Por Pedro Lipcovich
Yo
quiero que el nene tenga buena memoria, no como vos que te olvidás de todo, dice
ella. Pero querida, ése es el gen más caro. Bueno, está bien, pero también le
compramos el gen del oído absoluto: me gustaría tanto que fuese músico... Este
diálogo conyugal divertido en la superficie y estremecedor en lo profundo
podrá ser cotidiano dentro de diez o veinte años, tal como lo prevé Gregory Stock,
quien conduce investigaciones de punta en ingeniería genética de células germinales.
Combinada con la fertilización in vitro, esta tecnología permite modificar la dotación
genética de un futuro ser humano desde el primerísimo momento: en el óvulo fecundado.
Stock, de visita en Buenos Aires, explicó a Página/12 las perspectivas de una
tecnología cuyos alcances aunque promete curas para el cáncer van mucho más
allá de lo terapéutico. Y mostró por qué será imposible prohibirla.
No estamos lejos de lograrlo: ésta fue, según Stock, la conclusión a que
arribaron el año pasado importantísimos especialistas en genética (incluido
el Premio Nobel James Watson, descubridor del ADN). Los reunió el programa
Medicine, Technology and Society de la Universidad de California, que dirige
Stock (quien está en Buenos Aires para participar en la Segunda Tribuna Magistral en
Reproducción Humana, organizada por el CEGyR, Centro de Estudios en Ginecología y
Reproducción). Están por lograr la modificación del óvulo fecundado mediante la
introducción de un cromosoma artificial, hecho en laboratorio: A partir de la
alteración de la célula primordial, todas las del futuro organismo incorporarán los
cambios.
Stock observa que muchas empresas ya desarrollan cromosomas artificiales, aunque
todavía se centran en modificar células animales para hacerlas producir productos
farmacológicos. Los cromosomas artificiales son en realidad Frankenstein
microscópicos, armados por combinación de genes naturales, pero en el futuro tal
vez sean totalmente sintéticos, o se les incorporarán genes de animales para producir
sustancias que no existen en la especie humana.
La ingeniería de células germinales será posible gracias a la información provista por
el Proyecto Genoma Humano, emprendimiento internacional para relevar la totalidad de los
genes del ser humano que se completará en el 2001. Ya se identificaron genes
vinculados con los cánceres de mama y de próstata: modificándolos en la célula
germinal, se podrá prevenir su manifestación, comenta el científico.
Incluso cánceres declarados podrían curarse gracias a esta ingeniería genética:
Hay genes que se llaman suicidas, porque matan la célula a la que pertenecen:
normalmente están apagados: supongamos que, desde el cromosoma artificial, se
controla la activación de genes suicidas; si en algún momento de su vida el sujeto
desarrolla determinado tipo de cáncer, se le administra un medicamento que activará el
suicidio de esas células, y no de otras: las células cancerosas se autodestruirán, no
importa que ya se hayan diseminado por el organismo, explica Stock.
Se aspira a enfrentar el proceso mismo de envejecimiento: En ciertas moscas y
gusanos, la alteración de un solo gen permite triplicar la duración de la vida: es
posible que la vida humana pueda prolongarse por modificación de un conjunto de
genes.
Para Stock, tal vez la ingeniería de células germinales llegará a ser parte de lo
que hacen los padres para que sus hijos tengan mejor educación u oportunidades, como
mandarlos a buenas escuelas. Hay aptitudes cuya raíz genética ya fue establecida:
El oído absoluto (capacidad de identificar instantáneamente cada nota musical)
está asociado con un único gen; también, todos los remeros de alta
competición tienen en común un gen que multiplica la fuerza en el movimiento del
remar.
Y algo para recordar: En ratas de laboratorio se constató que hay un gen para la
memoria, que aumenta su posibilidad de reconocer un laberinto;en los humanos hay distintos
tipos de memoria, pero es posible que se puedan trasladar grupos de genes
beneficiosos.
Las personas así modificadas, ¿transmitirán la nueva dotación genética a su propia
descendencia? No, responde Stock: Hay trucos para que el cromosoma artificial no se
transmita a la siguiente generación: el motivo es que para cuando su portador tenga a su
vez hijos, 25 o 30 años después, seguramente va a haber cromosomas artificiales de nueva
generación; digamos, nuevos modelos, que a su vez esa persona preferirá elegir para sus
propios hijos. Según el especialista, la incorporación de genes beneficiosos
estará a punto dentro de unos diez años, y es probable que dentro de 20 se pueda usar en
forma rutinaria.
