La OTAN
celebró el Viernes Santo atacando el centro de la capital yugoslava de Belgrado. La
televisión serbia mostró ayer a la noche imágenes de dos edificios ministeriales en
llamas luego de un bombardeo de la OTAN. El Pentágono confirmó los ataques como parte de
su estrategia, y fuentes anónimas agregaron que se ejecutaron con misiles de crucero
disparados desde la flota atlántica en el Adriático. Según el Times de Londres, el
comandante de la OTAN en Europa, el general Wesley Clark, había recibido órdenes de
sacarse los guantes en su ofensiva. Ahora que parece haberlo hecho, está en
una carrera contra reloj. El gobierno yugoslavo había lanzado ayer un pedido de auxilio
militar a Rusia, cuyo Estado Mayor estimó tal apoyo como posible. El mismo
día partió una flota de observación rusa dirigida a la zona de guerra en los Balcanes,
que llegará la semana que viene. La limpieza étnica en Kosovo da signos de estar cerca
del éxito, no obstante la campaña aérea intensificada, y el encuentro el jueves de
Milosevic con el líder kosovar Ibrahim Rugova planteó la posibilidad de un acuerdo en
Kosovo sin la OTAN. La alternativa para resolver el conflicto antes de que estos factores
entren en acción era la intervención de tropas de tierra. La OTAN pareció elegir ayer
el bombardeo de la capital yugoslava como el mal menor.
Podemos confirmar que se ha hecho blanco contra objetivos en el centro comercial de
Belgrado, anunció oficialmente ayer el portavoz del Pentágono Kenneth Bacon. Las
imágenes de los edificios en llamas no dejaban lugar a dudas. La televisión serbia
informó que los edificios eran el Ministerio del Interior de la República Federativa de
Yugoslavia y el Ministerio del Interior de la República Serbia. La cadena CNN citó
fuentes del Pentágono para afirmar que los ataques fueron llevados a cabo por ocho
misiles cruceros desde la flota de la OTAN en el Adriático: siete misiles lanzados por
buques norteamericanos, y uno por el submarino británico HMS Splendid. En
Belgrado la acción desató una tempestad de indignación popular, y el presidente
Slobodan Milosevic parecía más fuerte que nunca.
El interrogante sobre las bajas es una pregunta abierta. Las autoridades yugoslavas
afirmaron que no hubo bajas, pero en una ciudad tan congestionada como
Belgrado las posibilidades de que se hayan registrado algunas deben ser muy grandes. La
televisión serbia afirmó que los daños son enormes, y que una clínica
maternal se encontraba muy cerca de los objetivos. Las llamas no habían podido ser
dominadas horas después del ataque, y la escena fue descripta por un corresponsal de la
CNN como un infierno. En cualquier caso, las reacciones en Yugoslavia fueron
de indignación. Varios centenares de yugoslavos, todos con la insignia target
(blanco militar), formaron cadenas humanas sobre el puente que une Belgrado con el
suburbio de Novi Belgrado. Esto responde a los ataques de la OTAN contra las vías
de suministro del ejército serbio.
¿Qué se encuentra detrás del ataque a la ciudad? Tácticamente, hay dos posibilidades.
Por un lado los ministerios del Interior atacados eran los cuarteles de las fuerzas
especiales serbias, encargadas de la limpieza étnica en la provincia de
Kosovo. El ataque podría así ser presentado como un paso ulterior de la OTAN en su
objetivo de degradar la capacidad de represión de Milosevic. Otra posibilidad
es que la OTAN haya querido eliminar a miembros clave del gobierno de Milosevic, o a
Milosevic mismo.
La Alianza no dio explicaciones ayer, pero los motivos pueden ser estimados. Los ataques
aéreos contra el ejército serbio en Kosovo estaban siendo sometidos a críticas
crecientes por su falta de resultados. El alto mando de la OTAN había afirmado ayer que
había logrado merced al bombardeo de carreteras y puentes, entre ellos el de Novi
Sad sobre el Danubio, 70 kilómetros al norte de Belgrado cortar sus rutas de
abastecimiento. Pero la marea humana de kosovares refugiados en Macedonia y Albania
evidentemente los empujó a adoptar medidas más fuertes.
Sin embargo, el camino emprendido ayer está repleto de peligros. En principio, el
tradicional entente cordiale entre Rusia y Yugoslavia yadaba signos de ir
mucho más allá de las palabras, y el ataque de ayer sólo puede reforzar esta corriente.
