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AUNQUE HOY LO NIEGA, EL GENERAL YA ADMITIO SU RESPONSABILIDAD SOBRE ORLETTI
Hace 22 años, Cabanillas habló

Juan Gelman aportó un documento clave tras su carta a Martín Balza acusando al general Cabanillas por el robo de su nieto o nieta en un campo de concentración: la declaración donde el militar acepta haber revistado allí.

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Por Martín Granovsky*

t.gif (862 bytes)  El general Eduardo Rodolfo Cabanillas calló ante la carta del poeta Juan Gelman al general Martín Balza informándole que Cabanillas es uno de los responsables mediatos del robo de su nieta o nieto, que nació en cautiverio en un campo de concentración de la dictadura, Automotores Orletti. El ayudante de Cabanillas quiso desmentir los datos de Gelman, y para eso aportó un elemento que, en lugar de negar, confirma todo: cuál era el organismo de inteligencia madre de Orletti. Balza, en tanto, mantuvo su silencio. Está afectado de un ataque de ciática.
Cabanillas, que en 1976 era capitán, es hoy jefe del Cuerpo de Ejército II, con sede en Rosario. La Semana Santa lo tuvo alejado de su destino. Viajó a San Martín de los Andes, donde el domingo estuvo inhallable. Recién ayer regresó a Rosario, pero no quiso atender a Página/12. Sólo fue posible dialogar con su ayudante, el coronel Salgado, quien a su vez había conversado con Cabanillas.
–¿No cree que las declaraciones realizadas por Cabanillas en el marco de un sumario de la Justicia militar tienen seriedad?
–Sí, es verdad. Algún viso de seriedad pueden tener –aceptó el militar, y deslizó una contradicción–. El general me expresó que tenía intención de iniciar acciones legales contra el autor de la nota.
Después agregó un dato clave:
–El general también desmintió haber sido parte del OT 18 como dice la nota. El dice haber sido miembro del OT 1 que también dependía de la Secretaría de Inteligencia del Estado y que realizaba allí tareas de contrainteligencia hasta el mes de octubre del ‘76.
El vocabulario en clave de organigrama puede esconder la sustancia de la represión, pero sólo fugazmente. “OT 18” significa Departamento de Operaciones Tácticas 18. Así figuraba en los primeros tiempos de la represión el centro clandestino Automotores Orletti, adonde fueron llevados después de su secuestro el hijo de Gelman, Marcelo Ariel, y su esposa María Claudia García Irureta Goyena de Gelman, embarazada.
Juan Gelman aportó los datos principales el domingo, en una carta abierta a Balza que publicó este diario. Se basaba en un sumario de la Justicia de instrucción militar en el que declaró Cabanillas.
Desde México, donde reside, el poeta y periodista de Página/12 envió ayer los facsímiles que muestran otro tramo de la declaración de Cabanillas, más completa por cierto que la del coronel Salgado. Textualmente: “PREGUNTADO: si prestó servicios en alguna dependencia de la Secretaría de Informaciones del Estado en el curso del año mil novecientos setentiséis; DIJO: que sí, que lo hizo en una dependencia identificada con la sigla OT dieciocho, la que dependía de otra identificada con la sigla OT uno, cuyo jefe lo era el señor Teniente Coronel Visuara, quien sigue actualmente en el mismo cargo. Que en dicha dependencia prestó servicios desde mediados del año mil novecientos setentiséis hasta el mes de diciembre de ese mismo año en que pasó a depender de la Escuela Superior de Guerra por incorporarse a segundo año de la misma”.
O sea que Cabanillas fue responsable de la OT 18, Orletti, en el semestre que abarca elna03fo10.jpg (16073 bytes) secuestro del matrimonio Gelman y el nacimiento de la hija o el hijo de Marcelo y María Claudia.
Si el general quisiera desdecirse, en la línea de su ayudante, igual se toparía con una tarea complicada. La “OT uno” del expediente es el Departamento de Operaciones Tácticas I, dependiente de la Dirección III de la Secretaría de Inteligencia del Estado. La SIDE contaba con personal orgánico en Orletti. Uno de ellos era Juan Rodríguez. El otro Eduardo Ruffo, el apropiador de la chiquita Carla Rutilo Artés. Del OT I dependía el OT 18, encargado de los blancos operaciones, o sea, del secuestro y la tortura. El entonces capitán Cabanillas era subordinado de Visuara.
En diciembre del año pasado Cabanillas había dicho a Rosario/12, la edición local de Página/12: “Jamás estuve en Automotores Orletti”. Ayer noquiso contestar para la ampliación de los detalles que aparecen en los facsímiles en poder de Gelman.
Prefirió, en cambio, dejar San Martín de los Andes en silencio, y anunció a su ayudante Salgado que viajaría directamente hacia Buenos Aires para entrevistarse con el teniente general Martín Balza y el general Laiño “para ver qué medidas va a tomar”.
Como se informa en esta misma página, los voceros de Balza dijeron que éste no recibió ayer a Cabanillas.
Cuando lo encuentre podrá constatar lo que miles de lectores de Rosario/12 conocen desde el domingo: el general regala a quien lo visita un libro, Subversión. La historia olvidada, al que suele abrochar una tarjeta que dice “Con alegría, Cuerpo de Ejército II”. El texto se propone “brindar la otra voz de la verdad contra el anestesiante compendio del Nunca más de la Conadep y de la propaganda oral, escrita y televisiva con que se pretende sepultar la verdad histórica”.
Gelman recordaba a Balza en su carta que “en su notorio discurso del 25 de abril de 1995 ofreció usted a los familiares de las víctimas de la dictadura militar ‘respeto, silencio ante el dolor y el compromiso de todo mi esfuerzo para un futuro que no repita el pasado’”. Y se preguntaba Gelman: “¿Cómo impedir la repetición del pasado si se lo aplasta con impunidad y silencio? El dolor necesita palabras. Hable, señor teniente general. A usted le será mucho más fácil que a mí averiguar el destino de María Claudia y su bebé”.
Anoche, luego de informarse sobre la ciática del jefe del Estado Mayor, Gelman recordó lo que dicen los chamanes mexicanos: “Hablar alivia”.
*Con José María Maggi, desde Rosario.
Claves
* El general Cabanillas, que en la carta abierta de Gelman a Balza figura como responsable mediato del robo de su nieta o nieto, ni quiso hablar.
* Su ayudante, el coronel Salgado, dijo que Cabanillas estuvo en la “OT uno”.
* La “OT uno” era una dependencia operativa de la Side.
* De la “OT uno” dependía a su vez la “OT dieciocho”, el campo de concentración conocido como “Automotores Orletti”.
* En un sumario de 1977, cuyo facsímil Gelman aportó a Página/12, Cabanillas admitió que revistó para la “OT dieciocho”.
* Cabanillas suele regalar un libro que cuestiona al Nunca Más.
* Balza siguió ayer en silencio, afectado por una dolencia en el nervio ciático. Está internado en el Hospital Militar.

