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Por Victoria Ginzberg Eduardo de Pedro es hijo de desaparecidos. Tiene 22 años. Cuando secuestraron a su mamá, ella estaba embarazada de ocho meses. Eduardo no está seguro de que su hermano o hermana llegara a nacer, pero ante la duda lo busca y lucha por su restitución. Es uno de los jóvenes que se reunieron este fin de semana para organizar la búsqueda de los chicos robados por los militares. Fue el primer encuentro nacional de Hermanos, la nueva organización que se suma a Madres y a Hijos, y el primer contacto formal con las Abuelas de Plaza de Mayo. Alrededor de quince miembros de la agrupación HIJOS de Capital Federal, La Plata, Tucumán Córdoba y Rosario se encontraron en Buenos Aires para organizar la búsqueda de sus hermanos desaparecidos en todo el país. Después de dos días de trabajo, se sentaron en torno a una mesa para sacar conclusiones. Tienen en claro que quieren participar activamente de la búsqueda de sus hermanos. Para eso, decidieron dejar a un lado las diferencias políticas que pueden tener con las Abuelas para poder trabajar juntos. Reconocen que su punto de partida es la efectiva lucha que por más de veinte años llevaron a cabo las Abuelas, pero no quieren ser observadores de su tarea. En el congreso nacional que HIJOS realizó el año pasado en Tucumán se produjo el primer contacto oficial entre HIJOS y chicos hijos también que trabajan con las Abuelas de Plaza de Mayo. Las comisiones de hermanos se habían ido formando a destiempo en diferentes puntos del país. Las denuncias que reciben los HIJOS sobre posibles apropiaciones y la ausencia de un grupo organizado que lleve a cabo la tarea de investigación localmente en diferentes provincias fueron algunos de los motivos que los impulsaron a organizarse como Hermanos. En Rosario surgió a partir de la problemática de un chico que se había enterado hacía poco de que tenía un hermano desaparecido. Así, nos empezamos a meter en el tema. Fuimos llenando baches a medida que se presentaban. Muchos chicos se acercaron con dudas sobre su propia identidad y había que darles alguna respuesta, contó Federico Irurzun. Josefina Centurión, de Tucumán, aseguró que su provincia es una de las que tiene más desaparecidos y donde más casos de niños no denunciados puede haber. Y allí no hay filial de Abuelas, por eso queremos organizar esta tarea desde HIJOS. Las comisiones de hermanos recibieron el viernes la visita de Alba Lancilotto y Berta Shuberoff de Abuelas y de miembros del equipo de investigación de esa institución. Reconocemos el trabajo que hace Abuelas y asumimos su perspectiva para abordar este tema. Nunca vamos a pasar por alto años de experiencias que han resultado ser muy efectivas y muy sanas. Ellas hicieron mucho hincapié en la cautela con la que trabajan, afirmó Marcel Bertolese, de Capital. Lancilotto dijo que la reunión fue muy hermosa y que sintió una gran manifestación de responsabilidad por parte de los jóvenes. Por conocimiento propio, estos chicos afirman que la restitución de la identidad no es algo que involucra sólo a aquellos que fueron robados y criados por apropiadores. Por eso, las comisiones no están formadas sólo por quienes tienen un hermano desaparecido. Los hijos criados en sus propias familias también atraviesan por un proceso de búsqueda de su identidad, de su historia y la de sus viejos. Los que fueron apropiados, por supuesto, tienen la problemática de los represores y empiezan de mucho más atrás esa búsqueda, pero el punto en común es bastante fuerte. Creo que el camino se puede entender como el mismo, dijo Irurzun. Y todos asintieron. Extendiendo el razonamiento, Emiliano Salguero, de Córdoba, aseguró que el problema de la identidad no afecta sólo a los hijos de desaparecidos sino al conjunto de la sociedad. El hecho de que falte una generación lo prueba. Es paradójico por un lado, pero bueno por el otro, ver que a medida que nosotros recuperamos nuestra historia, en el caso de loshermanos apropiados, por ejemplo, los militares van a la cárcel por la misma causa. Es decir que si esta sociedad recuperara por completo su identidad, podría haber justicia. TESTIMONIOS, REFLEXIONES, EMOCIONES Por V. G.
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