Por Luciano Monteagudo
Al margen de
la competencia oficial, en la que no conviene dejar pasar las últimas exhibiciones de la
película kirguiz Beshkempir y la portuguesa Os mutantes, el Festival de Buenos Aires
ofrece hoy, fuera de concurso, un doble programa construido por el azar, pero capaz de
hablar de la actualidad política europea mucho mejor que cualquier especial de la CNN. Se
trata de Anna: 6-18, del ruso Nikita Mijalkov, y Barril de pólvora, del serbio Goran
Paskaljevic. A su manera, cada una ofrece un punto de vista muy particular: la primera
sobre el proceso político ruso, en el que Mijalkov se vislumbra como un posible candidato
al Kremlin, y la segunda sobre los atávicos conflictos internos que desangran la actual
Yugoslavia y que determinaron la ofensiva de la OTAN.
Estrenada en la Berlinale 1994, Anna: 6-18 cobra hoy una actualidad que en su momento
parecía difícil de vislumbrar, como si fuera el huevo de la serpiente de un director que
parece ansiar un poder mucho más allá de la Unión de Cineastas que preside en Moscú.
Anna tiene la particularidad de haber nacido como una home movie, una película casera que
Mijalkov comenzó sin ninguna noción demasiado precisa allá por 1979, cuando su hija
Anna cumplió seis años y se le ocurrió filmarla, haciéndole algunas preguntas muy
simples: qué desea, qué odia, a qué le tiene miedo. Año a año, Mijalkov en una
idea brillante fue repitiéndole a Anna esas mismas preguntas frente a cámara;
primero como una forma de testimoniar el crecimiento de su hija, pero después, cuando
tomó conciencia del enorme valor de su material, como una manera de dar cuenta también
de la vida de todo un pueblo en un período particularmente crítico de su historia, a
través de la historia individual de Anna.
El resultado es sin duda apasionante, en primer lugar por la espontaneidad de
las respuestas de la niña (que deja de ser espontánea a medida que se convierte en una
adolescente, y ya no puede resolver esas mismas preguntas sin pensar), pero también
porque revela una cualidad intrínseca del cine: la posibilidad de trabajar con el tiempo,
de lograr que el pasado se pueda convertir en un eterno presente. A este material tan
personal, tan íntimo, Mijalkov lo confronta con fragmentos documentales de la época y
así pasan, como si la rueda gigante de la historia comenzara a girar frenéticamente, los
rostros de Leonid Brezhnev y de sus fugaces sucesores: Andropov, Chernenko, Gorbachov y
finalmente Boris Yeltsin. El comentario en off de Mijalkov nunca deja de ser crítico
hacia sus dirigentes y también hacia su propio pueblo, porque el cineasta no concibe que
la misma gente que antes abrazaba ciegamente las consignas del Partido Comunista ahora
haya adoptado las formas más envilecidas del capitalismo.
Esta es una película contra el olvido, declaró en su momento Mijalkov en
Berlín. Pero vista hoy, Anna parece luchar contra el olvido retrotrayéndose a un pasado
anterior a la revolución misma. Nieto y bisnieto de famosos pintores, hijo de escritores
y poetas (su padre escribió la letra del himno de la URSS), Mijalkov tiene sangre azul en
sus venas, y más de un pasaje de Anna parece homenajear la Rusia zarista. Una Rusia que
acaba de volver a celebrar en su realización más reciente, El barbero de Siberia, que
antes de su presentación en el próximo Festival de Cannes le ha servido como plataforma
de lanzamiento político, según consignan los corresponsales de la prensa internacional
en Moscú. No por nada en su nueva película estrenada el mes pasado en el
Kremlin Mijalkov vuelve a ponerse delante de las cámaras, interpretando a...
Alejandro III, el penúltimo zar.
Por su parte, Barril de pólvora (o Bure Baruta, como figura en otras informaciones del
festival) da una idea cabal del grado de violencia étnica y social que anida en la
desintegración de Yugoslavia. El director serbio Goran Paskaljevic de quien aquí
en Argentina se recuerda su fábula La otra América hace pasar todo el infierno de
los Balcanes por una laberíntica noche de Belgrado, que se transforma en una pesadilla
brutal. Con rostros frecuentes en el cine de Kusturica, Barril de pólvora está
construido a la manera de un film coral, con un intenso mosaico de personajes que se
entrecruzan reconociéndose solamente en sus odios recíprocos.
(Anna se exhibe hoy a las 22 en Abasto 2 y no tiene distribución en Argentina; Barril de
pólvora se podrá ver hoy a las 19.30 en Abasto 3, y tiene estreno comercial confirmado
en el país, aún sin fecha.)
HOY SE EXHIBE ¿SABES NADAR?
Un Kaplan no-televisivo
Por Martín Pérez
Cuando esta noche Diego
Kaplan se haga presente en el Abasto para acompañar el estreno de su ópera
prima, tal vez esté más tranquilo que en Huelva, donde la exhibió por primera vez.
Aquella vez me paré en la puerta de la sala, para ver la cara de la gente que
había pagado para ver mi película, le confesó Kaplan a Página/12. Y juro
que hay algunos rostros que aún hoy los recuerdo. Director del Drácula
de Carlín Calvo (quien finalmente será reemplazado en los últimos capítulos por
Alberto de Mendoza), antes director del sexualmente confuso folletín de culto ¿Son
o se hacen? y mucho antes director de videoclips, recién a partir de aquella noche
Kaplan se sintió un auténtico director de cine. Lo que siempre quiso ser. Y de lo que
ciertamente se recibe con ¿Sabés nadar?, un trabajo pequeño y hermoso, una clase de
cine joven pero sabio, moderno pero con clase. Y ¿por qué no? mucho de
clásico.
Basado en un ajustado guión de la jovencísima Constanza Novik, el film comienza con una
sorpresiva escena entre Juan Cruz Bordeu y su madre Graciela Borges: una suerte de guiño
cómplice que refiere a todo lo que no es el film. Porque en la historia del romance
imposible entre Bordeu un chanta porteño que viaja a Mar del Plata para olvidar un
romance fallido y Leticia Bredice una camarera aspirante a estrella poco
hay del Kaplan kitsch de las series de TV. Anti-Un lugar en el mundo para la generación
televisiva, ¿Sabés nadar? es una declaración de amor al mejor cine, que regala grandes
actuaciones y una historia de ésas que merecen revisarse una y otra vez.
(¿Sabés nadar? se exhibe hoy a las 23.00 en el Abasto 5, con presencia del director.
Repite mañana a las 18.00. Se estrena en junio.)
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