El ministro de Defensa Yugoslavo Pavle Bulatovic había pedido ayuda militar rápida
y efectiva contra la agresión de la OTAN. Transcendió ayer que en la
Duma (Cámara baja del Parlamento ruso) existe una mayoría en favor de enviar ayuda
militar. Esto significa que, si el Kremlin decide hacerlo, no habría ningún obstáculo
parlamentario. Asimismo, en menos de una semana habrá en el Mar Adriático una flota rusa
armada con la misión de salvaguardar los intereses de Rusia en la región.
Varias agencias rusas habían informado ayer que los servicios de inteligencia tenían
estrechos contactos con sus colegas serbios, y proveían de información a las defensas
aéreas yugoslavas acerca de los ataques de la OTAN.
El frente diplomático de la OTAN con Rusia era igualmente inquietante. La cumbre de los
jefes de gobierno de los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI, la ex
URSS) había exigido ayer a la OTAN una solución política al conflicto. El
canciller ruso Igor Ivanov comparó los ataques a Yugoslavia con Hiroshima y
Nagasaki. Ante todo esto, el general Clark se ocupó ayer de subrayar a Rusia los
límites de su simpatía por Serbia. Es ante todo un problema diplomático. No deben
interferir en nuestras operaciones. Con dos ministerios en llamas en el centro de
Belgrado, parece improbable que sea obedecido.
LOS ATAQUES ABREN NUEVAS POSIBILIDADES
DIPLOMATICAS A RUSIA
Moscú busca una revancha política
Por K. S. Karol
Los rusos percibieron el
ataque a Yugoslavia como una traición por parte de Estados Unidos. Washington no esperó
para atacar a atender las razones del premier ruso Yevgueni Primakov, quien precisamente
estaba llegando en avión a Estados Unidos. Primakov, informado durante el viaje por el
vicepresidente norteamericano Al Gore de que estaban comenzando los ataques aéreos, dio
marcha atrás sobre el Atlántico y volvió a Moscú. A los ojos del premier ruso, nada
justificaba una acción tan precipitada de la OTAN. Rusia había sido considerada por los
norteamericanos como una potencia de segundo orden y sin voz en la reunión capitular de
los grandes.
Ni Primakov ni Boris Yeltsin podían tragarse tranquilamente la píldora. Diplomático de
carrera, Primakov se limitó a constatar que la agresión era ilegal. Yeltsin, más
brutalmente, evocó el espectro de una tercera guerra mundial y anunció medidas militares
sobre la naturaleza de las cuales su propio portavoz tuvo que desmentirlo horas después.
Toda la prensa rusa, inclusive la más occidental, se levantó contra las operaciones de
Estados Unidos. Ningún diario en Moscú tomó en serio la tesis de la intervención
humanitaria: Si Clinton fuese tan sensible a las desgracias de las pequeñas
naciones, no se hubiese callado durante la guerra de Chechenia, que hizo mil veces más
víctimas que la de Kosovo, repiten todas las editoriales. Algunos citan también a
los kurdos, que sufren represiones y masacres de parte de Turquía sin que la prensa
norteamericana abra la boca sobre su aliado. Y para el cotidiano moscovita de gran tirada
Moskovkski Komsomolets, Bill Clinton intenta ahogar en Yugoslavia el recuerdo del
affaire con Monica Lewinsky.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Igor Ivanov, que formaba parte del Grupo de
Contacto sobre la ex Yugoslavia, acusó explícitamente a los norteamericanos de haber
armado al Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) que, según él, encarna el
extremismo islámico en el continente europeo, hasta tal punto que no sería
extraño ver salir de entre sus filas un nuevo Bin Laden, el terrorista al que los
norteamericanos apoyaron inicialmente en Afganistán. Con más fundamento, acusa a Estados
Unidos de servirse de la OTAN para imponer al mundo su diktat político, económico y
militar. Es por esto último que Rusia rompió el diálogo fatigosamente esbozado con la
OTAN en los últimos dos años.
Fue Ivanov, y no Primakov, quien presentó a la Duma (Cámara baja del Parlamento) el
informe del gobierno. Misión delicada, porque la unanimidad filoserbia no bastó para
sedar el conflicto político interno, furioso en este momento eleccionario. Para los
comunistas y sus aliados, que sienten que la balanza política se inclina a su favor, la
toma de posición de Yeltsin contra la OTAN no borra los daños cometidos en la gestión
del país. Para los comunistas, Yeltsin es quien destruyó la economía y debilitó al
país, permitiendo a los norteamericanos humillar a Rusia. Los nacionalistas de Vladimir
Zhirinovski acusaron inmediatamente a los rojos de minar la autoridad del
comandante supremo del ejército en plena crisis internacional. Después pidieron el
envío de un cuerpo de voluntarios rusos a Serbia, como el que enviaron en 1876 para
combatir a los turcos. Finalmente, los dos grupos pidieron que Rusia ponga fin
unilateralmente al embargo internacional contra Yugoslavia y vuelva a enviarle armas.
