Para ayer, casi todos los centros turísticos estaban agotados.
Otros, tuvieron suerte. Santiago y Gonzalo, dos amigos de 18 años, esperaban tranquilos la salida de su colectivo hacia Pergamino. Llegaron a las dos de la tarde y una hora y media después ya estaban andando. Y algo similar le pasó a Claudia, que viajaba con su marido y sus dos hijos a Santa Fe. No salía de su sorpresa porque a pesar de haber ido el miércoles a comprar boleto para la ciudad donde la espera toda su familia, lo había conseguido. Su chiquito Matías, de 5 años, encantado, “lo que le gusta, más que la familia, es viajar en colectivo”, aclara Claudia.
Los que optaron por subirse a los aviones para que estos pocos días rindieran más, eligieron Punta del Este, Mar del Plata y Córdoba. Aunque también muchos optaron por Bariloche, las Cataratas del Iguazú, Mendoza, Río Gallegos y Ushuauaia. Córdoba, una de las provincias que más éxodo turístico recibió, reforzó todos sus servicios. Mina Clavero, por ejemplo, fue colmada por turistas ansiosos por el aire serrano. Hacia allí esperaba viajar el cordobés Javier Zozu, junto a novia, hermano y cuñada. Vienen de unos días mitad trabajo y mitad vacaciones en Ushuauaia. Para ahorrarse el “carísimo vuelo de avión en esta época”, eligieron el viaje por tierra. Tomando mate, esperaban en Retiro, como muchos, que se esfumaran de una vez las eternas horas que los separaban de su más próximo destino.

 

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