|
La primavera trajo destrucción y muerte. El clima que reina desde el domingo en Yugoslavia determinó que la OTAN decidiera intensificar nuevamente sus ataques contra el país. Los bombardeos del domingo al lunes fueron los más intensos desde el comienzo de la ofensiva, con 28 blancos alcanzados. La OTAN destruyó en Belgrado la jefatura de la Fuerza Aérea, atacó un aeropuerto civil y destruyó un puente al sur de la ciudad, mientras en Nis el cuartel del Tercer Ejército yugoslavo y una fábrica de tabaco fueron incendiados por las bombas. Novi Sad, Aleksinac y Loznica también recibieron su cuota de explosivos. La OTAN se declaró satisfecha con estos resultados, y vaticinó que serían aún mejores cuando comiencen a actuar los helicópteros Apache que Estados Unidos envió a Albania. No todo es concordia en la Alianza, sin embargo. El Washington Post publicó ayer que el Estado Mayor Conjunto estadounidense estuvo en desacuerdo con la estrategia de la intervención aérea, y el comandante de la OTAN en Europa, Wesley Clark, admitió que los ataques aéreos no son capaces de detener la limpieza étnica. Vamos a aprovechar el buen tiempo para aumentar nuestra ofensiva. El portavoz militar de la OTAN, el comodoro David Wilby, anunció así los efectos que tendrá la súbita mejora del clima sobre Yugoslavia: un aumento dramático de los bombardeos de la OTAN. Centrándose en unas pocas ciudades, la alianza llevó a cabo ayer la más exitosa serie de ataques desde que comenzó la ofensiva. La ciudad de Belgrado fue especialmente vapuleada: en el suburbio de Zemun, sufrieron serios daños los edificios que albergaban el mando de la Fuerza Aérea Yugoslava, y a la madrugada fue dañado el aeropuerto civil de Surcin. En Nis, la ciudad serbia de mayor tamaño después de Belgrado, la tormenta aérea destruyó el cuartel general del Tercer Ejército acantonado en Kosovo y el Tribunal Militar. La aviación aliada destruyó un puente estratégico en Raska al sur de Belgrado, mientras en Novi Sad cuyos puentes sobre el Danubio son blancos frecuentes de las bombas la TV yugoslava dijo que una refinería de petróleo quedó fuera de operaciones. Al noroeste, en Sambor se destruyeron varios depósitos de combustible y dos puentes. No hubo informes completos de daños o bajas, pero se sabe que hubo 11 heridos, dos de gravedad. La OTAN también atacó instalaciones serbias en Kosovo. La agencia oficial serbia Tanjug informó que hubo fuertes ataques contra la capital Pristina, cuya zona sur quedó iluminada por la llamas. Las ventanas del Centro de Información Serbio se hicieron añicos debido a la onda expansiva de las explosiones. Fuentes anónimas de la OTAN agregaron que se atacaron varias concentraciones de tropas y de artillería en la provincia. Por razones de seguridad, la OTAN no difundió nada más detallado al respecto. En efecto, el buen tiempo debería permitir que se intensifiquen los ataques directos contra las fuerzas de represión serbias en Kosovo. El arma principal para estas operaciones son los 24 helicópteros Apache que Estados Unidos envió a Albania. Capaces de operar de día y de noche contra objetivos dispersos y móviles, el Apache se presta especialmente para las operaciones contra las pequeñas columnas de paramilitares y tanques que llevan a cabo la limpieza étnica en la provincia. Los Apaches sólo estarán en condiciones operativas en una semana, sin embargo. La estrategia a mediano plazo de la OTAN se centra en el petróleo. Serbia depende enteramente de países extranjeros para su suministro de combustible, y la guerra ha cortado la mayor parte de sus importaciones. La OTAN calcula que si logra eliminar la reserva estratégica yugoslava, sus tanques y vehículos en Kosovo quedarán inmovilizados. Actualmente la campaña está dirigida a localizar los depósitos secretos de combustible y a forzar con la destrucción de carreteras y ferrocarriles a que Serbia consuma aún más carburante. El portavoz del Pentágono Kenneth Bacon afirmó que los bombardeos comienzan a tener un impacto en el ejército serbio, y el presidente Bill Clinton declaró ayer que su gobierno estaba determinado a persistir hasta prevalecer. Sin embargo, la oposición revelada ayer por el Washington Post del Estado Mayor Conjunto subraya las profundas dudas en la Alianza sobre la efectividad de cualquier campaña limitada al plano aéreo. Varios expertos militares y un creciente número de periódicos abogan ya por una intervención de tropas de tierra apenas resulte posible. Los últimos sondeos muestran que la mayoría de la opinión pública en Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia apoyaría esta acción. Grecia dio su aprobación para que la OTAN traslade fuerzas terrestres a través de su territorio a Macedonia para fines humanitarios, aunque no es seguro qué posición tomará si se trata de una operación militar ofensiva. Hasta ahora los líderes de la OTAN niegan que haya un plan a ese efecto. El secretario de Defensa norteamericano William Cohen afirmó ayer que por el momento no hay ningún plan en ese sentido y minimizó las dudas del Estado Mayor Conjunto. El portavoz presidencial Joe Lockhart desmintió categóricamente el artículo del diario. Sin embargo, en una entrevista concedida al diario francés Le Croix, el general Clark admitió que los ataques aéreos no eran suficientes para frenar las matanzas de los kosovares, agregando que nunca pensamos que seríamos capaces de tal cosa. Que se encarguen las tropas de tierra.
Rugova, el nuevo as en la manga de los serbios
El líder
albano-kosovar Ibrahim Rugova volvió a aparecer en escena para pedir que cesen los
bombardeos de la OTAN. Se reunió con el embajador ruso en Yugoslavia, Yuri Kotov, y
más tarde con el vicepremier yugoslavo Nikola Sajnovic, para expresar su total
disposición a colaborar en la solución de las cuestiones kosovares y en el regreso de
los refugiados y desplazados a sus hogares. Su partido, la Liga Democrática de
Kosovo (LDK), insistió en que su líder es un rehén de las tropas serbias. La agencia
rusa Interfax citó a fuentes diplomáticas de su país que confirmaron los preparativos
para un viaje del líder kosovar a Moscú. Hoy llega a Belgrado el presidente de la Duma
(Cámara baja del Parlamento ruso), Guennadi Selezniov, para entrevistarse con el
presidente yugoslavo Slobodan Milosevic. Rusia ya envió ayuda humanitaria a Belgrado.
|