Esta estrategia prudente es típica de Primakov. Cuando volvió del viaje frustrado a
Washington, el premier se hizo entrevistar largamente por la televisión. Rusia no
debe aislarse del resto del mundo, sobre todo de Europa, dijo antes que nada
Primakov, informando que Gerhard Schroeder, el canciller alemán, lo había llamado por
teléfono proponiéndole reforzar la unión entre Rusia y la Unión Europea. Recordó
después que la agresión aYugoslavia era impopular no sólo en Europa sino también, en
buena medida, en Estados Unidos. En cuanto al ejército ruso, no es un tigre de papel, en
el plano tecnológico no es el segundo de nadie agregó para poner un bálsamo en el
corazón de los exacerbados teleespectadores pero precisó que no pensaba poner en
estado de alerta las fuerzas de intervención rápida ni de instalar misiles nucleares en
Bielorrusia o Ucrania, como pidió el Parlamento ucraniano. Cuando le preguntaron por las
negociaciones con Michel Camdessus, director del Fondo Monetario Internacional, Primakov
dijo que no veía en qué sentido la guerra en Yugoslavia podía interferir en la
negociación financiera. Esta precisión no deja dudas sobre las prioridades efectivas de
Moscú.
La tranquilidad de Primakov se explica sin duda con la convicción de que los
norteamericanos, que se movieron contra Belgrado sin pedirle su opinión, tendrán
necesidad de él para salir del túnel en el cual se empantanaron. Rusia es el único
país al que se escucha en la capital serbia. Podría convencer a Milosevic que acepte el
despliegue de una fuerza militar de interposición en Kosovo, no compuesta por tropas de
la OTAN bajo comando norteamericano, algo que Belgrado obviamente rechaza, sino de
europeos con una fuerte participación rusa y ucraniana. Es la solución que ya
propusieron mediadores no oficiales, como el alcalde de Moscú Yuri Luzhkov y algunos
componentes de la vieja guardia reformista como Egor Gaidar, Boris Nemtsov, Boris
Fyodorov, que ya corrieron a Yugoslavia en misión no oficial. Aunque estos no tienen gran
peso en Belgrado, si Primakov consiguiera un gesto de Milosevic que permita la
continuación de las negociaciones, esto será para Rusia una hermosa revancha.
Estados Unidos empieza a pensar en un
fracaso
El fantasma de la derrota está en
la mente de todos en Estados Unidos. Bill Clinton negó ayer que la operación Fuerza
Aliada esté fracasando, mientras aumenta la presión para el envío de tropas terrestres.
Bill Clinton en su conferencia de prensa
de ayer.
Todavía dice que los bombardeos no son contraproducentes. |
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Por Mónica Flores Correa
desde Nueva York
La impresión de que los
bombardeos aéreos sobre Yugoslavia están fracasando sobrevuela Washington. En el
Pentágono, los más altos oficiales discuten agriamente sobre la efectividad de la
estrategia elegida. Y entre los políticos cunde la división de opiniones acerca de si
finalmente habrá que resignarse a hacer intervenir las tropas de tierra, con todos los
peligros que esto implica. ¿No cree usted que Kosovo está definitivamente
perdido?, le preguntó ayer a Bill Clinton un periodista en una conferencia de
prensa. El presidente dijo que no. Reiteró que la crisis humanitaria de los refugiados es
grave, sostuvo que los bombardeos no habían sido contraproducentes, pese a
que Slobodan Milosevic intensificó la violencia contra los albano-kosovares cuando
comenzó el operativo de la OTAN y manifestó que estaba impresionado por
informes de que los refugiados apoyan decididamente la acción de la alianza.
Agregó que Estados Unidos se mantendrá junto a sus socios militares europeos y brindará
ayuda para que los kosovares retornen a su región. Indicó que posiblemente deba enviarse
una fuerza de seguridad terrestre para proteger a la perseguida comunidad étnica. El eje
de inquietud pareció ayer moverse a la posible invasión de Montenegro por las fuerzas de
Milosevic (ver pág. 6). James Rubin, del Departamento de Estado, advirtió que el líder
serbio no debía atreverse a derrocar la democracia montenegrina.
