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POCO JUEGO Y NINGUN GOL BAJO LA LLUVIA
Siesta a una hora impropia

Pobre empate en la apertura de la sexta fecha. Ferro lleva 540 minutos sin hacer goles. Y Racing una vida sin alegrías.

Remata Chaparro y Mariano Juan no llega a cortar.
Ferro estuvo un poco más cerca que Racing. Sólo un poco.

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Por Carlos Stroker

t.gif (862 bytes) A Racing no hay que pedirle nada. Apenas sobrevive y hace lo que puede. A Ferro tampoco se le puede pedir mucho. Llegaba con un empate, cuatro derrotas, seis goles en contra y ninguno a favor. Ahora, los verdes llevan 9 horas sin gritar un gol. ¿Qué podía esperarse?
Ni a propósito podían jugar tan mal. Y sin embargo lo hicieron. Una lluvia finita y molesta cayó toda la noche y más de uno de los que se animaron a trepar los escalones de Caballito habrán maldecido el momento en que decidieron ir. La noche estaba para cualquier otra cosa menos para ir a ver fútbol. Y menos si se sospechaba lo que iban a hacer Ferro y Racing. Porque se sabía que los verdes no le hacen un gol a nadie, que los blanquicelestes juegan como pueden y en cada partido se juegan el futuro, pero tan malo era imposible imaginárselo.
Todo el buen resultado que había dado Latorre como media punta en el partido con Unión, anoche fue un tremendo fracaso. No fue enganche, media punta ni delantero. Siempre tuvo una marca encima, a veces Martens, a veces Moya o Sartori que salían de atrás, pero lo cierto es que entre el piso pesado, los zapallazos que le daban sus compañeros, la marca y su noche poco feliz, la única usina generadora de fútbol de Racing estuvo desenchufada siempre. Y sin Latorre iluminado y con Bezombe en un duelo personal con el lungo Landaburu, el equipo de la dupla no tuvo modo de inquietar a Herrera. Y Ferro, ya se sabe, es orden atrás, disciplina en la marca del medio pero cuando recupera la pelota no tiene ni idea de qué hacer con ella, salvo que alguna encuentre el espacio para meterle un pelotazo a la cabeza de Guerra. Llegar por abajo, tocando, no parece estar en los libros de Ferro. Y el pecado compartido fue haber ido siempre por el medio, jamás por afuera. Ni con volantes que escalaran ni con laterales que se mostraran. Lo intentó Acevedo y lo intentó, un poco menos, el chico Castillo pero sin profundidad. Así, jugaron todo el primer tiempo en un rectángulo en el medio del campo, pisando rara vez las áreas. El primer tiempo no había tenido velocidad, peor, no rapidez. El segundo fue más rápido porque los dos buscaron más profundidad y sobre todo porque había más espacios. A los 15 segundos Ubeda se resbaló, se le escapó Guerra y lo bajó por lo que recibió la tarjeta roja por haber recurrido al último recurso. Con uno menos, Racing tuvo que correr más. Como el empate no le servía, Racing tuvo que ir al frente con más ganas. Como Ferro tenía uno de más trató de aprovecharlo. Como todavía no había hecho un gol en el campeonato, fue a buscarlo. Pero fue inútil. El partido se hizo más entretenido, es cierto, pero no levantó su nivel técnico. Hubo más emoción por la disputa de cada pelota, esta vez sí más cerca de las áreas y ahora sí, Herrera y Sessa tuvieron que justificar sus presencias.
De los dos, pese a que llegó menos, fue Ferro el que estuvo más cerca de romper el cero. Sessa le ganó un mano a mano a Guerra, le tapó un zurdazo defectuoso a Mandra y éste mismo desvió un cabezazo desde el área chica. Lo de Racing fueron aproximaciones, no llegadas, o tiros desde afuera. Fue cero, por supuesto, para los dos.

 

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