Pero, ¿cuáles serán los riesgos de la difusión de estas manipulaciones? La respuesta
de Stock es ante todo pragmática: Estas tecnologías ya se desarrollan en muchos
lugares del mundo. Casi nadie dice que lo hace para modificar células germinales; dicen
que es para trabajar con animales, para obtener productos farmacéuticos, pero el hecho es
que los trabajos avanzan y no se van a detener. Cuando la tecnología esté a punto, la
van a aplicar en miles de laboratorios: si algún país pretendiera prohibirla, la gente
con suficiente dinero simplemente la buscaría en otro país.
Entonces, hay que tratar de que las técnicas estén disponibles para la mayor
cantidad de personas, en forma igualitaria, como paso adicional a la fecundación in
vitro. Estas tecnologías son el final del camino que la biología celular recorrió
durante un siglo, concluye Stock.
El impacto en la
Argentina
Por P.L.
En cuanto se ponga a punto la ingeniería genética de células germinales, no va a
ser difícil aplicarla en la Argentina dijo a este diario Claudio Chillik, director
del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción, CEGyR. Es que la
globalización hizo disminuir la distancia científica entre los diferentes países y cada
vez es más fácil aplicar técnicas desarrolladas en otras partes del mundo.
Sin embargo observó Chillik, la aceptación de este tipo de técnicas
es mucho menor en la sociedad argentina que en la europea o norteamericana.
Por lo demás, mucho antes que estas técnicas se difundirán las de clonación, según el
genetista norteamericano Gregory Stock: No creo que su aplicación a seres humanos
demore más de cinco años; técnicamente no es muy distinto de utilizarla con animales
superiores. Según Stock, las primeras clonaciones de humanos no se van a
hacer en clínicas prestigiosas: no va a faltar algún renegado que lo haga por su cuenta.
Y no le faltarán clientes: hace unos meses, en Estados Unidos, una persona ofreció dos
millones de dólares a quien fuera capaz de clonarle el perro.
De todos modos, según Stock, el impacto científico y social de la clonación no
puede ser muy importante. En cambio, la ingeniería de células germinales modificará los
principios mismos de la vida humana. |
ESPAÑA PONE PLAZO A LOS EMBRIONES CONGELADOS
No más de diez años en el freezer
El País
de Madrid
Por Susana Pérez de Pablos
Las parejas que se
sometan a un tratamiento de fecundación in vitro tendrán que
responsabilizarse por anticipado del destino de los embriones que no utilicen para la
reproducción. Si no los utilizan ni los donan a otras parejas, serán destruidos al cabo
del plazo legal de conservación, que aumentará de los cinco años actuales a 10. Así lo
recomendó la Comisión Nacional de Reproducción Asistida, organismo oficial creado por
ley, entre otras cosas, para solucionar el problema de los 10.000 embriones que permanecen
congelados en España y cuyo futuro es una incógnita.
Nadie sabe qué hacer con los embriones que permanecen congelados en bancos de toda
España. La propuesta de la Comisión Nacional de Reproducción Asistida destruirlos
al cabo de 10 años plantea no pocos problemas éticos, ya que organizaciones
religiosas y grupos contrarios al aborto consideran que un óvulo fecundado es ya un ser
humano.
La citada comisión ofrece otra alternativa también polémica: una vez cumplido el plazo
legal de existencia, es preferible que los embriones se destinen a la investigación, lo
que supone otra forma de destrucción, ya que la ley prohíbe implantar un óvulo
utilizado previamente para fines experimentales. Los expertos proponen que, en el caso de
que el Parlamento aprobase las medidas contenidas en su informe, se apliquen ya a los
10.000 embriones congelados.
Las decisiones que tomen las parejas antes de someterse a un tratamiento de fecundación
in vitro sobre el destino de sus embriones sobrantes (la donación, por
ejemplo) serán revocables, siempre que se haga de mutuo acuerdo entre ambos cónyuges. La
firma de este compromiso servirá, además, para resolver las situaciones de fallecimiento
o desaparición de uno o de ambos miembros de la pareja, uno de los problemas que han
contribuido a la actual acumulación de embriones, según señala en su informe la
Comisión Nacional de Reproducción Asistida.
Se calcula que un 40 por ciento de los 10.000 óvulos fecundados llevan más de dos años
congelados. La ley actual establece que pasado ese plazo los embriones están a
disposición de los centros. Sin embargo, esta medida es inútil, ya que no pueden ser
utilizados por otras parejas sin la autorización de los padres biológicos.
En un exhaustivo informe de 96 páginas, la comisión un organismo consultivo
independiente e integrado por 25 expertos, principalmente científicos, juristas y
bioéticos da un repaso a la reproducción asistida desde los puntos de vista
técnico, ético y legal. La crioconservación de semen, óvulos y embriones; la
retribución económica a los donantes, el destino de los embriones sobrantes para la
investigación y la clonación son objeto de debate permanente entre los científicos y
gobernantes de todo el mundo.
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