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Por Martín Granovsky* El general Eduardo Rodolfo Cabanillas calló ante la carta del poeta Juan Gelman al general Martín Balza informándole que Cabanillas es uno de los responsables mediatos del robo de su nieta o nieto, que nació en cautiverio en un campo de concentración de la dictadura, Automotores Orletti. El ayudante de Cabanillas quiso desmentir los datos de Gelman, y para eso aportó un elemento que, en lugar de negar, confirma todo: cuál era el organismo de inteligencia madre de Orletti. Balza, en tanto, mantuvo su silencio. Está afectado de un ataque de ciática. Cabanillas, que en 1976 era capitán, es hoy jefe del Cuerpo de Ejército II, con sede en Rosario. La Semana Santa lo tuvo alejado de su destino. Viajó a San Martín de los Andes, donde el domingo estuvo inhallable. Recién ayer regresó a Rosario, pero no quiso atender a Página/12. Sólo fue posible dialogar con su ayudante, el coronel Salgado, quien a su vez había conversado con Cabanillas. ¿No cree que las declaraciones realizadas por Cabanillas en el marco de un sumario de la Justicia militar tienen seriedad? Sí, es verdad. Algún viso de seriedad pueden tener aceptó el militar, y deslizó una contradicción. El general me expresó que tenía intención de iniciar acciones legales contra el autor de la nota. Después agregó un dato clave: El general también desmintió haber sido parte del OT 18 como dice la nota. El dice haber sido miembro del OT 1 que también dependía de la Secretaría de Inteligencia del Estado y que realizaba allí tareas de contrainteligencia hasta el mes de octubre del 76. El vocabulario en clave de organigrama puede esconder la sustancia de la represión, pero sólo fugazmente. OT 18 significa Departamento de Operaciones Tácticas 18. Así figuraba en los primeros tiempos de la represión el centro clandestino Automotores Orletti, adonde fueron llevados después de su secuestro el hijo de Gelman, Marcelo Ariel, y su esposa María Claudia García Irureta Goyena de Gelman, embarazada. Juan Gelman aportó los datos principales el domingo, en una carta abierta a Balza que publicó este diario. Se basaba en un sumario de la Justicia de instrucción militar en el que declaró Cabanillas. Desde México, donde reside, el poeta y periodista de Página/12 envió ayer los facsímiles que muestran otro tramo de la declaración de Cabanillas, más completa por cierto que la del coronel Salgado. Textualmente: PREGUNTADO: si prestó servicios en alguna dependencia de la Secretaría de Informaciones del Estado en el curso del año mil novecientos setentiséis; DIJO: que sí, que lo hizo en una dependencia identificada con la sigla OT dieciocho, la que dependía de otra identificada con la sigla OT uno, cuyo jefe lo era el señor Teniente Coronel Visuara, quien sigue actualmente en el mismo cargo. Que en dicha dependencia prestó servicios desde mediados del año mil novecientos setentiséis hasta el mes de diciembre de ese mismo año en que pasó a depender de la Escuela Superior de Guerra por incorporarse a segundo año de la misma. O sea que Cabanillas fue responsable de la OT 18, Orletti, en el semestre que abarca el secuestro del matrimonio Gelman y el nacimiento de la hija o el hijo de Marcelo y María Claudia. Si el general quisiera desdecirse, en la línea de su ayudante, igual se toparía con una tarea complicada. La OT uno del expediente es el Departamento de Operaciones Tácticas I, dependiente de la Dirección III de la Secretaría de Inteligencia del Estado. La SIDE contaba con personal orgánico en Orletti. Uno de ellos era Juan Rodríguez. El otro Eduardo Ruffo, el apropiador de la chiquita Carla Rutilo Artés. Del OT I dependía el OT 18, encargado de los blancos operaciones, o sea, del secuestro y la tortura. El entonces capitán Cabanillas era subordinado de Visuara. En diciembre del año pasado Cabanillas había dicho a Rosario/12, la edición local de Página/12: Jamás estuve en Automotores Orletti. Ayer noquiso contestar para la ampliación de los detalles que aparecen en los facsímiles en poder de Gelman. Prefirió, en cambio, dejar San Martín de los Andes en silencio, y anunció a su ayudante Salgado que viajaría directamente hacia Buenos Aires para entrevistarse con el teniente general Martín Balza y el general Laiño para ver qué medidas va a tomar. Como se informa en esta misma página, los voceros de Balza dijeron que éste no recibió ayer a Cabanillas. Cuando lo encuentre podrá constatar lo que miles de lectores de Rosario/12 conocen desde el domingo: el general regala a quien lo visita un libro, Subversión. La historia olvidada, al que suele abrochar una tarjeta que dice Con alegría, Cuerpo de Ejército II. El texto se propone brindar la otra voz de la verdad contra el anestesiante compendio del Nunca más de la Conadep y de la propaganda oral, escrita y televisiva con que se pretende sepultar la verdad histórica. Gelman recordaba a Balza en su carta que en su notorio discurso del 25 de abril de 1995 ofreció usted a los familiares de las víctimas de la dictadura militar respeto, silencio ante el dolor y el compromiso de todo mi esfuerzo para un futuro que no repita el pasado. Y se preguntaba Gelman: ¿Cómo impedir la repetición del pasado si se lo aplasta con impunidad y silencio? El dolor necesita palabras. Hable, señor teniente general. A usted le será mucho más fácil que a mí averiguar el destino de María Claudia y su bebé. Anoche, luego de informarse sobre la ciática del jefe del Estado Mayor, Gelman recordó lo que dicen los chamanes mexicanos: Hablar alivia. *Con José María Maggi, desde Rosario.
EL JEFE DEL EJERCITO MANTUVO SILENCIO,
INTERNADO Por Nora Veiras |