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Argentina va por Kazajistán en el debut del Sub-20

En Kaduna, Nigeria, a las 15, los pibes de José Pekerman salen a defender los últimos dos títulos en la categoría, con optimismo.

Esteban Cambiasso, el capitán argentino, durante una práctica.
Los pibes esperan muy confiados el debut ante Kazajistán, esta tarde.

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t.gif (862 bytes)  En Kaduna (la tierra del cocodrilo, según la traducción del vocablo nativo), se acabará la ansiedad y la Argentina comenzará su defensa del título mundial Sub-20, ante Kazajistán, una ex república soviética, en el Ahmadu Bello Stadium, un escenario con capacidad para 30 mil testigos, que parece serán ampliamente favorables, gracias a las excelentes relaciones públicas con la pelota que desarrolló a lo largo de su campaña Diego Maradona, y a la gloriosa historia del fútbol argentino, reconocido en Nigeria.
Este seleccionado Sub-20 que conduce José Pekerman ya demostró a puertas abiertas su capacidad con la pelota, y antes y después de cada entrenamiento se comportaron con educación y respeto. El sufrido pueblo de Kaduna espera con emoción cada uno de esos recreos y rodea con admiración cada ensayo de los compatriotas de Maradona, en una de las canchas auxiliares del escenario principal que tiene esta sede nigeriana (del Grupo B también forman parte Ghana –campeón africano– y Croacia -subcampeón europeo–, los próximos rivales).
El grupo argentino se adaptó de un modo elogiable a una plaza tan exigente por temas tales como la higiene, la salud, la pobreza, la injusticia, la explotación del hombre, la incomunicación y la temperatura (unos 38 grados durante la tarde). Desde el punto de vista futbolístico, también mostró en las prácticas todo lo que está en condiciones de dar.
Va a resultar muy difícil vencer a este equipo, que es uno de los candidatos lógicos, pero sufrirá las ausencias (Aimar, Saviola, Adrián Guillermo, La Paglia). Puede llegar al tetracampeonato juvenil (tras las coronas de Japón ‘79, Qatar ‘95 y Malasia ‘97), pero siempre será menos de lo que debió ser.
Kazajistán, el desprendimiento de la ex Unión Soviética, fue el cuarto clasificado por el continente asiático, aunque en semifinales les dio tarea dura a los coreanos. Para este mundial los jugadores rivales desarrollaron un período de dos meses de adaptación a las altas temperaturas nigerianas.
Su técnico, Vladimir Pomichyov, dijo que su equipo “tratará de defenderse de la mejor manera, pero sin olvidarse de atacar” y reconoció que respeta “el poderío de la Argentina, porque viene de ser campeón dos veces seguidas, y por la historia de ese fútbol”.

 


 

COMO ES EL PAIS EN EL QUE SE JUEGA EL MUNDIAL
Nigeria, un país de magia muy negra

Por Gustavo Veiga

t.gif (862 bytes) Nigeria es un destino atractivo para espíritus inquietos. José Pekerman y un grupo de pibes acunarán su sueño rodeados de antílopes y fieras salvajes, oirán hablar en yoruba y asistirán a una experiencia irrepetible. Por primera vez, una Selección Argentina jugará un Mundial en el corazón del Africa negra. Allí, en el país más poblado del continente, viven 115 millones de habitantes y más de 250 dialectos son empleados por etnias desconocidas de este lado del Atlántico. Allí comenzó ayer el Mundial Sub-20, con un discreto empate 1-1 entre el local y Costa Rica, allí juegan hoy –además de la Argentina– Ghana-Croacia, ParaguayAlemania, México-Irlanda y Australia-Arabia Saudita.
Kaduna, la sede donde los chicos argentinos jugarán los tres partidos de la fase clasificatoria, sobre el río homónimo, es un importante centro de comunicaciones y que posee una refinería de petróleo. Pego, un águila verde que calza botines y viste pantalones cortos, seguirá los pasos de otras mascotas mundialistas. Será el principal objeto de culto del marketing, aunque en el futuro no lo recordará casi nadie. O, por ejemplo, ¿quién se acuerda hoy de Ciao, el muñequito invertebrado de Italia ‘90?
En cambio, aquel que visite el país africano jamás olvidará el delta del caudaloso río Níger, el Parque Nacional de Yankari habitado por elefantes, monos, hipopótamos y cocodrilos, y festivales regionales como los de Durbar, Argungu y Eyo. Tampoco el norte musulmán de los Fulani-Hausa y el sur cristiano de los Yoruba recostado sobre el golfo de Guinea, donde abundan las palmeras y los bosques de mangles.
La historia de Nigeria tiene mojones. Hace casi treinta años y tras la rendición de Biafra –un fugaz proyecto autónomo dentro de esta nación con múltiples etnias– el mundo volvía a escuchar, una vez más, la palabra genocidio. Las masacres de Ruanda y Burundi cometidas en los años 90 son una réplica sangrienta de aquella tragedia. Gobiernos débiles y dictaduras militares financiadas por Occidente se han sucedido hasta la actualidad.
El presidente electo el 27 de febrero pasado, Olusegun Obasanjo, es un ex general que ya gobernó el país entre 1976 y 1979. Sucederá a Sani Abacha, otro uniformado que falleció por una letal sobredosis de Viagra. Ajenos a estos personajes cuyos nombres parecen sacados de una película de aventuras, Pekerman y sus muchachos harán lo suyo.

 

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