En Kaduna
(la tierra del cocodrilo, según la traducción del vocablo nativo), se acabará la
ansiedad y la Argentina comenzará su defensa del título mundial Sub-20, ante
Kazajistán, una ex república soviética, en el Ahmadu Bello Stadium, un escenario con
capacidad para 30 mil testigos, que parece serán ampliamente favorables, gracias a las
excelentes relaciones públicas con la pelota que desarrolló a lo largo de su campaña
Diego Maradona, y a la gloriosa historia del fútbol argentino, reconocido en Nigeria.
Este seleccionado Sub-20 que conduce José Pekerman ya demostró a puertas abiertas su
capacidad con la pelota, y antes y después de cada entrenamiento se comportaron con
educación y respeto. El sufrido pueblo de Kaduna espera con emoción cada uno de esos
recreos y rodea con admiración cada ensayo de los compatriotas de Maradona, en una de las
canchas auxiliares del escenario principal que tiene esta sede nigeriana (del Grupo B
también forman parte Ghana campeón africano y Croacia -subcampeón
europeo, los próximos rivales).
El grupo argentino se adaptó de un modo elogiable a una plaza tan exigente por temas
tales como la higiene, la salud, la pobreza, la injusticia, la explotación del hombre, la
incomunicación y la temperatura (unos 38 grados durante la tarde). Desde el punto de
vista futbolístico, también mostró en las prácticas todo lo que está en condiciones
de dar.
Va a resultar muy difícil vencer a este equipo, que es uno de los candidatos lógicos,
pero sufrirá las ausencias (Aimar, Saviola, Adrián Guillermo, La Paglia). Puede llegar
al tetracampeonato juvenil (tras las coronas de Japón 79, Qatar 95 y Malasia
97), pero siempre será menos de lo que debió ser.
Kazajistán, el desprendimiento de la ex Unión Soviética, fue el cuarto clasificado por
el continente asiático, aunque en semifinales les dio tarea dura a los coreanos. Para
este mundial los jugadores rivales desarrollaron un período de dos meses de adaptación a
las altas temperaturas nigerianas.
Su técnico, Vladimir Pomichyov, dijo que su equipo tratará de defenderse de la
mejor manera, pero sin olvidarse de atacar y reconoció que respeta el
poderío de la Argentina, porque viene de ser campeón dos veces seguidas, y por la
historia de ese fútbol.
COMO ES EL PAIS EN EL QUE SE JUEGA EL MUNDIAL
Nigeria, un país de magia muy negra
Por Gustavo Veiga
Nigeria es un destino
atractivo para espíritus inquietos. José Pekerman y un grupo de pibes acunarán su
sueño rodeados de antílopes y fieras salvajes, oirán hablar en yoruba y asistirán a
una experiencia irrepetible. Por primera vez, una Selección Argentina jugará un Mundial
en el corazón del Africa negra. Allí, en el país más poblado del continente, viven 115
millones de habitantes y más de 250 dialectos son empleados por etnias desconocidas de
este lado del Atlántico. Allí comenzó ayer el Mundial Sub-20, con un discreto empate
1-1 entre el local y Costa Rica, allí juegan hoy además de la Argentina
Ghana-Croacia, ParaguayAlemania, México-Irlanda y Australia-Arabia Saudita.
Kaduna, la sede donde los chicos argentinos jugarán los tres partidos de la fase
clasificatoria, sobre el río homónimo, es un importante centro de comunicaciones y que
posee una refinería de petróleo. Pego, un águila verde que calza botines y viste
pantalones cortos, seguirá los pasos de otras mascotas mundialistas. Será el principal
objeto de culto del marketing, aunque en el futuro no lo recordará casi nadie. O, por
ejemplo, ¿quién se acuerda hoy de Ciao, el muñequito invertebrado de Italia 90?
En cambio, aquel que visite el país africano jamás olvidará el delta del caudaloso río
Níger, el Parque Nacional de Yankari habitado por elefantes, monos, hipopótamos y
cocodrilos, y festivales regionales como los de Durbar, Argungu y Eyo. Tampoco el norte
musulmán de los Fulani-Hausa y el sur cristiano de los Yoruba recostado sobre el golfo de
Guinea, donde abundan las palmeras y los bosques de mangles.
La historia de Nigeria tiene mojones. Hace casi treinta años y tras la rendición de
Biafra un fugaz proyecto autónomo dentro de esta nación con múltiples
etnias el mundo volvía a escuchar, una vez más, la palabra genocidio. Las masacres
de Ruanda y Burundi cometidas en los años 90 son una réplica sangrienta de aquella
tragedia. Gobiernos débiles y dictaduras militares financiadas por Occidente se han
sucedido hasta la actualidad.
El presidente electo el 27 de febrero pasado, Olusegun Obasanjo, es un ex general que ya
gobernó el país entre 1976 y 1979. Sucederá a Sani Abacha, otro uniformado que
falleció por una letal sobredosis de Viagra. Ajenos a estos personajes cuyos nombres
parecen sacados de una película de aventuras, Pekerman y sus muchachos harán lo suyo.
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