EL JEFE DEL EJERCITO MANTUVO SILENCIO, INTERNADO
El nervio ciático de Balza

Por Nora Veiras

t.gif (862 bytes) El general Martín Balza sigue internado en el segundo piso del Hospital Militar atacado de un fuerte dolor provocado por el nervio ciático. Los uniformados se ocuparon en aclarar que “no es ningún problema grave” pero está “muy dolorido” y ese fue el motivo por el cual “no pudo asistir a la misa en homenaje a los veteranos de la guerra de Malvinas”.
A causa de ese estado, el titular del Ejército se mantuvo en silencio sobre el pedido del escritor y poeta Juan Gelman, quien le reclamó que “haga algo” luego de informarle que el actual comandante del Segundo Cuerpo de Ejército, Eduardo Rodolfo Cabanillas, es uno de los responsables mediatos del asesinato de su hijo y de la desaparición de su nuera y su nieto o nieta.
Los generales que integran el Estado Mayor del Ejército realizarán hoy una reunión en el Edificio Libertador para analizar la situación de los distintos oficiales en la Junta de Calificaciones. Balza no participará del encuentro porque seguirá en su habitación del Hospital Militar. Lo reemplazará el general Aníbal Laiño, con quien ayer dijo el ayudante de Cabanillas que su jefe iba a encontrarse luego del reclamo de Gelman.
Colaboradores del titular del II Cuerpo insinuaron que Cabanillas se encontraría con Balza, pero en el hospital nadie vio al hijo del coronel Cabanillas, aquel militar que pasó a la historia por haber estado involucrado en el ocultamiento del cadáver embalsamado de Eva Duarte de Perón.
“El general estuvo abocado a su salud. Le estuvieron haciendo un estudio de resonancia magnética que duró una hora cuarenta minutos”, precisaron los uniformados sobre Balza. Después le suministraron calmantes para que descansara. El estrés fue uno de los motivos que, según dijeron sus allegados, le provocó el malestar que decidió a los médicos a internarlo para hacerle un chequeo general.
Gelman en la carta abierta dirigida a Balza explicó que Cabanillas era el segundo jefe del centro clandestino de detención, conocido como Automotores Orletti, donde desaparecieron su hijo, Marcelo Ariel de 20 años, y su esposa, María Claudia García Irureta Goyena de 19 años, embarazada de ocho meses y medio. El texto pone a Balza en el incómodo lugar de tener que dar una respuesta personal. El titular del Ejército logró lavar la cara represiva de su fuerza a partir de la autocrítica parcial en la que señaló que “delinque quien dicta y también quien cumple órdenes ilegales” y avaló la concepción que considera imprescriptible el delito por apropiación de criaturas.
Cabanillas pasó sin tropiezos dos ascensos en el Senado y siguió haciendo carrera. También fue el general que cuando arreciaban las críticas por la investigación abierta sobre el tráfico ilegal de armas a Croacia y Ecuador salió a defender la inocencia del Ejército en esa maniobra.

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