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La OTAN bombardea con
más ferocidad que nunca

Aprovechando las buenas condiciones meteorológicas, la OTAN descargaba anoche la peor lluvia de fuego sobre Yugoslavia.

Comandante británico David Wilby y vocero Jamie Shea.
Estados Unidos anunció una campaña “inexorable e incesante”.

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The Guardian de Gran Bretaña
Por Richard Norton-Taylor desde Londres

t.gif (862 bytes) La aviación de la OTAN escaló ayer sus bombardeos permanentes contra Yugoslavia mientras los gobiernos aliados, que tienen profundas sospechas de las tácticas del presidente Slobodan Milosevic, reaccionaban con escepticismo a la oferta de un cese del fuego por Belgrado. Estados Unidos prometió una “inexorable e incesante” campaña aérea de la OTAN momentos después de que Belgrado dijera que un cese del fuego entraría en vigor a las 8 de anoche para honrar la Pascua ortodoxa del próximo fin de semana. Francia advirtió que la próxima ola de ataques aéreos sería la más fuerte desde el comienzo del bombardeo. El general Xavier Delcourt, subjefe de operaciones de las fuerzas armadas francesas, anunció que “con el buen tiempo que estamos teniendo y con la llegada del portaaviones norteamericano `Franklin Roosevelt’, éstas van a ser las incursiones aéreas más grandes hasta este momento”.
Previamente, más de 100 bombarderos, incluyendo Harriers británicos armados con bombas de fragmentación, fueron vistos mientras despegaban de bases aéreas en Italia, y bombarderos B 52 lo hicieron desde Fairford, en Gloucestershire. George Robertson, ministro de Defensa británico, declaró que el asalto aéreo de la OTAN estaba “golpeando centros de comando y de control, de almacenamiento de combustible y municiones, de comunicaciones y de defensa aérea, así como tanques, artillería y cuarteles”. Agregó que “estamos cortando sistemáticamente las líneas vitales de la máquina de guerra de Milosevic”. Según los medios serbios, el aeropuerto internacional Surcin y la zona militar de Batanjnica fueron blanco de los bombardeos, así como un depósito de combustible y el aeropuerto local de Pristina, el aeropuerto militar y civil y objetivos militares de Podgorica, la capital de Montenegro, y la provincia serbia norteña de Vojvodina. De acuerdo con la prensa serbia, ayer por la mañana fue destruido un tercer puente sobre el Danubio, la aviación atacó una refinería de petróleo en Novi Sad y se impactaron objetivos diversos dentro o fuera de otras cuatro ciudades o pueblos. La OTAN dijo que el cuartel general de la fuerza aérea yugoslava en Nis, cerca del aeropuerto de la ciudad, fue atacado, como lo fueron objetivos en Kosovo, incluyendo un cuartel. Según oficiales de la Alianza, la reducción de las reservas de combustible estaría limitando los movimientos del ejército, que estaría confiscando gasolina a los campesinos. Sin embargo, el Ministerio de Defensa británico admitió que las fuerzas serbias en Kosovo aún representaban una amenaza importante a la aviación aliada.
Ayer no se disponía de información actualizada sobre los ataques serbios contra los albaneses étnicos que siguen en Kosovo. El vicealmirante Sir Ian Garnett, jefe de operaciones conjuntas del Ministerio de Defensa, dijo que unidades serbias estaban barriendo a albaneses hacia Albania en el sudoeste y hacia Macedonia en el sudeste. En París, el general Delcourt afirmó que si bien la amenaza de la fuerza aérea yugoslava era “prácticamente inexistente”, las defensas antiaéreas todavía eran suficientes para amenazar a los aviones aliados que cumplen misiones tácticas de baja altura. Aunque aviones A10 norteamericanos “rompetanques” están en acción, y Estados Unidos está enviando helicópteros artillados “Apache” a Albania, algunos analistas militares dudan de su capacidad de atacar con eficacia unidades móviles serbias, que son fáciles de ocultar. “Fueron diseñados para atacar fuerzas de invasión”, recordó ayer Paul Beaver, de las publicaciones militares Jane’s.

 


 

POR LAS IMAGENES TELEVISADAS DEL EXODO KOSOVAR
Los norteamericanos quieren guerra

Por Javier Valenzuela desde Washington

t.gif (862 bytes) La reiteración en las cadenas de televisión de Estados Unidos de las imágenes de los refugiados kosovares ha conseguido su efecto: crece el apoyo a la participación de fuerzas terrestres estadounidenses en la guerra contra el régimen de Slobodan Milosevic. Según dos sondeos difundidos ayer, el 55 por ciento del público norteamericano apoya ahora esa intervención, frente al 41 por ciento que se opone. Hace una semana, las posiciones estaban repartidas al revés.
El presidente Bill Clinton insiste en que mantendrá la promesa de no implicar a soldados de EE.UU. en enfrentamientos terrestres con los yugoslavos, pero los analistas del Pentágono, al igual que políticos republicanos como John McCain, lo instan a que viole su palabra. Aunque reticentes a esta guerra, los militares y McCain creen que ahora, por patriotismo, no queda otro remedio que ganarla y que ello sólo es posible con la infantería.
Ese argumento ha provocado el cambio en la opinión, junto a las imágenes televisivas de los refugiados y la “demonización” de Milosevic que hace Clinton, al que presenta como “el mayor tirano y genocida europeo desde Hitler”. Pero persisten en el Pentágono, en muchos republicanos y en parte del público dudas sobre esta campaña. La Casa Blanca ya no cita el plan de paz de Rambouillet, pero tampoco menciona la ocupación de Kosovo, el apoyo a su independencia o el derrocamiento de Milosevic. Conseguir el regreso de los refugiados a sus hogares es ahora el fin de la guerra, según Clinton. Pero los militares, al igual que líderes republicanos como Patrick Buchanan, Dan Quayle, Lamar Alexander y Malcom Forbes, denuncian que el presidente cambia sus objetivos en función de los acontecimientos del día. Y de todos modos, se ha calculado en dos meses el tiempo necesario para amasar una cantidad de fuerzas suficiente para entrar con cierta seguridad en Kosovo.

 

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