Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


FRANCIS FORD COPPOLA, CIUDADANO ILUSTRE DE BUENOS AIRES
“Ya no filmaré nada que no escriba”

El talentoso realizador de “Apocalypse Now!” y la saga de “El padrino” dijo anoche en Buenos Aires que el film que prefiere dentro de su trayectoria es “La conversación”. Al contar que lleva quince años escribiendo el guión de un film que sueña con poder comenzar, recomendó a los aspirantes a dirigir trabajar, trabajar y trabajar. Por la tarde, antes de la charla que llenó el Teatro Alvear, había eclipsado a su hija Sofia, al acompañarla al Abasto, a un encuentro de cortometrajistas con la prensa.

Coppola recibiendo con placer la ovación del público que desbordaba la sala.

na23fo01.jpg (12972 bytes)

Por Luciano Monteagudo

t.gif (862 bytes) “Innovación, coraje, y amor por los actores”, es lo que recomendó Francis Ford Coppola ayer a más de un millar de estudiantes de cine y fanáticos de su obra, en el franco, emotivo reportaje público que protagonizó en el Teatro Alvear. Y como el buen cocinero que se sabe que es, el director de Apocalypse Now! también les dejó a los porteños una magnífica doble receta, de tuco y de cine. “Desde hace años estoy escribiendo un guión, que es como una gran salsa de tomate. Hasta ahora estaba demasiado licuado, me parecía que no le iba a gustar a nadie, que nadie lo iba a comer. Pero sé, por experiencia, que si uno sigue revolviendo, si lo sigue espesando, va a llegar a tener la consistencia justa y se va a convertir realmente en un verdadero tuco. Recién ahora siento que está empezando a quedar bien este guión y me da mucha esperanza. Por eso les digo, no se desalienten si su película no termina de tener la espesura que buscan. Recuerden siempre lo que les decía su madre: sigan revolviendo, sigan revolviendo...”
Ese fue el final de cuarenta minutos ininterrumpidos con Coppola, que habló ante una sala repleta como en una reunión de viejos amigos. Tanto que quiso llevarse un recuerdo y, antes de que el gobierno porteño le entregara una placa que lo honra como Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, se puso ante la vista de todos un cenicero en el bolsillo, un souvenir más modesto pero quizás más representativo del espíritu distendido de la charla. Una prolongada ovación, con el público aplaudiendo de pie, lo había recibido cuando pisó el escenario del Alvear, a las 18.30, y la despedida, a las 19.10, fue aún más cálida y entusiasta, con la gente aullando y reclamando bises, como si hubiera sido un concierto. Entre medio, Coppola no dejó pregunta sin responder, ni las que ya le habían sido formuladas previamente por un grupo de críticos, ni las que hacia el final le hizo el público, a petición del propio director, que se comportaba como tal y, con el brazo en alto, señalaba a los privilegiados que podían preguntarle aquello que siempre quisieron saber sobre Coppola y sólo él podía responder.
–¿Cuál es su película favorita, entre las propias?
–La conversación, porque fue, junto a The Rain People, una de las dos únicas basadas en un guión que yo mismo escribí.
–¿Y cómo es eso de trabajar con guiones ajenos?
–Cuando uno elige un proyecto, sea por la razón que fuere, incluso si es sólo porque necesita trabajar y mantener a su familia y pagar un crédito al banco, hay que enamorarse de algo de esa película, algo que lo impacte a uno de manera personal o algo que nos mueva los sentimientos. Entre todas las películas que hice, el guión que más detesté fue el de Peggy Sue, su pasado la espera. Yo necesitaba tanto hacer esa película, porque tenía que hacer un pago al banco, y empecé a preguntarme de qué podía enamorarme de esa película. Empecé a investigar, a ver muchas películas, para sentirme más cerca de los personajes, y di con una obra muy importante de Thornton Wilder, Our Town. Me impactó y me emocionó mucho el personaje protagónico, que volvía a ver a aquellos a quienes amaba. Y entonces me dije, esto es lo que puedo llegar a amar de mi protagonista. Yo creo que jamás podría hacer una película a la cual no le encontrase algo bello. Y estoy seguro de que en cualquier historia, si a uno le dan la libertad, puede encontrarse algo de qué enamorarse. Pero les cuento, desde que me dedico al negocio de la vitivinicultura, gracias a mis vinos ya no tengo que pagar préstamos al banco ni nada por el estilo. Así que ya no voy a hacer ninguna película que no escriba yo mismo.
