The Guardian
de Gran Bretaña
Por Veran Matic
Desde Belgrado *
En el
momento de escribir esto escucho el sonido de las sirenas que advierten que un nuevo
ataque aéreo se abate sobre Belgrado. Pero, ¿es por mero fatalismo o por la convicción
de que los ataques de la OTAN serán tan exactos como para evitar las viviendas de
Belgrado, que ni una sola persona de la estación de radio se quiere ir? Sin embargo,
¿qué puede hacer un periodista en tiempo de guerra? ¿Informar sobre lo que uno ve?
Kosovo está casi completamente resguardado y no podemos obtener ninguna noticia del
lugar. Estamos tratando de organizar la evacuación de nuestra corresponsal en Pristina.
Nuestro chofer se comprometió a ir él mismo a Pristina y tratar de sacarla de ahí.
Bajo circunstancias tan difíciles, lo que define los movimientos y los motivos de cada
hombre es el peligro. En tiempo de guerra uno tiene que amoldarse a las leyes de la
guerra, incluyendo ésa de que toda información que un medio trasmita debe ser aprobada
primero por las autoridades. Esta es una práctica normal en todos lados, aun en países
que libran guerras fuera de sus territorios. Las guerras de Malvinas y del Golfo son dos
ejemplos.
¿Qué es posible hacer en tales circunstancias? Uno puede informar sobre noticias
confirmadas hasta donde es posible, y al mismo tiempo tienen que estar aprobadas por las
autoridades. Además uno puede purgar el lenguaje de cualquier rastro de odio. Y la
escalada de un discurso teñido de odio es lo que uno percibe en todas partes. Casi
podemos sentir cómo trepa gradualmente bajo nuestra piel y se mete en nuestras venas. Veo
que el odio pronto oscurecerá el horizonte, y ese miedo es más fuerte que el que les
tengo a los F16 y a los Tomahawks. Me parece que ningún estratega en el Pentágono lo
previó. Nuestro objetivo crucial en este momento es que los informes sean objetivos e
imparciales, hasta donde sea posible, dadas las restricciones, y conservar nuestra
convicción y fe en la democracia y en los valores humanos.
Nuestras trasmisiones dejaron de salir al aire hace 10 días. Mi estación de radio fue
prohibida y la policía me detuvo. Nuestra frecuencia (92,5 MHz) es usada ahora por otras
personas, que transmiten diferentes programas y música que, para el caso, es música pop.
Hasta ese hecho marca una clara diferencia entre ellos y nosotros. Nuestro programa
todavía se mantiene vivo gracias a Internet y a una conexión vía satélite. Por cuánto
tiempo, nadie lo sabe. Los servicios de noticias de B92, disponibles en nuestro website en
serbio e inglés, reciben más de un millón de visitas por día de gente que baja nuestra
información, envía mensajes de apoyo y protesta contra los ataques aéreos de la OTAN.
Recibimos mensajes de todo el mundo, no sólo de los serbios y los norteamericanos, sino
de cada punto del globo. Están preocupados por nuestra seguridad.
La preocupación crece con cada declaración imprudente de estadistas occidentales. En su
esfuerzo por alardear sobre lo que hacen para apoyar a los medios independientes, a menudo
hacen declaraciones torpes que nos pueden herir directamente. A veces me pregunto si lo
hacen a propósito o por mera ignorancia.
Quizás a alguien ahí afuera le gustaría que nos sacaran del medio, como una prueba
final de que en Serbia sólo hay nacionalismo, incitación a la guerra y brutalidad en el
estado más puro. Cuanto más pienso en eso, más me doy cuenta de que esto se convirtió
en una consecuencia directa de la política de los Estados Unidos en los Balcanes.
Destruir y silenciar toda alternativa de voces democráticas y iniciativas de paz para
hacer de Yugoslavia un Irak europeo y un Estado paria durante los próximos 10 años. Poco
después de que nos prohibieran a nosotros, la radio independiente 021 de Novi Sad
enfrentó el mismo destino. Acabo de hablar por teléfono con el editor del Radio
Jasenica, quien me dijo que había llegado lapolicía para cerrar su estación. Su pecado
consistió en retransmitir nuestros programas de noticias, que llegaban a cientos de miles
de personas en el centro de Serbia. Pero otras 12 valientes estaciones de radio todavía
resisten la presión. Aun al escuchar esa noticia tan desalentadora, no me siento ni
indefenso ni resignado. Pienso en cómo ponerlas en la Internet, para que puedan ser
escuchadas.
Los medios que todavía se resisten al control total y directo del Estado se esfuerzan,
por el momento, en recobrar pedacitos de normalidad al divulgar imágenes de la vida
diaria; sobre abastecimiento, sobre el tráfico, sobre cómo vivir con el estrés. El
resto, por supuesto, está lleno de informes de la guerra. Nuestro fotógrafo logró tomar
una fotografía digital de un ataque de un avión de la OTAN, en el área del aeropuerto
de Batajnica. La fotografía se puede ver en nuestro site en Internet. Se puede ver un
misil al ser disparado. Pero no puedo dejar de preguntarme ¿es esto periodismo real,
profesional? ¿Cuál es el mensaje? Un joven autor, Srdjan Valjarevic, comenzó a escribir
su diario de guerra, que pusimos en nuestra página web. Siento que esto es más
importante que una fotografía de un avión volando o los informes de las agencias de
noticias. Las noticias a menudo son contradictorias y, por supuesto, difíciles de
verificar.