La intransigencia de Milosevic, las imágenes de las caravanas de refugiados, la captura
de los tres soldados norteamericanos por las fuerzas serbias, acicatean, sin embargo, la
impaciencia, pese a las palabras que instan a la calma y los intentos de ofrecer
reaseguros de la administración. El Wall Street Journal informó ayer que en el
Pentágono los militares se acusan mutuamente por las críticas al bombardeo en Kosovo.
Los oficiales del ejército y la marina protestan que la Fuerza Aérea publicitó
demasiado la capacidad de su poderío. Por su parte, los oficiales de la Aeronáutica
dicen que la campaña aérea es demasiado limitada en espectro y tamaño sin tropas
terrestres que la apoyen. Un experto militar del Capitolio coincide con esta apreciación
y ha bautizado la misión Zorro del desierto lite, en comparación con los
bombardeos contra Irak realizados en diciembre pasado.
Si bien dispersos por el feriado largo de Pascua, los legisladores de ambos partidos
virtieron opiniones contradictorias acerca del conflicto y la necesidad o no de incluir
fuerzas terrestres. La captura de los tres norteamericanos provocó desasosiego,
irritación y críticas. El senador republicano John McCain, una voz muy escuchada en
temas militares, pospuso el anuncio de su postulación como candidato presidencial debido
a la situación, e instó a la administración a que intensifique la campaña aérea
y considere otras opciones, incluso el envío de tropas terrestres.
De las propias filas demócratas salió una de las críticas más duras a la misión
militar, en la voz del senador Robert Torricelli. Para mí, es incomprensible que
los militares estadounidenses hayan enviado una patrulla de tres hombres cerca de la
frontera con Serbia. Parece haber sido una invitación, dijo. Con respecto al
bombardeo limitado para quebrar a Serbia, comentó que nunca había sido un plan muy
realista.
Esta política no funciona. Es como tirar gasolina en un incendio, afirmó el
senador republicano Pat Roberts. Y el senador Richard Lugar, respetado miembro de la
Comisión de Relaciones Exteriores, publicó el jueves una nota en el Washington Post
afirmando que estamos perdiendo la guerra. La única forma de que EE.UU. y la
OTAN reviertan esta situación, dijo Lugar, es que intensifiquen la acción en todos los
frentes, desde los bombardeos hasta la posible introducción de tropas terrestres. La nota
común en el coro discordante de opiniones es la sensación de que los tiempos se acortan
y que una solución expeditiva, en la forma de tropas terrestres, pareciera estar
volviéndose inevitable.
YA ABANDONO LA PROVINCIA UN TERCIO DE LA
POBLACION
Kosovo se va quedando sin kosovares
El tema
de los refugiados en Albania y Macedonia es cada vez más inmanejable para las fuerzas
occidentales. Ayer se registró la mayor huida de refugiados de Kosovo hacia Albania:
40.000 personas. La frontera entre Yugoslavia y Macedonia se atiborró con 10.000
refugiados en una sola noche. El portavoz de la OTAN, Jamie Shea, informó ayer que un
tercio de la población (634.000 personas) huyó de la provincia yugoslava. Las
organizaciones humanitarias occidentales y el gobierno macedonio pidieron a gritos una
ayuda más sustanciosa. El ministro de Defensa alemán, Rudolf Scharping, anunció que el
ejército de su país se hará cargo de la organización y el funcionamiento de los campos
de refugiados en Macedonia.
Judith Kumin, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR),
señaló que en sólo diez días fue expulsado el 10 por ciento de la población en Kosovo
y que se ha organizado una vasta operación de limpieza étnica en la provincia yugoslava.
Si Milosevic decide despoblar completamente Kosovo, los pequeños países vecinos no
podrán absorber a esa población, dijo Kumin. La vicepremier macedonia Radmila
Kiprijanova estimó que un total de 10.000 personas llegaron entre el jueves y el viernes
desde Kosovo. Frente a esta situación, si la comunidad internacional considera que
Macedonia debe ser un factor de estabilización en la región, también debe considerar
que el país ya no está en condiciones de enfrentar solo este problema, recalcó.
Frente a este vendaval de pedidos de auxilio, el secretario general de la OTAN, Javier
Solana, anunció ayer que se tomó la decisión de pedir a todas las fuerzas
desplegadas en Macedonia que ayuden, dentro de las posibilidades que tenemos, a socorrer a
todos los refugiados que están allí, y también ayudar al gobierno a manejar el
problema. Por su parte, Alemania reaccionó: Scharping dijo que el ejército alemán
se encargará del transporte y la distribución en Macedonia de víveres, vestimenta,
mantas y medicinas, y pondrá a disposición médicos y personal sanitario para los
campamentos y hospitales en Skopje, la capital del país.
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