–¿Cómo fue la experiencia de filmar a partir de best-sellers, como los de Mario Puzo o John Grisham?
–El padrino y El poder de la justicia fueron trabajos: me pagaban para hacer esas películas. Ambos habían sido libros exitosísimos y me pidieron que los adaptase. Creo que es irónico que la película por la que aún sigosiendo mejor conocido sea El padrino, un proyecto que no inicié. Pero es como con cierta gente, después de estar un tiempo con ella uno empieza a amarla, o a odiarla. Y uno tiene que encontrar siempre aquello que pueda amar
–¿Cuáles de sus películas cree que fueron malentendidas por la crítica o el público?
–Mis películas son muy diferentes unas de otras y hay una razón muy simple para esto y aquí quizás pueda darles un consejo a los jóvenes cineastas. Cuando elijo hacer una película, como dije, leo mucho, investigo, veo películas, escucho música, pero la primera pregunta que trato de resolver es, en muy pocas y simples palabras, cuál es el tema principal. Si uno identifica cuál es el tema básico, es mucho más fácil resolver los 50 millones de decisiones –¿de qué color quiere esa silla? ¿cómo quiere que sea ese decorado?– que un director tiene que tomar durante el rodaje. Y ante cada pregunta siempre trato de responder pensando qué es lo que mejor ilustra el tema básico de mi película. Así es que el tema se convierte en el verdadero autor de la película. Y el tema de cada una de mis películas ha sido diferente y es por esa razón que el estilo de todas es diferente entre sí. Apocalypse Now no tiene nada que ver con El padrino, por ejemplo.
La queja de Coppola es que tanto la industria, como el público y la crítica tienden siempre a encasillar todo. “Te ponen en una prisión, piensan que si hacés una película sobre la mafia no podés hacer una comedia o una historia de amor. Así, cuando hice Golpe al corazón (quizás la única de mis películas que fue realmente malentendida), por ejemplo, la gente me preguntaba cómo un megalomaníaco hacía una tonta historia romántica como esa. Te ponen en una prisión, cuando lo natural en un artista es reinventarse continuamente a sí mismo. Sólo unos pocos realmente lo logran, como Shakespeare, pero nosotros tenemos que intentar.”
–¿Qué recuerda de sus comienzos como cineasta?
–Cuando escribí el guión de Patton lo inicié con la escena en que George C.Scott, con la bandera norteamericana de fondo, pronuncia un discurso que está dirigido al público. Y me despidieron por esa escena, que no les gustó para nada a los productores, aunque finalmente quedó en la película. Pero lo que aprendí es que muchas de aquellas cosas por las que te critican son las que van a recordar de tu trabajo en los años posteriores. Estoy seguro que por todo el coraje, por toda la locura que tiene el artista joven también hay una especie de hormona que corre por el torrente sanguíneo, que a veces hace que uno odie lo que está escribiendo o está filmando. Este es el primer enemigo del artista joven, que todavía no ha aprendido a tener confianza en sí mismo y en sus propios sentimientos. Por eso, una de las primeras cosas que aprendí fue a tener confianza en mi trabajo, al margen de los cuestionamientos. Hay que aprender a escuchar las críticas pero también a expresar el propio punto de vista y seguir los instintos y el corazón. Cuanto más viejo me pongo, mas creo que el hecho creativo no es otra cosa que la habilidad de ver cosas que otros no ven, conexiones entre elementos completamente distintos entre sí.
–¿En qué trabaja actualmente?
–Hace quince años que trabajo en un guión como yo quiero, un guión completamente mío, de principio al fin. Y siempre me he visto interrumpido, porque tenía que filmar otra película. Finalmente, hace unos pocos años terminé lo que podría llamarse el borrador. Y no me gustó, me sentí muy desilusionado. Pero me dije a mí mismo: ahá... ahora sé como no debo escribirlo. Y entonces empecé todo de nuevo. Por eso mi sueño ahora es, por primera vez en mucho tiempo, trabajar sólo para mí. Me han ofrecido varios proyectos, dirigir otras películas, pero les he dicho “no, ahora estoy trabajando en mi propia película”. Creo que este año termino el guión y me pongo a filmar. Ese es mi sueño.