La guerra es un tiempo extraño, cuando la gente tiende a olvidar con facilidad. La
noticia de que alguien esté realmente vivo nunca provoca la misma sensación que los
informes previos sobre el supuesto asesinato de esa persona. Los medios occidentales
dictan este ritmo turbulento y estos valores de las noticias. Pero Yugoslavia no es Irán.
Miles de personas aquí miran regularmente las noticias extranjeras vía satélite. Las
líneas telefónicas todavía funcionan. Miles de amigos y familiares que viven en el
extranjero llaman instantáneamente para advertir a los seres queridos sobre blancos
potenciales, después de ver los informes de la CNN. Un ejemplo reciente de esto fue el
edificio del Ministerio del Interior en el corazón del Belgrado.
Puede sonar extraño, pero la gente de Sarajevo y Bosnia en general muestra la mayor
compasión y simpatía por nosotros. Estuvieron expuestos a las brutalidades de la guerra
durante tres largos años. No veo ninguna señal de triunfo ni ninguna sensación de que
se hizo justicia. Conocen demasiado bien el peligro de que la guerra se expanda más allá
de cualquier control. Los ataques de la OTAN nos enseñaron que tenemos más amigos de lo
que pensábamos, especialmente aquellos que pasaron experiencias similares. Mientras
estamos en guerra, ningún hombre entre 18 y 60 años puede abandonar el país. Un amigo
me dijo hace unos pocos días que se consideraba muy afortunado por tener 55. Me
tengo que quedar aquí sólo por cinco años más. ¿Que sucede si el límite
sube hasta los 65?, le pregunté en el mismo tono. Bueno, espero no vivir
tanto tiempo, contestó en broma.
*Veran Matic es el editor general de Radio B92 en Belgrado, la emisora
independiente más grande de Yugoslavia y la única fuente alternativa de información de
y a Serbia desde que comenzó la ofensiva de la OTAN. El 24 de marzo, la estación fue
quitada del aire por la toma de su trasmisor a las 3 a.m. del día de los primeros ataques
aéreos, y Matic fue detenido por la policía durante ocho horas. Pero las trasmisiones
continuaron vía satélite y por Internet. Finalmente, después de que Matic escribiera
este artículo, la policía llegó para cerrar por completo la estación, silenciando la
última voz independiente de Serbia. El gerente fue despedido, el equipo fue enviado a sus
casas y las oficinas selladas.
CIENTOS DE MILES HUYEN DE KOSOVO A TRES PAISES
Los refugiados aumentan hora a hora
Presionados por la limpieza étnica desatada de las tropas serbias en la
provincia de Kosovo, cientos de miles de kosovares de origen albanés huyen abandonando
sus posesiones hacia los países vecinos, en los cuales la situación se vuelve día a
día más crítica. Sólo desde el comienzo de las incursiones de la OTAN contra
Yugoslavia, el pasado 24 de marzo, han huido ahora 400.000 personas hacia Albania,
Macedonia y Montenegro, de los dos millones de personas que comprendía la población
kosovar original, según estimaciones del Alto Comisariado de Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR). Esta era la distribución confirmada de los refugiados ayer, pero el
flujo se mantiene constante y las cifras cambian hora a hora:
u Albania: más de 226.000 personas han huido hasta ahora hacia Albania, uno de los
países más pobres de Europa. Se estima que, de ellas, unas 90.000 se han congregado en
la ciudad de Kujes, en el noroeste. Sólo entre sábado y domingo pasado llegaron a
Albania 30.000 kosovares. El viernes también habían llegado allí 40.000, hasta ahora la
cifra diaria más alta desde el comienzo del éxodo.
u Macedonia: 120.000 desplazados han llegado hasta ahora a la ex república yugoslava de
Macedonia, al sur de Kosovo, según el ACNUR. Hasta el domingo había registrados 57.530,
según cifras oficiales del gobierno macedonio. Sin embargo, se estimaba que entre 50.000
y 100.000 personas estaban congregadas en las fronteras, donde las autoridades macedonias
les negaban el ingreso al país. Las autoridades de la OTAN se inquietaban especialmente
por el destino de esta masa acumulada sin abastecimiento de ninguna especie en esa
tierra de nadie. A sólo muy pocos se les permitía hoy lunes pasar las
fronteras, luego de que siete países prometieran recibir refugiados. Tal como en Albania,
la OTAN procuraba aliviar también en Macedonia el sufrimiento de los desplazados mediante
medidas de emergencia.
u Montenegro: unos 35.700 kosovares albaneses han huido hasta ahora a la república
federada yugoslava de Montenegro, cuyo único enlace ferroviario con Serbia fue dinamitado
por las tropas de paz SFOR. Se estima que otros cientos de miles de personas se hallan a
la fuga dentro de Kosovo. Unos 600.000 kosovares de origen albanés empezaron a huir hace
un año, al comienzo de la crisis. Se estima que cerca del diez por ciento de la
población comenzó a dispersarse ya antes de los ataques de la OTAN y de la ofensiva
serbia. El ACNUR teme que la totalidad de los kosovares de origen albanés acabará siendo
desplazado de su tierra.
|