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CABANILLAS RECONOCIO QUE REVISTO EN LA SIDE EN 1976
“Yo conocí a toda esa gente”

El comandante del Segundo Cuerpo de Ejército reconoció que tuvo responsabilidad sobre la banda de Aníbal Gordon y los “inorgánicos” de la SIDE que funcionaban en el “chupadero” Automotores Orletti.

General Eduardo Rodolfo Cabanillas, comandante del Segundo Cuerpo de Ejército.
Dijo que los detenidos en Orletti eran entregados a la Justicia. Sólo hay dos sobrevivientes argentinos.

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Por Luis Bruschtein

t.gif (862 bytes) En una entrevista publicada ayer por el diario La Mañana del Sur, de San Martín de los Andes, el general Eduardo Rodolfo Cabanillas reconoció que revistó en la SIDE entre agosto y diciembre de 1976, pero dijo que “desconocía” el secuestro del hijo y la nuera del poeta y periodista de Página/12, Juan Gelman. Cabanillas confesó que asumió en la SIDE el 16 de agosto de 1976; que la banda de Aníbal Gordon, que operaba en Automotores Orletti (OT 18), estuvo bajo su mando y que todos los secuestrados por este grupo eran interrogados por la SIDE y “puestos a disposición de la Justicia”. Marcelo Gelman, de 20 años, y su esposa María Claudia Iruretagoyena, de 19, embarazada de siete meses, fueron secuestrados por el grupo de la OT 18 el 24 de agosto de 1976. Los datos de Cabanillas confirman los del artículo que Gelman publicó en este diario el domingo pasado, en ningún momento de la entrevista aclaró cuáles son las incorrecciones de esa denuncia y, sin embargo, advirtió que iniciará una querella contra Gelman.
La denuncia de Gelman se basó en una declaración efectuada por el mismo Cabanillas ante la Justicia Militar en 1977. En estas nuevas declaraciones de ayer, el jefe del Segundo Cuerpo intenta tomar distancia de la banda de Gordon y de los agentes de la SIDE de Automotores Orletti. “Fui a trabajar junto al capitán Calmon a la SIDE, como figura en el artículo –asevera en la entrevista– y fui a trabajar con el teniente coronel Nieto Moreno en el edificio que está ubicado al lado de la Casa de Gobierno, estuve ahí hasta mediados de octubre”.
Pero más adelante reconoce que trabajaba “en todo lo que sea contrainteligencia. Se recibían en la SIDE nombres, gente que estaba trabajando con estas organizaciones defensoras de los derechos humanos (sic). A partir de ahí, los grupos operativos, llámense Jardín o Automotores Orletti, o los inorgánicos, operaban, sacaban (sic) a esta gente y la ponían a disposición de la SIDE. Luego se les tomaba declaración y se los entregaba a la Justicia. Ese era el procedimiento que yo conocía”.
O sea, describe a los blancos de los operativos como “gente que estaba trabajando con estas organizaciones defensoras de los derechos humanos” y más allá de que podría ser un furcio, es sabido que estos lapsus ponen de manifiesto parte de una realidad que no se quiere reconocer. Si las cosas hubieran funcionado según esa descripción inocente del grupo de forajidos que trabajaba en Automotores Orletti, necesariamente Cabanillas debería haber visto a Marcelo Gelman y a su esposa.
Sin embargo, el funcionamiento de Orletti también es muy conocido por la Justicia. Lo que Cabanillas describe como “interrogatorios de la SIDE” eran horribles torturas. Cuando dice que esos detenidos eran entregados a la Justicia, lo cierto es que, hasta donde se sabe, hubo sólo dos sobrevivientes de las decenas de argentinos que pasaron por ese campo clandestino de detención. El funcionamiento de esa tenebrosa dependencia de la SIDE se conoció básicamente por los testimonios del grupo de uruguayos que fueron llevados de regreso a su país.
De todas maneras, si ése era el funcionamiento que dice que conocía, Cabanillas debería mostrar los documentos donde se asentaba la entrega de esos detenidos a la Justicia, o por lo menos la existencia de alguno de ellos. En la entrevista reconoció que la OT 18 (Operaciones Tácticas 18 o Automotores Orletti) “era subsidiaria de la OT 1”, donde él se desempeñó, o sea que estaba bajo su mando. Y en la fecha que reconoce esta situación (octubre-diciembre de 1976) se ha demostrado que allí se produjeron numerosas desapariciones de uruguayos. En la jerga de la represión, los que estaban a cargo de la contrainteligencia, eran quienes marcaban los “blancos” que luego debían ser secuestrados por los “operativos”. Pero además, para hacer contrainteligencia es necesario interrogar a losdetenidos y el interrogatorio consistía en las torturas más salvajes según consta en los testimonios. “Yo no lo conocía como lo nombra él –precisó Cabanillas, por Gelman– sino por el nombre de Jardín”. Y sólo los agentes más cercanos a las operaciones se referían con ese nombre a Automotores Orletti.
“Yo he conocido a los que trabajaban ahí –continúa en sus declaraciones a La Mañana del Sur–, que no era gente orgánica de la SIDE, sino inorgánicos contratados, gente que venía trabajando desde el ‘75. Yo los he conocido a todos y en mi declaración en el año ‘77 digo lo que está publicado. No conozco a ninguno por el apellido. Había un señor que después supe que era Aníbal Gordon y que yo conocí como el coronel Silva, creía que era un cuadro retirado”. Gordon era un ex asaltante de bancos que trabajaba desde el ‘75 con la Triple A. En su declaración de 1977, Cabanillas lo llama “Aníbal” y da su nombre completo.
Aunque la defensa que hizo Cabanillas es inconsistente, aseguró que estas acusaciones forman parte de una campaña de los organismos de derechos humanos de Rosario, porque se negó a que se hiciera un museo de la memoria. El 10 de diciembre pasado, la APDH y la Comisión de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas realizaron un escrache para denunciar estos antecedentes.

 

Balza internado

El jefe del Ejército, teniente general Martín Balza, permanecerá internado en el Hospital Militar uno o dos días más y luego deberá realizar un reposo domiciliario para recuperarse de fuertes dolores en la región lumbar, según informó el director del Hospital Militar, Félix Domínguez.
El general de sanidad explicó que Balza se recupera “satisfactoriamente” de un cuadro de hernia en el disco lumbar tres y de una lumbogiatalsis, “aunque aún no camina y debe trasladarse en una silla de ruedas”. El jefe del Ejército, de 64 años, fue internado el sábado, cuando debió interrumpir el descanso de Semana Santa a raíz de fuertes dolores.

 

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