 

Las películas de mañana

11.45 Beep (Israel), de Amit Hetch (75’). Abasto 3.
12.30 Cabeza de palo y Modelo 73. Películas en proceso. Cosmos.
13.30 Flesh (1968, EEUU). Retrospectiva P. Morrisey (103’). Abasto 4.
13.45 Aguilas no cazan moscas (Colombia), de Sergio Cabrera (111’). Abasto 1.
14.00 Un minuto de silencio (Francia), de Florencio Siri (88’). Abasto 2.
14.15 Animales felices (Italia), de Angelo Ruta (83’). Abasto 3.
14.30 Los tres hombres de Amelita Zganjer (Croacia), de Snjezana Tribuson (97’). Cineplex. Repite a las 19.30.
Xiao Wu (China), de Jia Zhang Ke (107’). C. oficial. Sala L. Lugones.
15.00 La casa de Torneur (Arg.), de Jorge Caterbona (70’). Cosmos.
15.30 Los mutantes (Portugal), de Teresa Villaverde (114’). Competencia oficial. Abasto 5.
Vivir en tiempo prestado (EE.UU.), de Finn Taylor (97’). Abasto 4.
16.15 Palombella Rossa (1989, Italia). Retrosp. Moretti (89’). Abasto
16.30 La otra cara del amor (Chasing Amy, EE.UU.), de Kevin Smith (113’). Savoy. Repite a las 21.30.
16.45 El violín rojo (Canadá), de Francis Girod (131’). Abasto 3.
17.00 Fibra óptica (México), de Francisco Athie (100’). Abasto 2.
Caricias (España), de Ventura Pons (94’). Cineplex. Repite a las 22.00
lo sono un autarchico (1976,Italia). Retrospectiva Moretti (95’). Cosmos.
Competencia oficial cortometrajes, con cortos de EEUU (Lick the star, de Sofia Coppola), Israel, Argentina, Bosnia e Italia. Sala L.Lugones.
18.00 Solo contra todos (Francia), de Gaspar Noé (93’). Competencia oficial. Abasto 5.
18.30 El viento se llevó lo que (Arg.), de A. Agresti (90’). Abasto.
18.45 Sunday (EEUU), de Jonathan Mossiter (92’). Abasto 1.
19.00 Ciudad de Dios (Argentina), de Víctor González (77’). Cosmos.
19.30 Hotel Room (EEUU/España), de Gimelberg y Gay (86’). Abasto.
Entre gigantes (Inglaterra), de Sam Miller (94’). Abasto 3.
Competencia oficial cortometrajes, con cortos de España, Argentina, Francia, Noruega y Brasil. Sala Leopoldo Lugones.
20.30 Radiation (EEUU), de Hawley y Galinsky (90’). Competencia oficial. Abasto 5.
21.00 Storefront Hitchcock (EEUU), de Jonathan Demme, con Robyn Hitchcock (81’). Abasto 4.
21.15 Aguilas no cazan moscas (Colombia), de Sergio Cabrera (111’). Abasto 1.
21.30The last broadcast (EEUU), de Avalos y Weiler (87’). Cosmos.
22.00 El extranjero loco (Francia), de Tony Gattlif (100’). Abasto 2 y 3.
The headhunter’s sister (EEUU), de Scott Saunders (96’). Sala L. Lugones.
23.00 Adiós forastero (Marruecos), de D. A. Syad (92’). C. oficial. Abasto 5.
0.30 El extraño mundo de Ze Do Caixao (Brasil). Ciclo Jose Mojica Marins (80’). Cosmos.


El papá de Sofia dio la nota, en la charla de los cortometrajistas

El mítico realizador en su salsa: filmando con una camarita manual, para sorpresa de los presentes.
El director se la pidió a su hijo Roman, cuando se vio rodeado de fotógrafosayer por la tarde, en el Abasto.

na22fo01.jpg (7939 bytes)

