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Por Javier Lorca El programa es organizado por la Facultad de Agronomía, la FUBA y los centros de estudiantes de Ciencias Económicas y de Farmacia y Bioquímica. Y las clases se imparten en Agronomía, en Ciudad Universitaria y en las sedes de la UBA en Martínez, Avellaneda y Pergamino. "Es gente que está usando el nombre de la UBA para promocionar sus cursos. La universidad no tiene nada que ver con los planes de estudios, ni con los métodos de enseñanza, ni con la selección de los profesores", advirtió a Página/12 la secretaria de Asuntos Académicos, Alicia Camilloni: "Están haciendo un uso indebido del nombre de la UBA y ya iniciamos acciones legales para que no vuelva a ocurrir". Camilloni asegura que varios alumnos fueron a reclamar su certificado de estudios a la UBA y se llevaron una sorpresa, porque "los únicos cursos que la universidad reconoce como propios son los que dictan el Laboratorio de Idiomas de la Facultad de Filosofía y Letras, y los de extensión que organizan algunas facultades", dijo. "El problema es que hay grupos dentro de la UBA que, ante el éxito y la alta calidad de estos cursos, quieren recuperar el espacio que perdieron", retrucó el decano de Agronomía, Fernando Vilella, en velada alusión al Laboratorio de Idiomas que funciona en la calle 25 de Mayo al 200. "El conflicto se originó en una interna entre los profesores del laboratorio de Filo --explicitó Emiliano Yacobitti (Franja Morada), presidente del centro estudiantil de Ciencias Económicas--. Un grupo de docentes no estaba de acuerdo con cómo se hacían las cosas ahí y se abrió. Creó una entidad y buscó apoyo en los estudiantes y algunas facultades para dictarlos por afuera del laboratorio." La autoridades universitarias critican la intervención de una institución privada en las clases de inglés. "Los cursos oficiales de la UBA los dictan nuestros propios docentes, como ocurre con los del Centro Cultural Ricardo Rojas", distinguió Camilloni. De hecho, la Facultad de Agronomía, los centros estudiantiles y la FUBA ofrecen los cursos a través de sendos convenios con una entidad particular. "Una cátedra de inglés tiene un acuerdo con un grupo de profesores externo --explicó el decano Vilella--. Pero los docentes que coordinan los cursos son de la facultad", afirmó. Y Yacobitti, por su lado, contó: "Hasta hace cuatro años y medio, el centro de estudiantes organizaba las clases de inglés. Después creció tanto la demanda que no dábamos más abasto, no alcanzaban ni aulas ni docentes. Entonces, este grupo de profesores nos ofreció un convenio y aceptamos. Ahora, ellos nos proveen de aulas y docentes". Las aulas en cuestión están en Córdoba 2636, en un Centro Universitario de Idiomas. De todos modos, parece que los cuestionados organizadores quieren bajarle el volumen a la polémica: los dos consultados por este diario terminaron por reconocer que "los cursos no son académicamente de la UBA".
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Los cursos de inglés
que se dan en la Universidad de Buenos Aires no son de la UBA. A pesar de que se dictan en
sus aulas, que muchos docentes pertenecen a sus filas y que, incluso, una de las
facultades de la casa de estudios porteña organiza algunas de las cursadas, las
autoridades académicas aseguran que no tienen ninguna vinculación con la universidad y
que sus certificados no son avalados por ella. Los organizadores, en cambio, dicen que la
controversia se debe a una lucha de intereses interna y afirman que la calidad de la
enseñanza está garantizada. Los cursos de la discordia cuestan entre 50 y 60 pesos por
mes, puede anotarse cualquiera y son ampliamente publicitados desde hace cinco años: el
lector atento quizá recuerde haber visto sus anuncios en la calle, en los subterráneos o
en algún medio de comunicación. Hasta la semana pasada, el aviso promocionando su
última inscripción proclamaba: "Programa extracurricular de Inglés en la UBA. 14
niveles; turnos mañana, tarde y noche...".