Por Martín Pérez

t.gif (862 bytes) Llegó de pronto, sorprendiendo a todos. Ayer por la tarde, cuando buena parte de la prensa acreditada por el Festival de Cine Independiente esperaba a Sofia Coppola para comenzar una entrevista colectiva a los responsables de los cortometrajes de la sección competitiva, apareció papá Francis Ford y poco más pareció importar. Ni los cortometrajes, ni la conferencia, ni siquiera Sofia. A la mayoría de los periodistas, y a los jóvenes directores –que no podían quitarle los ojos de encima– se les notaba que estar frente, cerca, o en la misma habitación que el mítico director de El Padrino, en su primera aparición pública en Buenos Aires, era parte de un sueño cumplido.
“¿Fue difícil convencer a su padre para que la acompañase al Festival?”, le preguntó Página/12 a Sofia Coppola, abriendo la conferencia. “Para nada. Quiso venir, ya que no conocía Buenos Aires”, fue la tímida respuesta, que su padre –de traje sencillo, camisa azul y tiradores– aprobó con una sonrisa. Además de sorprender con su presencia en la sala de prensa del Abasto, Coppola también llamó la atención por su sencillez y humanidad. Obviamente al tanto de su carácter de estrella, el director no mostró ni un atisbo de glamour o soberbia. Al punto que fue él mismo el que rompió el incómodo silencio que siguió al comienzo de la charla, preguntándoles a los directores de los cortos quiénes de ellos ya habían hecho su experiencia en largometrajes.
“Fue algo increíble haberle contestado nada menos que a Coppola”, confesó Rogelio Brasil Ferrari, director del cortometraje Paulo e Ana Liza em Porto Alegre. “A mí me dieron ganas de preguntarle si realmente quería que le contemos sobre nuestras experiencias”, testimonió la mexicana Yareli Arizmendi, co-directora de Un día sin un mexicano. “Porque en realidad se lo vio un tanto inquieto cuando se dio cuenta que la conferencia parecía que no iba a comenzar nunca, y con su pregunta simplemente intentó liberar la tensión de la sala.”
En realidad, antes que hacerse presente en la actividad de la que debía tomar parte su hija, la primera aparición pública de Coppola era esperada en una recepción brindada por el canal de cable Film & Arts, que estrenará Lick the Star –el corto de Sofia– el sábado 17 de abril. Y allí estuvieron los dos. Francis, poco dispuesto a la charla (faltaba poco para su propio reportaje público, ver página de al lado), y Sofia, con ganas de hablar pese a su reconocida timidez. “Mi padre siempre fue para mí más mi padre que un director de cine”, explicó para justificar su predilección por el cine de Gus Van Sant, de entre los de las nuevas generaciones. “Mi película recién se la mostré cuando la terminé, y creo que le gustó. Por lo menos se puso feliz.”
Guionista de Life with Zoe, el episodio de su padre en Historias de Nueva York y actriz en El Padrino III, Sofia aseguró que recién supo que se dedicaría a la dirección luego de un particular verano familiar. “Un verano mi padre nos juntó a mí, a mi hermano y a mi primo, e hizo que cada uno dirigiera en una obra a los otros dos. Desde ese momento supe que quería dirigir”, confesó la diminuta joven, que decidió adaptar para su debut en el largometraje la sorprendente y complicada novela Las Vírgenes Suicidas, del norteamericano Jeffrey Eugenides. “Ya terminé el rodaje y la edición, sólo me falta el sonido”, adelantó Sofia, que no sólo vino a Buenos Aires acompañada por su padre: completan la comitiva Coppola su hermano Roman (que no dejó de filmar todo con una cámara de bolsillo) y su primo Christopher Neil (productor del corto que se presenta en el Festival). Aunque, está claro, el apoyo más fervoroso es el de papá, que ya la acompañó a Venecia en septiembre del año pasado, cuando el estreno mundial de Lick de Star. Un apoyo al que Sofia responde con su admiración: “Es un lujo tener una línea directa con alguien como mi papá para que me despeje alguna duda. Pero en realidad no es alguien que se meta a decirte como tenés que hacer las cosas. Por suerte”.

 

La nueva ola de los japoneses
Por L.M.

En los últimos cinco años, el cine japonés ha vivido un auténtico renacimiento, encabezado por la figura descollante de Takeshi Kitano. Pero el director de Hanna-Bi no es el único que volvió a poner a la tierra de Akira Kurosawa en el mapa cinematográfico internacional. En competencia oficial esta noche pasa por la muestra porteña After Life/La vida después de la muerte, de Kor-eda Hirokazu, que llega con las mejores recomendaciones de los festivales de Toronto y San Sebastián, por donde circuló el año pasado. Pero si hay que elegir un film japonés para hoy, ése debe ser Laberinto de sueños, de Sogo Ishii, un talento a seguir. Nacido en Fukuoka en 1957, Ishii ya tenía algunos cortos por detrás cuando empezó a llamar la atención en Europa con su documental ´ Mensch (1986), sobre el grupo de rock alemán Einstürzende Neubauten. Ya en los ‘90 vendrían Angel Dust y August in Water, que lo establecieron como el más provocativo de los soñadores, un maestro de la imaginería psicodélica. La culminación de su estilo, siempre onírico, parece, sin embargo, este deslumbrante Laberinto de sueños, una especie de fábula freudiana in extremis, iluminada por una permanente luna llena, que no alcanza a echar luz sobre los temores sexuales y deseos reprimidos de su protagonista, una chica que cree que va a ser seducida y asesinada por su compañero de trabajo. El ambiente es el Japón rural de los años ‘50, pero reproducido en un espectacular blanco y negro en Cinemascope podría ser cualquier momento de una eterna, fantasmagórica noche de los tiempos.
(Laberinto de sueños se exhibe hoy a las 19.30 y el sábado 10 a las 16.45, en el Abasto 3. No tiene distribuidor en Argentina, por lo tanto la oportunidad de verla es ahora o nunca.)


Las películas de hoy

11.45 Animales felices (Italia), de Angelo Ruta (83’). Abasto 3, Corrientes 3200.
13.30 Vivir en tiempo prestado (EEUU), de Finn Taylor (97’). Abasto 4.
14.00 Fibra óptica (México), de Francisco Athie (100’). Abasto 2.
Tren de vida (Francia), de Radu Mihaileanu (103’). Lorange, Corrientes 2372. Repite a las 16.30, 19.00 y 21.30. Tres son multitud (Rushmore, EEUU), de Wes Anderson (100’). Savoy, Cabildo 2829.
14.15 Noches perdidas (Grecia/Alemania), de A.Antoniou (86’). Abasto
15.00 Zapada, de Raúl Perrone. Película en proceso. Cosmos.
15.30 Cielo ciego (Chile), de Nicolás Acuña (90’). Competencia Oficial. Abasto 5.
16.00 Lágrimas negras (Holanda), de Sonia Herman (75’). Abasto 4.
16.15 Caro diario (1993, Italia). Retrospectiva Moretti (100’). Abasto 1.
16.30 Los tres hombres de Melita Zganjer (Croacia), de Snjezana Tribuson (97’). Savoy. Repite a las 21.30.
16.45 El poder de la provincia de Kangwondo (Corea), de Hong Sangsoo (110’). Abasto 3.
17.00 Más-menos nada (Alemania), de Eoin Moore (81’). Abasto 2.
El nadador inmóvil (Argentina), de Fernán Rudnik (75’). Cosmos.
Competencia oficial cortometrajes, con films de EE.UU., Holanda, Finlandia, Chile, Japón y Eslovenia. Sala Leopoldo Lugones, Corrientes 1530.
18.00 La novia polaca (Holanda), Karim Tridia (90’).Competencia oficial.Abasto 5.
18.30 La velocidad de Gary (EEUU), de Dan Ireland (100’). Abasto 4.
19.30 A propósito de Niza (Francia), de Ruiz, Kiarostami y otros (100’).Abasto 2.
Laberintos de sueños (Japón), de Sogo Ishii (90’). C. oficial. Abasto 3.
Competencia oficial cortometrajes, con cortos de EE UU (Lick the star, de Sofia Coppola) Israel, Argentina, Bosnia e Italia. Sala L. Lugones.
20.30 After life (Japón), de Kode-Eda Hirokazu (108’). Competencia oficial. Abasto 5.
21.00 Trash (1970, EEUU).Retrospectiva Paul Morrissey (103’).Abasto
21.30 Lou Reed: Rock&Roll Heart (EEUU), de Greenfeld y Sanders (76’). Cosmos.
22.00 Lo opuesto del sexo (EEUU), de Don Roos (105’). Abasto 2 y 3.
Xiao Wu (China), de Jia Zhang Ke (107’). Competencia oficial. Sala L.Lugones.
23.00 Bajo California (México), de Carlos Bolado (96’). Abasto 5.
23.30 Esta noche reencarnaré en tu cadáver (Brasil). Ciclo José Mojica Marins (107’). Abasto 4.
23.45 Los últimos días de la disco (EEUU), de Whit Stillman (114’). Abasto 1.
0.30 Woman in revolt (1972,EEUU).Retrospectiva Morrissey (98’).Cosmos.
1.00 Shall we dance (Japón), de Masayuki Suo (119’). Abasto 3.

 

PRINCIPAL